Permanecen migrantes a la intemperie pese a las bajas temperaturas en Saltillo
Saltillo, Coahuila. - Con temperaturas que rondan los cero grados, decenas de migrantes permanecen a la intemperie en un campamento improvisado a un costado de la Casa del Migrante.
Cobijas atadas con piedras y colchas como camas forman una cordillera de tiendas donde duermen hacinados al menos 100 migrantes debido al cierre de sus puertas, ante un rebrote de coronavirus.
Quienes esperan ser reubicados en algún refugio donde puedan resguardarse de las bajas temperaturas que se han registrado en las últimas horas, y según el pronóstico continuaran en descenso, así como del contagio de coronavirus.
“Pedimos un techo, no más, no somos indigentes, somos migrantes, podemos trabajar, pero no hay forma, no hay quien nos dé oportunidad”, expresó Elías Hernández.
Como este hondureño de 26 años, otros 30 migrantes, que luego de caminar miles de kilómetros desde su país de origen, esperaban encontrar un plato de sopa, cobijo y refugio en la Casa del Migrante.
Al menos cada día, la misma cifra de migrantes también bajan de “la Bestia” y acuden a este campamento, mientras que ellos postergan su partida para continuar el recorrido hacia el “sueño americano” ante la inseguridad, restricciones y falta de refugios para reconfortarse, siendo cada vez más migrantes en la colonia Landín.
Aunque durante los últimos días, Protección Civil Municipal aseguró no haber recibido a nadie en los albergues de la ciudad, sus normas establecen que sólo puede aceptar alojar a dos personas extranjeras sin papeles, en defensa del resto de los huéspedes.
Y si hubiera la oportunidad de quedarse al menos dos de ellos en los diferentes 5 albergues habilitados para recibir de forma temporal a quien más lo necesite, algunos migrantes se niegan a acudir ante el miedo de ser devueltos a su país.
El temor a “la Migra”, los cárteles y asaltantes, la imposibilidad de salir a ganarse el pan de cada día, la incertidumbre y el hambre es la forma en que el resto de los migrantes padecen COVID-19 sin haber sido contagiados.
“Mil veces aquí que, en otro lado, a las orillas del tren te asaltan los malos, de las calles te corren los policías y aquí de perdido, estamos juntos, vigilados de algún modo o cerca de quien podría defendernos”, expresaron los migrantes.
“Hacemos un llamado al gobierno de Coahuila para solventarla situación de carácter urgente, si bien hay términos administrativos el gobierno federal es responsable del tema migratorio, pero también de las autoridades locales.
Podemos mantener a las personas en la vía pública y convertir esto en un problema de salud pública en medio de una crisis de salud por el COVID-19”, advirtió Alberto Xicoténcatl Carrasco, Director de la Casa del Migrante.
Quien consideró que habilitar un espacio, albergue o toldos, tal como se hizo durante la llegada de la Caravana en la plataforma de un camión de carga durante enero de 2019, para mantener en resguardo a los Migrantes puede ser una opción viable para evitar riesgos y con ello la escalada de contagios.
Tras darse a conocer por la asociación en defensa de los migrantes en un comunicado que urgiendo a las autoridades municipales y estatales para que desarrollen una intervención de emergencia para proteger a esta población.
Habitantes de las calles aledañas a la Casa del Migrante así como demás saltillenses, han acudido a la calle donde permanecen para entregar con cobijas, alimentos, agua potable y otros productos a los migrantes centroamericanos.
“Eso sí, se han portado de lujo, nos ofrecen pan, café, un taquito o comida, nos hicieron pasar una Navidad cálida con su trato aunque no estuviéramos muriendo de frío”, comentaron desde las tiendas que armaron con cobijas y bolsas de hule.
Cerrar las puertas de la Casa del Migrante resultó para muchos truncar el respiro y alivio que esperaban durante su traslado a Estados Unidos, pues el descanso, cuidado y atención que decenas reciben al llegar a la Casa se convirtió en una banqueta frío en espera de bienhechores que ofrecieran alimentos.
“Pues huimos del COVID, a mí no me pega, pero si ya vivíamos en crisis ahora es peor”, dijo José Castro, de 18 años, quien tres meses atrás salió de El Progreso, Honduras, con tres “mudas” en su mochila y el par de zapatos que trae puestos, junto a Elías Pérez de 20 años, en busca de un mejor futuro.
Ninguno de los dos había emprendido este viaje antes; “con los ojos cerrados y a su suerte”, aseguran que continuarán su viaje en unos días, después de tomar un descanso entre los cobertores que otros migrantes que ya se encontraban instalados a las afueras del albergue les compartieron.
“Dejamos la casa y la familia por hambre, porque no queremos tener más hambre, queremos trabajar y ganar billete, no ser vagabundos ni maleantes”, expresaron los jóvenes amigos de viaje en su paso por Saltillo.
Hasta el momento suman casi 3 meses de viaje, frío, llanto, desesperación y en algunas ocasiones arrepentimiento de partir, pero en mañanas como la de Navidad, donde los saltillenses han ofrecido pan, leche y pavo de su cena, los reconforta la idea de que su camino será bendecido por personas bondadosas.