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"Destierro/Des-cielo. Unamuno, de París a la República”, se exhibe en México
Una notificación de 1924 que ordena el destierro de Miguel de Unamuno a Fuerteventura es el punto de partida que utiliza una exposición de la capital mexicana para recorrer un periodo que el escritor español vivió como un "desgarro", aunque lo convirtió en un "referente intelectual”.
"Destierro/Des-cielo. Unamuno, de París a la República", que inaugura el Centro Cultural de España en México, emplea documentación extraída del archivo del autor (1864-1936) para abarcar su exilio durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera en tres ámbitos: como personaje en el ámbito familiar, como creador y como mito político.
Su paso primero por Fuerteventura (Islas Canarias) y más tarde por París y Hendaya (en la frontera entre Francia y España) constituye "una etapa en la que sale consagrado como un símbolo a favor de la democracia", afirma a Efe Mariano Esteban de Vega, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca (USAL).
Entre los objetos expuestos en la muestra, que se enmarca dentro de las actividades que la USAL presenta en la Feria Internacional del Libro Universitario, donde es invitada de honor, están algunas de las cartas que Unamuno escribió a su familia, postales, fotografías y curiosidades como facturas de hotel.
De Vega, vicerrector para la conmemoración del VIII centenario de la USAL, comenta que, en cuanto a lo personal, el autor vivió el exilio como "una especie de desgarro", por estar lejos de su familia; no hay que olvidar que fue “voluntario".
"Cuando tiene preparada su huida, muy literaria, en un barco hacia París, le llega la anulación de la orden de deportación; es un exilio querido, elegido por él dentro de la estrategia de convertirse en símbolo", relata sobre quien también fue uno de los rectores más destacados de la historia de la USAL.
En la muestra hay varias portadas de la prensa de la época -española y extranjera- que dan cuenta del recorrido que emprendió Unamuno fuera del país; en una de las hojas, se puede ver cómo hay un par de columnas en blanco como consecuencia de la censura, que intentó hacer de menos la cálida acogida que el autor recibió a su regreso a España.
Además de este seguimiento que le hizo la prensa, Unamuno estuvo muy presente en los periódicos por sus frecuentes colaboraciones.
"Quería desempeñar el papel de intelectual moderno y fue muy consciente de que este papel se ejercía en la época fundamentalmente a través de la prensa", dado que este era un "elemento clave agitador", remarca De Vega.
Asimismo, se presenta documentación en torno a la relación que tuvo Unamuno con editoriales extranjeras, así como portadas de sus libros traducidos en diferentes idiomas, lo que atestigua cómo aprovechó el exilio para "universalizar más su obra”.
El autor ya era conocido antes de su salida de España, porque había adquirido un "notable prestigio" desde el punto de vista literario por sus novelas y obras de teatro, pero su paso por Francia tuvo una gran repercusión a nivel internacional.
En este sentido, Unamuno -apunta el catedrático- fue "uno de los dolores de cabeza más grandes" que tuvo Primo de Rivera.
El recorrido cierra con algunas imágenes del retorno de Unamuno a Salamanca, donde tuvo una acogida multitudinaria que De Vega califica como “apoteósica".
Aunque era visto como la "encarnación de la República" -que acabaría proclamándose en abril de 1931-, con los años el escritor se alejó de esta idea.
"En los últimos meses de su vida va a acabar muy distanciado, hasta el punto de que inicialmente apoya la sublevación militar" de 1936, concluye el académico.