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Organilleros alegran a transeúntes del centro de Torreón
Torreón, Coahuila.- Usiel Rodríguez Serrano y su compañero Fernando, son dos artistas con un talento admirable que se ganan la vida tocando el organillo el en el centro de la ciudad, alegrando la vida de todos los que por ahí transitan.
Ellos vinieron de la Ciudad de México para llevar la tradición de organillo a otras personas, porque dicen hay quienes no conocen este instrumento o la historia del mismo.
Anteriormente estuvieron en Saltillo, luego en Parras y ahí les comentaron que Torreón era un buen lugar para tocar, ganarse algunos pesos y conocer los municipios de La Laguna.
Comenta que los organilleros eran mayormente observados en la Ciudad de México, pero se dispersaron por todo el país, incluso llegando al norte del país, caracterizado por su vasto acervo cultural y musical, donde se baila, se mueve el cuerpo a ritmo de cumbia y merengue.
El oficio de organillero es uno de los más antiguos en México, son ya pocos los que salen a las calles a tocar el organillo y llenar de bellas melodías el ambiente, están prácticamente en el olvido, ya casi nadie voltea a mirarlos, tocar el organillo es hoy es un arte en peligro de extinción. Sin embargo, aún pueden observarse a los organilleros, resistiéndose a morir.
Mientras uno toca, el otro camina por la calle pidiendo el apoyo de la gente, así es el oficio de Usiel y Fernando, quienes apenas obtienen los suficiente para poder mantener a sus familias.
El organillo es parte de la historia de México, llegó cuando Porfirio Díaz era presidente; se cuenta que trajeron 500 aparatos a la Ciudad de México, pero esos solo quedan unos 40.
Los organilleros parecen ya una especie de músicos en peligro de extinción, poco a poco, con el paso de las generaciones esta tradición urbana se va muriendo.
En las calles ya sólo se detienen a escuchar sus melodías los señores y señoras, a quienes vienen recuerdos de su juventud, memorias que hoy sólo se guardan en la mente y en el corazón y que estos músicos “callejeros” siguen trayendo con el giro constante de la manivela del organillo.