Cooperación, el verdadero antídoto contra el COVID-19
Muchas personas culpan a la globalización de la epidemia de coronavirus y proponen medidas extremas para combatirla como cerrar fronteras, reducir el comercio, etcétera; sin embargo, las epidemias han causado la muerte de millones de personas desde mucho antes de la globalización, señaló el historiador israelí, Yuval Noah Harari.
El autor de “De animales a dioses”, recordó que en el siglo 14, por ejemplo, no había aviones ni cruceros y esto no impidió que la peste negra se extendiera de Asia Oriental a Europa Occidental en poco más de una década, y en ese lapso provocó la muerte de 75 a 200 millones de personas, más de una cuarta parte de la población de Eurasia.
Si bien, la humanidad se ha vuelto cada vez más vulnerable a las epidemias debido a una combinación de crecimiento poblacional y mejoras en el transporte, la incidencia e impacto de las epidemias ha disminuido considerablemente.
Esto se debe a que la mejor defensa que los humanos tienen contra los patógenos no es el aislamiento, sino la información. Y mientras los patógenos evolucionan mediante mutaciones ciegas, los médicos se basan en el análisis científico de la información.
En un artículo publicado el pasado 15 de marzo en la revista “Time”, titulado “En la batalla contra el coronavirus hace falta liderazgo a nivel mundial”, Noah Harari, destaca que durante el siglo pasado, la comunidad científica, médica y de enfermería de todo el mundo reunió información, y juntos lograron entender tanto el mecanismo detrás de las epidemias como los medios para contrarrestarlas.
“La teoría de la evolución explicó cómo y por qué surgen enfermedades nuevas y las viejas se vuelven más virulentas. La genética permitió a los científicos espiar el manual de instrucciones de los patógenos.
“Mientras que nuestros antepasados de la Edad Media nunca descubrieron qué causó la peste negra, a la comunidad científica le llevó sólo dos semanas identificar el nuevo coronavirus, secuenciar su genoma y desarrollar una prueba confiable para identificar a las personas infectadas”, expuso.
Una vez que los científicos entendieron la causa de las epidemias, fue mucho más fácil combatirlas. Las vacunas, los antibióticos y los avances en higiene y en infraestructura médica le han dado a la humanidad grandes ventajas sobre sus depredadores invisibles.
En 1967, la viruela infectó a 15 millones de personas y mató a 2 millones, pero en la década siguiente, una campaña mundial de vacunación contra la viruela tuvo tanto éxito que en 1979 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la humanidad había ganado, y que la viruela había sido completamente erradicada.
¿Qué enseña la historia sobre la epidemia de coronavirus?
1. Primero, “enseña que si queremos protegernos no tiene sentido cerrar permanentemente nuestras fronteras. Para que el aislamiento lograra protegernos, no es suficiente volver a la Edad Media. Tendríamos que volver a la Edad de Piedra, pero… ¿Podemos hacer eso?”
2. “La historia indica que la verdadera protección proviene de compartir información científica fiable, y de la solidaridad mundial”. Cuando un país se ve afectado por una epidemia, debe estar dispuesto a compartir honestamente la información sobre el brote sin temor a una catástrofe económica, mientras que otros países deben poder confiar en esa información y estar dispuestos a tender una mano amiga en lugar de condenar y marginar a la víctima.
“Siguiendo el ejemplo anterior, la humanidad logró derrotar al virus de la viruela porque todas las personas de todos los países fueron vacunadas contra la viruela. Si un solo país no hubiera cooperado en vacunar a su población, podría haber puesto en riesgo a toda la humanidad, porque mientras el virus de la viruela existiera y evolucionara en algún lugar, siempre podría volver a propagarse por todas partes. Y esto se debe a que los virus evolucionan”.
3. En la lucha contra los virus, la humanidad necesita vigilar de cerca las fronteras. Pero no las fronteras entre países. Más bien, necesita vigilar la frontera entre el mundo humano y la esfera de los virus. Y aunque la humanidad ha fortificado esta frontera como nunca antes, aún hay cientos de millones de personas en todo el mundo que carecen incluso de los servicios más básicos de salud. Esto nos pone a todos en peligro.
4. Para derrotar la epidemia, la gente necesita confiar en los expertos científicos, los ciudadanos necesitan confiar en las autoridades públicas y los países necesitan confiar unos en otros. En los últimos años, muchos políticos irresponsables han socavado deliberadamente la confianza en la ciencia, en las autoridades públicas y en la cooperación internacional.
“Si esta epidemia resulta en una mayor desunión y desconfianza entre los humanos, le estamos cediendo la victoria al virus”, aseveró el israelí. Cuando los humanos se pelean, los virus se duplican. Por el contrario, si la epidemia da lugar a una mayor cooperación mundial, será una victoria no sólo contra el coronavirus, sino contra todos los patógenos futuros.
Y en México, científicos piden plan frente al Covid-19
La experiencia internacional nos alerta sobre lo rápido que la enfermedad ocasionada por el coronavirus puede escalar, por lo que necesitamos que el Consejo de Salubridad General (CSG) estructure un plan de acción para enfrentar esta enfermedad, conminó Marcia Hiriart, vocera de la Red de científicos ProCienciaMx.
El Consejo de Salubridad General (CSG) es el máximo órgano de decisión en el sector salud que depende directamente del Presidente de la República y está compuesto por las Secretarías de Salud, (Salud) Hacienda y Crédito Público (SHCP), Desarrollo Social (Sedesol), Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Economía (SE); Agricultura y Desarrollo Rural (Agricultura), Pesca y Alimentación (Sagar), Comunicaciones y Transportes (SCT), y Educación Pública (SEP).
También participan el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la Academia Nacional de Medicina de México, A. C., la Academia Mexicana de Cirugía y el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cabe señalar que la CSG tiene igualmente, el respaldo de vocales auxiliares que podrían asesorarlo como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, A. C. (ANUIES).
“Es un gran acierto que el Consejo esté compuesto por distintas secretarías porque desde la diversidad de actores se pueden atender la diversidad de problemas que puede ocasionar el Covid-19. Por ejemplo, se pueden definir cuáles son las acciones que se deben de tomar en relación al transporte, o incluso puede definir qué es lo que va pasar con las personas que necesitan estar aislados y no tienen un ingreso económico”, comentó en entrevista la investigadora del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.
Desde hace varios días, integrantes del sector político plantearon la necesidad de la intervención del CSG para hacer frente a la pandemia de COVID-19, incluida la Red ProCienciaMx, quien publicó un comunicado para llamar a las autoridades a convocar al Consejo de Salubridad General, que afortunadamente, ya sesionó.
De acuerdo con la Constitución Mexicana, el Consejo de Salubridad General es el órgano que debería tomar las decisiones para enfrentar esta situación y declarar el estado de emergencia en salud, advirtió la Red ProCienciaMx en un comunicado.
“México tiene una población mucho más grande que los países de Europa, sus características demográficas son distintas, por ejemplo, en nuestro País hay muchas personas que ni siquiera pueden tener acceso al agua potable, ¿cómo podrán cumplir con las normas mínimas de prevención?”, puntualizó la doctora Hiriart.
“ProCienciaMx”, explicó, “es una red de científicos, dentro los que se encuentran especialistas en biomedicina y podemos aportar hoy o posteriormente en momentos más críticos, pero sí necesitamos una estrategia de acción, pues hasta ahora no hemos visto una estrategia clara que tome en cuenta las características del virus en otros países”.
La especialista destacó que la evidencia mundial indica que las diferencias apenas perceptibles en las mediciones iniciales tienen consecuencias enormes en el desarrollo de una epidemia. Por eso es imprescindible procurar el examen científico riguroso y la triangulación de datos clínicos, de laboratorio y demoscópicos.
(Con información de FCCyT y Time.)