¿Cómo debe planearse una ciudad? El IMPLAN sigue sin plan

Debería orientar el crecimiento armónico y eficiente de Saltillo, pero las huellas de su trabajo no se ven
Foto: Especial
¿Cómo debería funcionar un Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) efectivo?, ¿cuáles tienen ser sus características ideales?, ¿puede un proyecto bien desarrollado y ejecutado, mejorar la calidad de vida en una ciudad?
 
Experto en movilidad urbana, autoridad en desarrollo sustentable y empresario del transporte urbano inteligente, Onésimo Flores Dewey, comparte con VANGUARDIA lo que a su juicio debe caracterizar el trabajo de un IMPLAN realmente efectivo.
 
Flores Dewey aclara que no puede afirmar si el IMPLAN de Saltillo está cumpliendo o no su labor, pero sí comparte cuáles son los parámetros de lo que debe ser un instituto de este tipo verdaderamente útil.
 
El saltillense, fundador de Jetty, compañía de transporte colectivo privado que opera con éxito en la Ciudad de México -donde conviven diariamente casi 20 millones de habitantes-; comenta que, de inicio, se debe tratar de mediar entre dos extremos de cómo construir una ciudad.
 
“En un extremo hay ciudades donde todas las decisiones se toman a partir de intereses políticos”, advierte, “en ese extremo sería una ciudad en la que los propietarios de bienes raíces, los transportistas, los intereses creados que existen en la ciudad, van ajustando la forma de la misma para intereses muy particulares, y utilizan las estructuras políticas para sacar raja”.
 
“En el otro extremo”, añade, “hay ciudades donde se ‘sobretecnifica’ la toma de decisiones y las ciudades crecen de una manera poco democrática, en la que los ciudadanos tienen pocos espacios para incidir en la manera en que crece su ciudad, entonces, con un disfraz de técnicos, se legitiman decisiones tomadas”.
 
Graduado y trabajador en las áreas de desarrollo urbano en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de diseño y planeación urbanística en Harvard, Flores considera que una oficina de planeación productiva debería de mediar entre estos dos extremos.
 
Subraya que se trata del organismo que produce el material técnico para poder tener discusiones informadas sobre la forma en la que crece una ciudad.
 
“En un buen instituto de planeación hay un trabajo de análisis técnico, de prospectiva para que el Alcalde, el Cabildo y los diferentes grupos y foros de participación ciudadana puedan tener una discusión informada”, destaca.
 
En otras palabras: es muy común que las discusiones de cómo debe crecer la ciudad se atoran, pues cada quien está jalando agua para su molino.
 
Onésimo Flores Dewey esbozó un perfil con una serie de puntos inherentes a todo instituto de planeación, para acercarlo a la constitución de un IMPLAN ideal.
 
Adicionalmente, VANGUARDIA consultó la normatividad del IMPLAN Saltillo para definir si sus ordenamientos se cumplen por parte del organismo que “cuida” el crecimiento ordenado de la capital de Coahuila.
 
> Ideal. Debe tener “dientes”.
 
> Realidad. En su Acuerdo de Creación no se contempla que el IMPLAN de Saltillo deba darle el visto bueno a un proyecto u obra para que se lleve a cabo. Su labor se limita a solamente ser propositivo y depende cien por ciento de decisiones políticas del Alcalde en turno.
 
> Estatus. Incumplido.
En ese sentido, Flores Dewey señala que uno de los ejemplos que más le gusta dar cuando habla de institutos exitosos es el Instituto Metropolitano de Planeación de Guadalajara.
 
“En el caso de Guadalajara no hay ningún centavo del Fondo Metropolitano que se puede ejercer sin que los proyectos estén previamente autorizados por el Instituto Metropolitano de Planeación, y entonces eso es lo que hace que tengas un instituto verdaderamente empoderado”, explica.
 
“Por ejemplo, si llega el Alcalde de Tlaquepaque, por decirte algo, y dice que quiere meter banquetas aquí o allá, el Instituto le puede decir: ‘Pues eso está muy bien, nada más que tu propuesta tiene que pasar por un proceso de evaluación técnica y que haga fila, porque la urgencia en la metrópoli es modernizar el sistema de alumbrado’, por ejemplo; entonces ahí sí es un instituto que tiene dientes”, añade.
 
Califica como clave esta característica, pues los “dientes” son importantes para fortalecer un instituto de planeación.
 
“Yo creo que la parte de dientes, la parte de autoridad sobre el ejercicio de los recursos federales que llegan a la metrópoli, es un punto clave para fortalecer a los institutos de planeación”, destaca.
 
“¿Qué es lo que pasa (cuando no hay empoderamiento)?”, cuestiona, “que el director del instituto de planeación puede decir misa, pero no le hacen caso, y el día en que lo que proponga se contrapuntee con los intereses políticos que sostienen a los alcaldes, pues, ¿adivina quién gana?”, cuestiona.
 
> Ideal. Debe tener visión metropolitana.
 
> Realidad. La actuación de IMPLAN, según su normatividad, se reduce a Saltillo.
 
> Estatus. Incumplido.
 
Para el especialista, una visión integral de un instituto de planeación también es fundamental, y volvió a referirse al Instituto Metropolitano de Guadalajara.
“Otra diferencia importante con el instituto en Saltillo, es que en el caso de Guadalajara es un instituto metropolitano, que obliga los alcaldes, a los cabildos de la metrópoli, a tener una visión metropolitana de los problemas que cruzan fronteras municipales, por ejemplo la Policía, la recolección de basura, etcétera, y eso yo no veo que suceda en Saltillo”, indica.
Onésimo Flores Dewey, fundador de ‘Jetty’, experto en movilidad urbana.
En Saltillo es muy triste descubrir que no tiene un buen diagnóstico de sus necesidades de infraestructura”.No tenemos una buena política de usos de suelo. La ciudad se está desparramando a niveles alarmantes”.
Onésimo Flores Dewey, especialista.
El IMPLAN sigue sin plan
 
¿QUÉ ES?
 
El IMPLAN Saltillo es un instrumento del Ayuntamiento que ayuda en la toma de decisiones para el desarrollo de la capital de Coahuila, investigando, realizando estudios y preparando proyectos estratégicos municipales que requieren continuidad a través de acciones como las siguientes:
 
1Establecer la profesionalización en los procesos de planeación de mediano y largo plazo.
 
2Auxiliar a la Alcaldía en materia de desarrollo urbano, ambiental, económico y social.
 
3Proponer los instrumentos de planeación para generar un crecimiento municipal integral.
 
4Elaborar, evaluar, adquirir, y proponer al Ayuntamiento iniciativas o reformas a los Planes de Gobierno, así como la actualización y contratación de servicios cuando así lo requieran.
 
5Crear, actualizar y administrar el banco municipal de información de estadística básica.
 
6Generar los instrumentos de investigación estadística y de actualización cartográfica.
 
7Evaluar el impacto de las acciones de Gobierno Municipal y el desarrollo del Municipio.
 
8Realizar los actos y operaciones necesarios para la consecución del objetivo del Instituto.
‘El ser’ y ‘el deber ser’ en planeación urbana
 
Los estudios y proyectos preparados en el Municipio requieren continuidad a través de varias acciones
 
La teoría –“el deber ser”– indica que el IMPLAN, actualmente dirigido por Ariel Humberto Domínguez Coutiño, es un organismo de la Presidencia Municipal de Saltillo que ayuda en la toma de decisiones para que la ciudad tenga un crecimiento ordenado, productivo, pero también sustentable.
 
Sin embargo, la terca realidad –“el ser”– parece obstaculizar el trabajo del IMPLAN, pues tiene cabos sueltos que le impiden ser un eficiente instrumento que respalde a la Alcaldía de la capital coahuilense.
 
> Ideal. Debe tener autoridad presupuestaria.
 
> Realidad. Su normatividad señala que la asignación presupuestal será la que fije anualmente el Ayuntamiento, la cual debe ser de cuando menos el 0.5% del Presupuesto de Egresos del Municipio, aunque también contempla ingresos propios por prestación de servicios técnicos.
 
> Estatus. Incumplido.
 
Es también importante, explica Flores, que los institutos de este tipo puedan incidir en el presupuesto que se asigna a la Presidencia Municipal.
 
“Yo cuando hablo de presupuesto, principalmente estoy hablando de la capacidad que tenga el instituto de planeación para decidir sobre el presupuesto municipal; o sea, no necesariamente que tenga su propio personal y su propio edificio, eso es otro tema.
 
“Pero realmente a lo que me refiero es que si el Alcalde quiere construir un Biblioparque, ese proyecto debe de estar en la cartera de proyectos que previamente se revisó y se evalúa en el instituto de planeación”, estima.
 
Sobre el presupuesto operativo, el que directamente ejerce el IMPLAN Saltillo, que es de 11.5 millones de pesos al año, autoridad en desarrollo sustentable, opina que “las prioridades se reflejan en el presupuesto”.
 
“La planeación habitualmente no ha recibido el énfasis o la importancia que merece”, declara, “en una ciudad como Saltillo, por ejemplo, es muy triste descubrir que no tiene una ‘encuesta origen-destino’, que no tiene un buen diagnóstico de sus necesidades de movilidad y de infraestructura.
 
Que no tiene proyecciones certeras sobre los diferentes escenarios que pueda haber de crecimiento de población, y ese tipo de análisis cuestan dinero, y el IMPLAN debería tener el presupuesto y las herramientas para poder contratar consultores de clase mundial para desarrollar las capacidades de su equipo, la capacidad de atraer talentos jóvenes, de gente bien preparada que pueda aportar en estas discusiones”.
Ariel Humberto Domínguez Coutiño, director del IMPLAN.
> Ideal. Debe tener autonomía política y no estar atado a periodos de alcaldes.
 
> Realidad. El director general del Instituto será nombrado por la Junta de Gobierno a propuesta presentada por el Presidente Municipal. Si el candidato es rechazado por la Junta de Gobierno, el Presidente Municipal deberá proponer a otro candidato. El director general durará en su encargo tres años con posibilidad de ser ratificado, señala su Acuerdo de Creación, lo que lo hace depender de los periodos de los presidentes municipales.
 
> Estatus. Incumplido
 
Autonomía política es otra de las “virtudes” ideales que debe tener un real instituto de planeación. El hecho de que un instituto de planeación sea independiente políticamente, puede forzar a los alcaldes a ver a los proyectos de manera continuada, y no solo como de una administración “porque cada alcalde llega con sus ocurrencias, con sus propias ideas y su agenda, pero lo que debería de ocurrir es que el IMPLAN debería de ser el órgano que fuerce a la administración pública para tener una visión de largo plazo”.
 
“A que le apueste por proyectos transexenales, transalcaldías”, agrega “que logre convencer a las autoridades políticas del Ayuntamiento de que no porque no vaya a alcanzar a inaugurar o a ver los beneficios de ciertos proyectos, no por eso ese proyecto no es deseable”.
 
> Ideal. Debe tener solidez técnica.
 
> Realidad. Su normatividad contempla que el personal que se requiera para la consecución de los fines del Instituto, será seleccionado y contratado por un perfil administrativo y no técnico, con la previa autorización del director general, lo que hace el proceso dependiente de la opinión “en lo oscurito” del Alcalde en turno.
 
> Estatus. Incumplido.
 
En el aspecto técnico, Flores Dewey citó algunas carencias que, a su juicio, no ha cubierto el IMPLAN de Saltillo: hay institutos, considera, que se crean disfrazados de organismos técnicos, pero, por ejemplo, sin autoridad, ni presupuesto, para hacer valer o para hacerse escuchar, y entonces sirve nada más como un sello de aprobación para decisiones que se toman de forma no técnica. Yo creo que en muchas ciudades eso pasa.
 
“No es posible que los mejores de diagnósticos sobre el déficit de vivienda que hay en Saltillo no los tenga el IMPLAN, sino que los tengan los desarrolladores y el Infonavit, que finalmente tienen interés de que se construyan casas de cierto tipo”.
 
“No es posible”, recalca, “que ahora que estuve en Saltillo, pude constatar los crecientes niveles de congestión vehicular que existen en la ciudad, y el deterioro que tiene el sistema de transporte público, y realmente yo no he visto ningún diagnóstico técnico, sólido, profesional que tenga el IMPLAN”.
 
Subraya que tampoco ha visto claramente articuladas cuáles son las metas del Ayuntamiento en la materia.
 
“Yo creo que no tenemos en Saltillo una buena política de usos de suelo”, dijo, “la ciudad está perdiendo densidad, se está desparramando a niveles alarmantes y eso hace que el costo de la progresión de servicios públicos per cápita tienda a incrementarse”.
 
“O sea no es lo mismo que una patrulla de Policía le dé la vuelta a cuatro cuadras, donde viven 2 mil 500 personas, a que tenga que darle la vuelta a 40 cuadras donde viven las mismas 2 mil 500 personas”, expresa.
 
Onésimo Flores Dewey añade que la dispersión se da igual con las escuelas, con el agua o con cualquier otro servicio.
 
“No es lo mismo, para efectos de movilidad, que la gente se traslade en distancias cortas porque hay una buena mezcla de residencias, de centros de trabajo, digamos que en la misma zona de la ciudad, que la mayoría de la gente tenga que trasladarse largas distancias porque las viviendas están ubicadas muy lejos de los empleos.
 
“Creo que Saltillo no tiene una política de usos de suelo que tenga una intencionalidad clara, o sea, estamos dejando que el mercado solito determine donde se ubica una cosa u otra”, opina.
 
El experto indica que en Saltillo hay una apuesta todavía muy clara en la vivienda social masificada, tipo Infonavit y un despoblamiento constante y preocupante de la zona centro de la ciudad.
 
“No he visto yo, a la fecha, y puedo estar equivocado, primero, un estudio publicado o articulado por el mismo instituto de planeación; segundo, un diagnóstico de cómo estamos y una visión de hacia dónde queremos llegar, y tercero, un plan de acción concreto de cuáles son las intervenciones, las políticas, los programas, las inversiones que se deben hacer para acercarnos a esa visión de futuro más habitable, más justa, más equitativa y más eficiente”, critica.