Venganzas de Juan Manuel Muñoz eran orquestadas desde Madrid

Usted está aquí

Venganzas de Juan Manuel Muñoz eran orquestadas desde Madrid

Foto: Archivo
Juan Manuel Muñoz, “el Mono”, el presunto jefe de los Zetas en Europa, ordenaba desde Madrid secuestros, desapariciones, palizas y asesinatos en Coahuila

MADRID, ESPAÑA.- Juan Manuel Muñoz, “el Mono”, el presunto jefe de los Zetas en Europa, ordenaba desde Madrid secuestros, desapariciones, palizas y asesinatos en Coahuila.

En noviembre de 2014, “el Ingeniero” recibió una llamada de sus hombres en Coahuila, en la que le informan que van a llevarse un camión tráiler en pago a unas deudas. El narco respondió a “Gordito” que se enteren quién es la mujer del deudor, que busquen donde vive y que le hagan fotos: “para asegurar el pago”.

Meses antes, el 27 de agosto, Ricky telefoneó a Muñoz y le informó que “agarraron” a uno que les robaba seis litros diarios de gasoil y que lo “corrieron” después de diez años (de trabajo) sin indemnizar. Que mandaron al Bebé y al Chido, sicarios del grupo, y “le dieron unos tablazos”.

En otra conversación, cuando informan al narco de una deuda de un millón de pesos que tiene con ellos una empresa de una tal Rebeca, madre de un tal Andrés, Muñoz ordenó: “caigan sobre la madre y díganselo a Andrés”.

Por el teléfono del “Ingeniero” se habló también desde su refugio en España de desapariciones y asesinatos.

El 29 de enero de 2015 informaron desde México a Juan Manuel Muñoz que “han agarrado al que nos robó en Mirasierra” y añadieron esta coletilla: “ya está en el bote, ya está aventeado”. La supuesta víctima, según deduce la Policía española, era un pandillero que les robaba.

El informador da la noticia al narco así; “mandé unos despachadores para que lo identificaran y ahí está, de ahí dentro uno no sale”. El “Ingeniero” se alegró”.

En otra conversación, “El Mono” ordenó a su sobrino Salomón Ayup que asesinara a una fiscal  que  colaboraba con la organización y que no les había informado de una orden de detención contra este último: “Vaya usted y la mata ahí”, ordenó.