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¿A usted también le sucede que no puede descansar la mente?
Hace miles de años, el Buda Gautama llegó a ser conocido como un sabio maestro con una aguda comprensión de la naturaleza humana. A menudo él comparó la mente con un mono salvaje, saltando de una rama a otra, distraído y un tanto descontrolado. Al pensar en cuán agitada puede ser la vida, con tantas cosas importantes que hacer y asuntos urgentes que atender, la analogía puede resultar bastante exacta. Cuando esto sucede, quizá nos sintamos ansiosos y hasta exhaustos al intentar controlar ese pequeño mono que habita en nuestra mente.
¿Qué podemos hacer para amansarlo? ¿Cómo hallamos paz en nuestro mundo turbulento y caótico?
Una mujer descubrió que cuando se sentía agotada, su mente parecía sosegarse al pensar en el salmo que dice: “Quedaos tranquilos, y sabed que yo soy Dios”.
Un hombre muy atareado y sacudido por las tensiones de la vida, se dice a sí mismo, “todo saldrá bien”, lo cual le permite seguir adelante. Otra persona se calma al dedicar un momento a pensar en sus bendiciones, aun cuando las cosas parezcan complicadas, y una mujer se esfuerza por ser más considerada y positiva consigo misma, lo cual le ayuda a aplacar sus temores y silenciar sus preocupaciones.
Todos estos ejemplos tienen algo importante en común: Debemos prestar atención a la voz que nos habla apaciblemente desde el interior. Esa voz es más fácil de escuchar en momentos de tranquilidad, los cuales a menudo debemos crear en la mente y en el corazón. Quizá tengamos que retirarnos del ruido del mundo. Llevar un diario personal, escuchar música tranquila, dedicar tiempo a reflexionar y a orar, respirar hondo, o hasta repetir palabras reconfortantes, puede calmarnos.
El mundo tal vez no llegue a ser menos agitado de la noche a la mañana, pero hasta un mono salvaje necesita descansar de vez en cuando. No importa lo que suceda a nuestro alrededor, hallaremos una paz mayor si centramos la mente y el corazón en pensamientos de verdad, de ánimo y de esperanza.