Reportajes de bodas destino, un nuevo modelo para una nueva ceremonia
El momento de dar el "Sí, quiero", los nervios previos cuando se están ultimando preparativos, incluso el instante de la pedida de mano. Las bodas tienen algo que las envuelve con un aura mágica, atractiva y repleta de ilusión. Son algo inolvidable tanto para la pareja que las protagonizan como para todos los cercanos y participantes. Una de las celebraciones más inolvidables, especiales y únicas que podemos vivir. Un momento, simplemente, irrepetible.
Tanto la ceremonia nupcial como la fiesta posterior o incluso todo lo que va antes está cargado de detalles, matices y aspectos que las dotan de un toque humano y tremendamente conmovedor. Es la ilusión desbordante, la tensión por el gran momento, las sonrisas nerviosas y las ganas irrefrenables. Todo reunido, agitado y mezclado para explotar por completo en ese instante en el que ambos se pronuncian y afirman a todos sus intenciones de dar ese gran paso y dejarlo completamente sellado.
Por eso, tratar de inmortalizar todos y cada una de las situaciones que se viven es algo tan importante para los novios. Quieren tener constancia de ese día tan especial y poder recordarlo cuantas veces quieran, tener material gráfico que lo ilustre y que les permita captar esos detalles que se perdieron por ser, como se suele decir, "un manojo de nervios".
¿Cómo se consigue esta inmortalización? Con algo tan común y cambiante como son los Reportajes de boda. Los fotógrafos se han convertido en uno más de estas celebraciones, un invitado que está ahí, como alguien cercano para los dos miembros del matrimonio, pero también como alguien que se encargará de hacer que esa maravillosa boda no quede en el olvido y haya cientos de instantáneas que conserven hasta ese aire tan ilusionante.
Y da igual cómo sean las celebraciones, por originales y modernas que sean. De hecho, la labor de estos fotógrafos es amoldarse a las nuevas tendencias en cuanto a celebraciones para saber qué extraer de ellas y, sobre todo, cómo aprovechar esos momentos irrepetibles, esos que requieren especial atención para conseguir captarlos en todo su esplendor.
Bodas viajeras
Ya que hablamos de originalidad, vamos a mencionar una forma de celebración nupcial que está ganando cada vez más fuerza. Las bodas destino tienen cada vez más adeptos, y es que parten de una premisa realmente atractiva: hacer un viaje con todos los invitados para celebrar el matrimonio durante este. Esto, evidentemente, implica que los fotógrafos se sumen al trayecto y permanezcan junto a todos en todo momento.
Profesionales como Juan Gavira han sabido amoldarse a esto a la perfección. Y es que las cosas en este tipo de bodas funcionan de forma muy distinta. Ya no hablamos solo de una ceremonia y una celebración en un único lugar, sino de un continuo desplazamiento, de algo que conlleva varios días y diferentes localizaciones y que requiere tanto la preparación para cualquier reportaje tradicional como para conseguir las fotografías más espontáneas, bonitas y divertidas.
El fotógrafo debe documentarse sobre las zonas donde se va a estar para aprovechar los mejores lugares mientras, además, permanece atento a invitados y novios para seguir inmortalizando esos momentos tan naturales e irrepetibles. En definitiva, es un trabajo mucho más exigente que el habitual y, por supuesto, requiere de muchas más horas y desplazamiento.
Las bodas destino han nacido de este brutal interés por viajar que tiene la sociedad moderna. Nos gusta conocer mundo, descubrir nuevos lugares y culturas mientras nos sumergimos en ellos por completo. A día de hoy, realizar un viaje es mucho más sencillo que hace años. El mundo está completamente conectado y comunicado, y tenemos la ocasión de informarnos cuanto queramos sobre cualquier posible destino a visitar. Así, combinar esta actividad de ocio tan interesante y constructiva con algo tan especial e importante como una boda es, para los amantes del vuelo, una fusión que debía llegar.
Una nueva forma de celebrar que nace en el seno de una sociedad cosmopolita, amante de las nuevas experiencias. Algo que a su vez hace que los expertos tengan que seguir aprendiendo sobre las continuas tendencias y cambios. ¿Quién le iba a decir hace un par de décadas a un fotógrafo de bodas que tendría que trabajar durante varios días y en varios destinos diferentes para una misma boda? Nuestros gustos cambian y, de la misma forma, las aptitudes de los profesionales cambian con ellos.
En caso de que tengas en mente hacer una ceremonia de este estilo, es ideal que busques a un fotógrafo especializado. Alguien que, como Gavira, haya sabido habituarse a las nuevas necesidades y no pierda ese toque excepcional que sigue haciendo de sus fotos algo diferente y cargado de sentimiento.