Usted está aquí
Visten su ADN en Alta Costura Primavera-Verano 2017
MADRID.- Lily-Rose Depp, hija del intérprete Johnny Depp y de la modelo y cantante Vanessa Paradis, cerró el desfile de Chanel en la semana de la moda de París con un suntuoso un vestido de novia, rosa pastel de larga cola, con volantes y mucho volumen.
Dividida en tres estilos, la colección comenzó con la modelo Arizona Muse, que dio paso a una línea de trajes en tweed inspirado en los años 60, en las que las chaquetas fueron ajustadas con hombros rectos, mientras que la cintura quedó marcada debajo del pecho gracias a anchos cinturones en tonos nacarados.
Para culminar el “look”, blusas de seda asomando por debajo de la chaqueta con grandes lazadas, y faldas ligeramente evasé a la altura de las rodillas.
La alegría de colores pastel, especialmente verde, rosa y blanco, dejó espacio a vestidos cortos, satinados y con detalles de lazos, de aspecto infantil.
Finalmente, llegó el momento de los vestidos largos cargados de brillos y lentejuelas, con plumas en el bajo, una serie de noche con reminiscencia a los años 20 que no tardará en llegar a las alfombras rojas.
PRINCESAS Y MUJERES DE CAMPO
Como sacadas del famoso cuento de “Las mil y una noches”, el diseñador Elie Saab ha escrito un nuevo capítulo en la historia de la alta costura con una colección de majestuosos vestidos que, aunque siempre sensuales y atrevidos en las transparencias, recuerdan inevitablemente a una época antigua de reinas y princesas.
En el color, el diseñador tan solo se permitió incluir tonos azules, en una clara referencia al Nilo, pues el resto de la colección se mantuvo en tejidos traslúcidos sobre los que los cristales, bordando barcos y palmeras como si la tela fuera un cuadro, daban forma a la silueta lanzando reflejos dorados.
Hubo pocos escotes en esta colección, que respetó las formas de los hombros y el pecho mientras que las faldas, infladas en las caderas, marcaban un bajo voluminoso en tul.
El campo fue la fuente de inspiración de Jean-Paul Gaultier, que recupero sus siluetas fetiche, como exageradas hombreras y el estampado de margaritas.
Además de varios estilismos ochenteros, como anchas chaquetas de traje masculino, pantalones de cuero y sus famosos corsés. Los vestidos vaporosos con estampados de flores se llevaron gran parte de la atención.
Largas faldas o vestidos pareos en telas estampadas con margaritas o girasoles -un estampado característico de la firma- pero con transparencias, también mostró Gaultier, quien coloreó en rojo y blanco o azul.
El francés eligió para la pasarela parisina un estampado de flores hawaianas, una curiosa apuesta de la casa que incluyó esta decoración en brillantes telas brocadas, pelo y terciopelo.
En una clausura del espectáculo casi de novela, un joven disfrazado de granjero llevó en su carretilla a la modelo canadiense Coco Rochas, que vestía un sencillo traje de novia beige, con anchos volantes de guipur entorno al hombro.
El libanés Zuhair Murad, como Elie Saab, otro de los favoritos de las estrellas de cine, convirtió la pasarela en una playa desde la que contemplar los fuegos artificiales.
Murad se decantó por tonos naturales aunque intensos, como el verde, el rosa o el rojo pasión en una silueta de los años 80, con hombros marcados y pronunciados escotes en V.
Una colección moderna y elegante, aunque no discreta en detalles y formas, en la que, sobretodo, destacaron las exageradas formas de las faldas, que parecían llevar crinolinas, esas antiguas armaduras que daban forma a los vestidos en el siglo XIX.
Por su parte, Valentino subió a la pasarela la primera colección de Pierpaolo Piccioli en solitario para la casa, desde que Maria Grazia Chiuri la abandonara para unirse a Dior.
Por los diseños mostrados, Piccioli se ha decantado por la parte más purista del diseño con vaporosos vestidos túnica con cuellos cerrados, así como vestidos monocromáticos, unos de líneas rectas y minimalistas otras plisados que evocaban las diosas griegas.
Una colección muy romántica cargada de tonos pastel aunque con algunos total “looks” en rosa y rojo.
OTRO CONCEPTO.
Nada de modelos de 1,80 metros de altura, o medidas de ensueño: la firma de moda Vêtements presentó su colección otoño-invierno con personas de la calle que parecían vestir sus propias prendas.
Una anciana con la melena blanca desfiló con abrigo de pieles; un hombre calvo de mediana edad con traje de chaqueta y una gabardina extra grande; o una chica joven vistió vaqueros y gabardina mientras sostenía aún en sus manos el casco de la moto.
Punks, uniformes militares, góticos o “looks” de abuelo: no hubo estilo que no quedara representado en el desfile de esta marca que ha trastocado los esquemas de la moda en los menos de tres años que lleva desfilando en París.
El equipo de diseñadores, que se mantiene en un relativo anonimato tras el nombre de la marca, “ropa” en castellano, ha popularizado el uso de prendas absolutamente anodinas y en apariencia poco modernas, como camisetas de servicios de mensajería o reversionando el logo de marcas deportivas de bajo coste.
Vêtements ha conseguido colarse en la semana de la alta costura -que estos días presentó las colecciones primavera-verano 2017- como miembro invitado, a pesar de que lo que mostraba era la línea prêt-à-porter otoño-invierno 2017/2018, adelantándose a los desfiles de marzo.