Se ha vuelto una práctica común en algunos lugares, que conoces a una persona y te invita salir (a comer, cenar, pasear). Según tú se la pasaron muy bien, viste que hubo una afinidad increíble, te dice que al otro día se verán porque se la pasó increíble contigo pero pasa el día, otro, otro y otro y no vuelves a saber de él por semanas y hasta por meses.

Una tendencia que apareció recientemente y que tiene tintes de atentar contra las relaciones interpersonales es el llamado Submarinear, el cual consiste en hacer la misma acción que un submarino, hacerse presente en el mar y sin previo aviso esfumarse de la faz de la tierra sin dejar rastro.

Una pareja se conoce, mantiene una charla en la cual aparentemente se da una ´química´ muy especial y sin más un día la pareja desaparece, no se puede localizar en ninguna parte de las que se supone acude y se vuelve imposible localizarlo por los medios electrónicos.

Después de un tiempo reaparece como si nada hubiera pasado, dando explicaciones carentes de credibilidad pero al mismo tiempo con un convencimiento total por parte del desaparecido, que hace a un lado el porqué de su ausencia.

Este fenómeno sucede no solo de manera presencial, también se da por los demás redes sociales en las que se puede tener contacto directo con la persona, el interlocutor empieza a charlar de manera continua con la chica, siempre insistente y poco después le deja de escribir.

Estas prácticas son más recurrentes de lo que te puedes imaginar, nada más toma en cuenta que para que a una acción o actitud se le ponga un nombre para identificarlo quiere decir que el número de personas que lo aplica es grande. El principal medio en el que se puso detectar este fenómeno es el chat y las aplicaciones de citas.

¿Por qué se dan estás acciones?
1. Valores
Estas actitudes no son cuestión de moda, más bien de la falta de valores como el respeto por los demás. La licenciada Florencia Torzillo Álvarez, Coordinadora General de INEPA, en Argentina asegura que la “la ausencia de valores: hace que las personas basen todas sus actuaciones en conseguir unos objetivos materiales y en satisfacer sus propios deseos o caprichos sin respetar a los otros”.

2. Orgullo y soberbia.
Estas podrían ser otras razones que provoquen este tipo de actitudes, por el hecho de pensar que “posee una dignidad superior a la que realmente le corresponde. En consecuencia esta persona algo susceptible exigirá un trato y un respeto excesivos, faltando al respeto a quien le parezca que se lo merece. Por esto la culpa no existe en estas personas”, añade la licenciada.

De acuerdo a la psicóloga esta actitud tiene un origen más profundo, no fue algo que los jóvenes idearon, sino una consecuencia de lo que se les ha enseñado. Es el reflejo de una educación familiar con algunas carencias que se deben corregir en la medida de lo posible para hacer de los hijos personas con mejores valores, con lo que no se pueden comprar con dinero, sino se heredan con ejemplo y amor para toda la vida.