Impeachment, o quítenle la Presidencia a Trump

¿Puede el Comandante en Jefe de Estados Unidos acordar con mandatarios extranjeros su participación en las elecciones norteamericanos, sin aparecer como traidor?
[Trump] está preparando una ofensiva muy fuerte [incluso ruin] contra Biden. Lo que dicen algunos analistas es que estará metiéndose con la familia del ex vicepresidente, específicamente con su hijo Hunter Biden, que fue dado de baja del Ejército por dar positivo en uso de cocaína”.
Héctor Diego Medina Basave internacionalista

El tema está en todos lados en el ámbito de la política internacional: Donald Trump, el Presidente republicano de la nación más poderosa del mundo, corre el riesgo de ser destituido de la Casa Blanca… y todo por una denuncia anónima.

Pero ¿cómo un señalamiento sin nombre ni rostro puede tambalear en su cargo al mandatario de Estados Unidos?

Le diremos que en la jerga internacional, este tipo de asuntos es conocido como impeachment.

Pero, ¿qué significa este concepto y de dónde viene? ¿Cómo, cuándo y dónde empezó este escándalo? ¿Existen antecedentes de esta figura en Estados Unidos? ¿Es real la posibilidad de que se concrete la destitución de Trump? ¿Cuál es el estatus actual de esta situación? Veamos…

De entrada, el impeachment es una voz inglesa, que desde el punto de vista semántico se puede traducir al español como “destitución” o “impugnación”, pero que en el contexto de la política norteamericana es donde adquiere su real impacto, pues esta voz implica la posibilidad de que se concrete un juicio político que se lleva a cabo en el Congreso norteamericano, en este caso, contra el Presidente, y contra otros funcionarios públicos.

ASUNTO VA EN SERIO

Y el caso no es cosa menor, pues este procedimiento está contemplado en la Constitución de Estados Unidos.

En el Artículo 2, sección 4 de la Ley Suprema de ese país, se puede leer textualmente que “El Presidente, el Vicepresidente y todos los funcionarios civiles de los Estados Unidos serán separados de sus cargos al ser acusados y declarados culpables en Juicio Político, de traición, cohecho u otros delitos y faltas graves”.

Es decir, de entrada, el asunto es preocupante para Trump, pues está enfrentando un asunto que está inserto en la Constitución de su nación.

Y tan en serio va, que el Congreso anunció el 24 de septiembre pasado el inicio de las investigaciones para determinar si hay los elementos necesarios para llevar al Presidente a juicio político.

Ese día, la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso, la demócrata Nancy Pelosi, fiera opositora de Trump, anunció el inicio de las indagatorias para iniciar los trámites de destitución o impeachment del Presidente.

“El Presidente debe rendir cuentas. Nadie está encima de la ley”, expresó Pelosi, según dio cuenta la prensa internacional.

La legisladora acusó a Trump de “violar la ley y traicionar su juramento de fidelidad a la Constitución al haber utilizado sus poderes para presionar a un gobierno extranjero, Ucrania, para investigar a un adversario político (Joe Biden)”, reportó el periódico catalán La Vanguardia.

¿CÓMO EMPEZÓ TODO?

El inicio de este asunto que mantiene en vilo a los estadounidenses y a la política mundial puede ser ubicado el 9 de septiembre, cuando Michael Atkinson, funcionario de inteligencia norteamericano, se comunicó con el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes.

En el comunicado se reveló que se había recibido una queja a través del protocolo para denuncias anónimas, pero que se sabía que provenía de un miembro de los servicios de inteligencia y que involucraba a Trump o a un líder extranjero.

El denunciante anónimo (que, toda proporción guardada, recuerda a “Garganta Profunda” en el caso Watergate), expresó en su denuncia su preocupación por el caso.

Atkinson, quien es el inspector general de la Comunidad de Inteligencia, y quien recibió la queja inicial, envió el 17 de septiembre otro comunicado a la Cámara de Representantes, en el que señalaba que el área jurídica de la Dirección Nacional de Inteligencia había determinado que el asunto no era de su jurisdicción y, por ende, no se informaría al Congreso, aunque señalaba que no estaba de acuerdo con que no se informara al Legislativo.

Sin embargo, el asunto ya había detonado: empezaron las filtraciones a la prensa norteamericana, que se avocó al caso y, primero, citando fuentes anónimas, manejaron diversas versiones: que la queja involucraba al Presidente, luego que tenía que ver con un mandatario de otro país y también que se trataba de algo relacionado con Ucrania.

Finalmente, el periódico español El País cita que, “el viernes 20 (de septiembre), The Wall Street Journal conecta todos los puntos y afirma con rotundidad que Trump presionó a Zelenski (presidente de Ucrania) para que investigara al hijo de (Joe) Biden y que eso fue lo que motivó la denuncia interna de un espía a sus jefes”.

La presión fue ejercida a Ucrania por el propio Trump y a través de Rudolph Guiliani. Al escándalo ya se le ha dado por llamar, ¿cómo no?, “Ucragate”.

Impacto en México

>> Que el Presidente de EU sea enjuiciado podría afectar la relación de México con su vecino y principal socio comercial.

>> Y es que, aunque en noviembre de 2018, los presidentes de los socios del T-MEC o Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, ya firmaron el acuerdo, falta que sea ratificado por los Senadores de los tres países.

>> La alerta surge porque no es remoto que, concentrados como estarán los legisladores norteamericanos en el proceso del impeachment para defenestrar a Donald Trump, enlisten la discusión y el eventual aval del T-MEC, detrás del juicio político al Presidente, al grado que su aprobación podría concretarse en 2020. Es un escenario.

Una cosa está clara: no es suficiente odiar a un Presidente y no estar de acuerdo con él, incluso en los aspectos más importantes de la Constitución [para realizar un juicio político]”.
Jonathan Turley, profesor de Derecho de la Universidad George Washington

Inicia carrera rumbo a la elección presidencial

Antes de llegar a las urnas y correr más riesgos, Trump y su contendiente demócrata buscarán sacar al otro del camino     

Conocida ya en forma la queja por la actuación de los colaboradores más cercanos al Presidente, y cómo se involucraba al propio Donald Trump y a otros altos funcionarios, como Rudolph Guiliani, los detalles de la misma y las pruebas que la respaldaban empezaron a manejarse públicamente en cascada, a partir del 20 de septiembre.

De acuerdo a los medios norteamericanos, que han ido armando este rompecabezas, el 25 de julio pasado Trump telefoneó al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, a quien expresamente le solicitó que investigara un supuesto caso de corrupción en ese país y en el que, aseguró, se encuentra involucrado Hunter Biden.

Adicionalmente, Trump le dijo al mandatario ucraniano que contactara a Giuliani y a William Barr, Fiscal General de Estados Unidos, para que se pusiera de acuerdo con ellos.

Esos datos fueron precisamente lo que el informante anónimo había aportado y que iniciaron esta novela política.

La presión mediática llevó a Giuliani, el 20 de septiembre, a admitir, en un programa de televisión de la cadena CNN, que había solicitado al mandatario ucraniano que investigara al hijo de Biden, lo que a la postre derivó en el anuncio de Pelosi de que la Cámara iniciaría una investigación para iniciar un juicio político a Trump.

El 24 de septiembre Pelosi hizo el anuncio del inicio de la investigación y el miércoles 25 la Casa Blanca hace pública la transcripción de la famosa llamada entre Trump y Zelenski, en la que todo se confirma.

 ANTECEDENTES

Cabe señalar que no es la primera vez que Trump se ve amenazado por un juicio político; de hecho, en la historia de Estados Unidos dos Presidentes han sido sometidos a esta figura constitucional, aunque ninguno de los dos prosperó.

En el caso de Trump, ya se había señalado la posibilidad de enjuiciarlo, primero tras ser acusado en 2017 de revelar información clasificada a diplomáticos rusos; luego, en 2018, por presuntamente haber comprado el silencio de dos mujeres con las que supuestamente tuvo relaciones extramaritales. Ninguna de las dos acusaciones derivó en un juicio político.

Sin embargo, la historia registra casos en los que sí se ha iniciado un enjuiciamiento político a dos presidentes: Bill Clinton y Andrew Jhonson, aunque en ninguno de los dos asuntos prosperó la acusación.

El más reciente fue el de Clinton, en 1998, cuando trascendió su relación con la becaria Mónica Lewinsky, de quien el presidente admitió haber recibo sexo oral en las propias oficinas de la Casa Blanca.

En diciembre de 1998 la Cámara de Representantes votó 228 a 206 a favor de enjuiciar a Clinton por perjurio; sin embargo, cuando el caso llegó al Senado, instancia que se encarga de declarar o no la culpabilidad, no se consiguieron las dos terceras partes de los votos requeridos para la destitución del Presidente.

El único otro presidente norteamericano llevado a juicio político fue Andrew Johnson, en 1868, pero el Senado lo absolvió, aunque por un solo voto.

Un tercer presidente que también estuvo en la mira del Poder Legislativo, fue Richard Nixon, por el escándalo Watergate; sin embargo, ante de que se le enjuiciara dimitió el cargo, en agosto de 1974.

EL PROCEDIMIENTO

El procedimiento del juicio político de un presidente de Estados Unidos debe ser iniciado por la Cámara de Representantes, que requiere de una mayoría simple para iniciarse.

Actualmente, en la Cámara la mayoría es demócrata; es decir, contraria a Trump. Está compuesta 433 miembros, aunque hay dos vacantes: 235 demócratas, 197 republicanos y un independiente.

Esto significa que, para dar luz verde a un juicio político contra Trump, bastarían unos 217 votos a favor.

Sin embargo, de aprobarse, el juicio se llevaría a cabo en el Senado, donde se requieren las dos terceras partes de los votos para destituir al presidente. En esta instancia, la mayoría la tienen los republicanos, el partido del Presidente.

En el Senado hay 100 miembros, 53 republicanos, 45 demócratas y dos independientes.

Eso significa que para una eventual destitución de Trump, lo que nunca se ha dado para un Presidente, se requieren mínimo 67 votos a favor.

¿HAY POSIBILIDADES DE DESTITUIR A TRUMP?

Un artículo de la BBC de Londres estima que es técnica y teóricamente posible destituir a Trump en el contexto actual, aunque en la práctica, es muy improbable que se logre.

Según el profesor Jonathan Turley, profesor de Derecho de la Universidad George Washington, “la Cámara de Representantes necesita solo una mayoría simple”. Esto es un 51 por ciento.

“Una Cámara de Representantes controlada por los demócratas puede sin duda acusar a un presidente, si puede presentar (cargos por) delitos graves o menores”, describe Turley.

Sin embargo, para que el proceso se cumpla, el Senado necesita una “super mayoría”, y esto es un 67 por ciento de demócratas.

“Es poco probable que el presidente Trump pueda ser condenado en un Senado con mayoría republicana cuando necesitas una 'super mayoría”, dice Turley.

“Una cosa está clara: no es suficiente odiar a un presidente y no estar de acuerdo con él, incluso en los aspectos más importantes de la Constitución (para realizar un juicio político)”, señaló.

CONTEXTO POLÍTICO EN ESTADOS UNIDOS

Como contexto político, vale la pena señalar que Joe Biden, quien fuera vicepresidente en el mandato de Barack Obama y a quien Trump pidió investigar, es un destacado miembro del Partido Demócrata, del que probablemente, será su candidato presidencial en las elecciones del martes 3 de noviembre de 2020.

Pero no sólo eso, pues analistas políticos norteamericanos e internacionales le ven reales posibilidades de derrotar a Trump, quien buscará la reelección.

De ahí puede explicarse por qué Trump está interesado en “golpetearlo” políticamente para debilitar su posible candidatura. Sin embargo, todo indica que el asunto se le salió de control al actual Presidente.

¿SE VEÍA VENIR?

Para cerrar, llamó la atención que algunos periodistas ya anticipaban exactamente lo que se está viviendo con este escándalo político.

El 9 de mayo de 2019, el columnista de Milenio, Héctor Diego Medina Basave, adelantó lo que ahora está sucediendo.

Con una colaboración titulada “¿Trump Vs. Biden?”, Medina Basave inicia preguntándose ¿quién podrá ganarle a Trump? y él mismo señala que la respuesta más frecuente es: Joe Biden.

Asegura que en la Casa Blanca le tienen más miedo a Biden que a otro posible candidato, por lo que “hay nerviosismo en la campaña del magnate desde que Biden hizo oficial su candidatura”.

En su colaboración, Medina Basave asegura que Trump “está preparando una ofensiva muy fuerte (incluso ruin) contra Biden. Lo que dicen algunos analistas es que estará metiéndose con la familia del ex vicepresidente, específicamente con su hijo Hunter Biden, que fue dado de baja del Ejército por dar positivo en uso de cocaína”.

Continúa al señalar que “se va a poner fea la campaña y ante las reclamaciones que surgirán, Trump seguramente dirá que también se han metido con sus hijos, por lo que no tendrá remordimiento alguno. Por ahí van a llegar los trancazos”.