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Barrio de Catedral: Génesis y apocalipsis regiomontano
La mística de la historia de las ciudades se guarda en los acontecimientos que guardan los anaqueles y la memoria colectiva al estilo de las antiguas fábulas. Felipe Montes crea en su nueva publicación, ‘Barrios de Catedral’, una narración que busca resaltar el pasado de Monterrey y visionar su futura a través de sus ángeles y demonios.
Bajo el sello de Tusquets, ‘Barrio de Catedral’ se compone de cinco momentos en los que aborda acontecimientos, situaciones y tradiciones fundamentales para comprender lo que hoy es la capital regia así como las bases para plantear lo que podría ser su apocalipsis, ofreciendo al lector una estructura narrativa distinta a las novelas a las que estamos acostumbrados.
“Es un poema extenso en orden cronológico sobre la fundación de Monterrey. El barrio antiguo siendo el corazón de la ciudad, pues es el lugar donde se fundó, ha recibido ataques y transformaciones de todo tipo que hacen de ‘Barrio de Catedral’ un libro ubicado en distintas épocas pero siempre alrededor del mismo sitio”, explicó Montes para VANGUARDIA.
En este libro destaca la capacidad poética del autor, quien alterna la narración con la poesía de manera complementaria.
“Efectivamente los cinco capítulos del libro son las secciones de un gran poema llamado Monterrey; para mi, este rasgo narrativo no es más que una figura literaria a lado de la metáfora, el símil, la sinestesia o la sinécdoque” señaló.
Explicó que para él, si un novelista se dedica solo a narrar, obtendrá una obra de las que se tildan de hipnóticas, entretenidas o absorbentes, sin embargo se encontraba en búsqueda de algo diferente.
“Lo que yo quiero es utilizar el lenguaje en todas aquellas potencias que yo quiero, no solamente narrar historias como hacen los autores de best sellers, sino hacer un verdadero ejercicio de la lengua castellana que compartimos y que tanto nos aporta”, motivo que explica lo poco tradicional de su narrativa e incluso la exclusión de ciertas palabras.
La idea de un libro como ‘Barrio de Catedral’ rondó en la cabeza del autor desde los 13 años y terminó evolucionando hasta lograr lo que a sus 55 publica.
“Me había prometido hacer una obra narrativa en el sentido tradicional, una novela larga que hablara desde este presente mío de los 13 años hasta que se acabara el mundo porque tenía la equivocada idea de que el pasado de Monterrey no era interesante, me olía a que aquello quedaría como un libro de historia de primaria”, aseguró.
Tras empaparse de las anécdotas de su padre e investigar en los libros de historia de los cronistas de Monterrey, para los 18 se replanteó su propuesta que también ya se había impregnado de la tradición poética del norte.
“Pensaba en una novela como Dunas o El señor de los Anillos, incluso como Konan que eran lecturas que tenía a los 14 años, pero descubrí a autores como Ray Bradbury, Gabriel García Márquez, después a Julio Torri, Manuel José Ponce y Alfonso Reyes, en ellos empecé a encontrar que el estilo podía ser así de poético, no se trata nada más de contar la historia sino de describir las montañas, las nubes”, aseguró.
Fue así como con ecos de la Biblia, La Ilíada y la Odisea vio que su proyecto inicial daba para más y que se rehusaba a crear algo tradicional.
“No sé porque quería hacer eso si lo que podía hacer era las Mil y una noches regiomontanas pero con un génesis y un apocalipsis; estoy haciendo un libro compuesto, sangrando de muchos campos épicos alejados de la novela de siempre”, dijo.
Asegura que no juzga a los narradores tradicionales y que disfruta a muchos de ellos, pero sí invita a notar como los anaqueles están llenos de similitudes incluso entre autores de partes muy lejanas del mundo que terminan encajando en un mismo canon literario; direccionados quizá por los hábitos consumistas de occidente.
Al igual que en su primera novela publicada por una editorial nacional en 2001 ‘El Vigilante’, la portada está ilustrada con una pintura del artista gráfico GEROCA.
“El es el gran observador de las ciudades de nuestra región, el se arriesga a conocer sin que nadie le cuente a altas horas de la noche en tugurios, prostíbulos y bares de Saltillo y Monterrey; en su obra vierte de manera descarnada un lenguaje cercano al expresionismo alemán. Para mi él es el pintor que querría en todas mis portadas, es un personaje muy admirable”, dijo.
Finalizó asegurando que la ambición que tiene “es extraña e incluso grande”, “pero es el camino que escogí y aún con ciertos dolores en otros tiempos, ahora me encuentro más seguro, y aún más con el cobijo de Tusquets”.