El día que José José cenó en Café Viena, el sabor de casa en Saltillo
José José visitó Saltillo en la década de los 70. Comió en el entrañable Café Viena. Pidió la especialidad de la casa: palomas de ternera y menudo. No existe fotografía o autógrafo, pero el fundador del restaurante, René Molina de la Cruz, heredó la historia como uno de sus tesoros más preciados. Es de hecho su hijo Rolando quien reavive la leyenda con VANGUARDIA.
“El Príncipe de la Canción” habría llegado a Saltillo después de su memorable presentación en el Festival de la Canción Latina de 1970. Un personaje sin filtro. “Era un hombre muy sencillo, sin poses. Muy amable, la gente se le empezó a acercar y muy accesible el señor”, trae Rolando Molina a flote como las palabras contadas por su padre.
Café Viena fue bautizado así por mero gusto. Hoy está en manos de la viuda de Molina de la Cruz, Guadalupe Aguirre y sus hijos, Rolando y René. “El negocio se ha mantenido durante 60 años”, explica Guadalupe.
En su época de apogeo el restaurante era punto de reunión después de los bailes. Café Viena nació en el corazón de Saltillo. La calle Abbott entre Allende y Padre Flores atestiguó su crecimiento. Sobre la calle Acuña se mudó en dos ocasiones diferentes. Desde abril de 1990 hasta la fecha se emplaza en Presidente Cárdenas con el número 241.
El Café Viena está instalado en época por dentro y fuera. “No remodelamos el Viena porque sería tirarlo. Habría que cerrar, la clientela se nos va y ellos no quieren irse”, revela Guadalupe Aguirre. Apenas se cruza la entrada, dan la bienvenida los manteles de tela colorida contrastantes entre los decorativos sobrios.
Invitamos a la mesa al historiador saltillense Carlos Recio Dávila, para testificar las magias añejas del Café Viena. De manera fresca recuerda su primera asistencia, fue durante su infancia, en los 60. “Cuando había pocos restaurantes en Saltillo, era todo un acontecimiento ir a un restaurante. Café Viena era y sigue siendo de los más importantes y tradicionales”, comparte Carlos.
Es imposible escaparse de las sensaciones que emana el lugar. “Me bombardean las imágenes como de un Saltillo en el que el tiempo parece no haber pasado”, externa Carlos Recio.
Durante nuestra visita al Viena nos topamos con dos fieles del lugar. En su juventud, los hermanos Juan Manuel y Fernando Herrera tenían una cita con el menudo después del baile, pasadas las tres de la mañana. Ahora van al Viena cuando menos dos veces por semana. De sus favoritos, el puchero o caldo de res. “Seguir comiendo sabroso. Nos reciben como en casa, nos sentimos en casa”, sentencian los Herrera, hoy encaminados a la vejez.
En Café Viena se trabaja sin excepción. De lunes a domingo de 08:00 de la mañana a 12:00 de la noche. Sus clientes dan garantía de que la tradición es sinónimo de buen sabor. Aunque las nuevas generaciones pueden no verse tan atraídas por la esencia envolvente de Café Viena, la fidelidad de sus clientes de antaño perdura tanto como su fachada noventera.
Desde su fundación, el restaurante ha sido punto de reunión de políticos, artistas y amantes a las corridas de toros.
Colaboradores del Café Viena están inmersos en una misma filosofía: el servicio y calidez son claves para hacer sentir a sus comensales como el mismo “Príncipe de la Canción”. Incluso si se trata del mismo plato que deleitó: palomas de ternera. Tortillita de harina, carne de ternera bien sazonada acompañada de salsa, aguacate y ensalada.
La señora Guadalupe Aguirre los invita a probarlo, a darse cuenta que por mucho que Saltillo crezca y cambie, siempre habrá un lugar listo para recibirlos con el sabor de casa. “Estamos esperándolos con los brazos abiertos”.
¿Lo sabía?
En sus inicios Café Viena vendía la taza de café en cinco pesos.
Historia
Café Viena fue fundado en 1959 en la calle Abbott, por su propietario René Molina de la Cruz, donde atendió a los saltillenses por 25 años.
Luego fue trasladado a la calle Manuel Acuña No. 519, bajando Aldama.
Posteriormente en la misma calle, pero en el número 725, bajando Lerdo.
En la actualidad se ubica en Presidente Cárdenas 241 (desde 1990).
En sus primeros 26 años dio servicio las 24 horas del día.