Un niño refugiado conquista el corazón de Serbia con sus pinturas

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Un niño refugiado conquista el corazón de Serbia con sus pinturas

Farhad Noory, el niño refugiado de diez años, dibuja en el centro de asilo en el que se encuentra en Serbia, cerca de Belgrado, adonde llegó desde Afganistán hace ocho meses. Foto: EFE
A principios de agosto, este joven artista protagonizó su primera exposición en un café de Belgrado, un estreno en el mundo del arte que, además, tuvo un fin benéfico: recaudar dinero para el tratamiento de un niño serbio que padece un tumor cerebral.
Me siento feliz cuando pinto y dibujo. Aprovecho mi tiempo de la mejor manera"...
Farhad Noory

Farhad Noory tiene diez años y le encanta pintar. Lo hace tan bien que en Serbia, adonde llegó desde Afganistán como refugiado hace ocho meses, se ha hecho famoso como "el pequeño Picasso" e incluso se le ha ofrecido la nacionalidad serbia a él y a su familia.

"Me siento feliz cuando pinto y dibujo. Aprovecho mi tiempo de la mejor manera", cuenta Farhad a Efe en el centro de asilo en Krnjaca, a unos 20 kilómetros de Belgrado, donde comparte una pequeña habitación con sus padres y dos hermanos.

A principios de agosto, este joven artista protagonizó su primera exposición en un café de Belgrado, un estreno en el mundo del arte que, además, tuvo un fin benéfico: recaudar dinero para el tratamiento de un niño serbio que padece un tumor cerebral.

El talento y la generosidad de Farhad tuvo un gran reflejo en los medios serbios.

"Gran corazón del pequeño pintor"; "El pequeño Picasso da clases del humanidad"; "El pequeño emigrante ayuda al niño de Serbia", fueron algunos de los titulares que se hicieron eco del gesto de Farhad.

"Quería ayudar al niño, eso es humano. Y, sobre todo, es bueno porque le ayudé con mi propio dinero, no con el dinero de mi padre ni de nadie. Me sentí muy feliz", cuenta Farhad en un correcto inglés.

Algunas de las obras del pequeño Farhad Noory, el niño refugiado de diez años que se encuentra en el centro de asilo en el que se encuentra en Serbia, cerca de Belgrado, adonde llegó desde Afganistán hace ocho meses. Foto: EFE

La repercusión fue tal que el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, recibió la pasada semana al niño y a su familia y les ofreció la nacionalidad serbia, en el caso en que decidan permanecer en este país.

El jefe del Estado incluso prometió al padre del pequeño, estucador de profesión, que le daría trabajo y una beca para que Farhad estudie pintura.

La familia aún no ha decidido si se quedará en el país balcánico, al que llegó huyendo de la guerra y de la pobreza en su país, tras un viaje de dos años por Irán, Turquía, Grecia, Albania y Kosovo.

Un viaje que tenía como destino algún país rico de la Unión Europea.

Con la llamada ruta de los Balcanes cerrada desde marzo de 2016, la familia Noory lleva ocho meses viviendo en Serbia, un país que Farhad asegura le gusta y donde le gustaría quedarse a estudiar pintura. El niño ya habla incluso un poco de serbio.

De momento, en septiembre empezará a recibir clases de pintura y fotografía, otro arte que le interesa, en el Centro de Cultura para Niños de Belgrado.

Será la primera vez que reciba formación en pintura, ya que hasta ahora ha aprendido solo, con la ayuda de tutoriales que encuentra en el canal de vídeos YouTube.

Además, Fahrad está contento porque en septiembre también empezará a ir a la escuela primaria.

En el centro de refugiados donde vive, su capacidad artística llamó pronto la atención en los talleres organizados para los refugiados por diferentes ONG.

"Prefiero dibujar retratos. No hay motivo particular para ello, simplemente me gusta", dice el niño, que tiene entre sus obras imágenes de personajes como la canciller alemana, Angela Merkel, de los pintores españoles Pablo Picasso o Salvador Dalí, del tenista serbio Novak Djokovic o de la actriz estadounidense Angelina Jolie.

"He dibujado a estas personas porque tienen caras interesantes", señala el pequeño pintor.

El pequeño Noory asegura que su pintor favorito es Pablo Picasso.

"Es porque cuando dibuja a las personas, él ve algo más. En las caras pone un ojo aquí, otro ahí, y eso me gusta mucho", explica.