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Conmueve Rosemary Sullivan con su novela “La hija de Stalin”
De la biógrafa y poeta, así como ínclita profesora emérita de la Universidad de Toronto, Rosemary Sullivan (Montreal, 1947), ya está en México su más reciente obra, “La hija de Stalin”, novela donde narra con precisión de historiadora y rigor de escritora la extraordinaria y turbulenta vida y existencia de Svetlana Alilúyeva.
Con acceso a los archivos de la KGB, la CIA y de distintos gobiernos soviéticos, Sullivan recompone las piezas de la increíble vida de Svetlana Alilúyeva, la hija mayor de Stalin, en una magistral biografía que a la fecha ha sido distinguida por el New York Times, el Washington Post y el Boston Globe, por tocar una vida inolvidable y ser un libro único.
Nacida durante los primeros años de la extinta Unión Soviética, Svetlana creció dentro de los muros del Kremlin. Los altos cargos del Partido Comunista la protegieron del exterior ocultándole la hambruna y las purgas que arrasaban su país. Tras la muerte de su padre, y a medida que iba descubriendo la magnitud de la crueldad del régimen, Svetlana estalló.
Rompió su silencio, y en 1967 conmocionó al mundo huyendo a Estados Unidos. Esa es una de las aristas profundas y ambiciosas de esta biografía que pinta el insólito retrato de una mujer atormentada, utilizada como un peón en la Guerra Fría, y que pese a todos sus intentos por romper con su pasado, siempre se vio atada a la alargada sombra del padre.
Sullivan logra explorar a este personaje complejo en un aún más complejo contexto, sin nunca perder de vista la poderosa historia humana, y reabriendo, a lo largo del proceso, las puertas cerradas de la brutal historia del corto siglo XX que tanto fascina a los lectores de todas las edades y nacionalidades. “La hija de Stalin” es parte de esa agitada centuria.
Rosemary Sullivan ha publicado un total de 14 libros, entre los cuales se puede destacar “Villa Air-Bel” (2008). A lo largo de su carrera ha ganado las becas Trudeau, Jackman, y Guggenheim. Además fue galardonada con la “Lone Pierce Medal” por sus aportaciones a la literatura y la cultura. Desde 2012 es miembro de la prestigiada “Orden del Canadá”.
De acuerdo con el canal de noticias RT en español, que comenzó a transmitir desde Rusia durante 24 horas al día y siete días a la semana en diciembre de 2009, siendo desde ese momento el primer canal de televisión ruso en castellano con señal de alcance mundial, Iósif Stalin es una de las figuras más controvertidas y enigmáticas en la historia rusa.
Todavía objeto de acaloradas discusiones y debates, fue el secretario general del Partido Comunista desde 1922 y el líder único de la Unión Soviética desde finales de 1920 y hasta su muerte en 1953. La introducción del sistema totalitario de gestión económica, cultural y estatal, así como el control absoluto de la vida privada de los ciudadanos se tradujo en pérdidas humanas.
La magnitud de las represalias aturde y horroriza aunque hasta ahora en Rusia abundan las opiniones de que esas fueron medidas necesarias e inevitables bajo aquellas adversas circunstancias. Con el paso del tiempo su poder absoluto desembocó en lo que fue denunciado después de su muerte por Nikita Jruschov como el “culto a la personalidad”.
Inicialmente, su fallecimiento fue percibido como una tragedia personal por la inmensa mayoría de sus compatriotas, quienes asociaban todos los logros y victorias de su país con su nombre, “educados” por una máquina propagandística que él mismo había creado, como lo señala el prestigiado el canal de noticias RT en español en su página web oficial.
Hasta la Revolución de 1917 Stalin usó varios apodos. El más conocido después de Stalin fue “Koba”, y así le seguirían llamando sus viejos compañeros de partido. También uso el sobrenombre de Dzhugashvili, su apellido real. De padre zapatero y madre hija de un campesino, Iósif Dzhugashvili nació el 21 de diciembre de 1879 en Gori, Georgia, en el seno de una familia humilde.
Fue el único de cuatro hermanos que consiguió sobrevivir. El mismo era muy propenso a la enfermedad y por esa razón su madre lo sobreprotegía. Ciertas fuentes, sin embargo, mencionan que siendo una mujer severa y religiosa, su madre a menudo recurría a los castigos físicos severos, que consideraba parte obligatoria en la educación de sus hijos.
Las relaciones entre Stalin y su madre eran tan tensas que él ni siquiera asistió a su funeral en julio de 1937, aunque su ausencia en la ceremonia podría explicarse también a los asuntos urgentes que tenía que atender en calidad de jefe del Estado (eran los años de las purgas y juicios a militares). El padre de Iósif, Vissarión, seguido se emborrachaba y solía maltratar a su hijo y a su esposa.
A la edad de cinco años, Iósif cayó enfermo de viruela y, aunque sobrevivió, la enfermedad le dejó marcas en el rostro por el resto de su vida. En 1888, su madre le consiguió una plaza en el colegio de la iglesia local donde tiempo después se prepararía para el sacerdocio. Por petición de su madre, Stalin ingresó en la escuela teológica de Gori, donde se graduó en 1894.
Pese a sus problemas de salud, el joven Stalin terminó la secundaria como uno de los mejores alumnos y fue premiado con una buena beca en el seminario teológico de Tbilisi. Cuando estudiaba en el seminario, se incorporó a una vieja organización política secreta llamada “Messame Dassy” (Tercer Grupo) donde conoció todas las teorías de Karl Marx.