Obispo emérito Francisco Villalobos Padilla cumple 98 años

El obispo emérito Francisco Villalobos Padilla llega a la edad de 98 años, este primero de febrero.
El obispo emérito Francisco Villalobos, celebrando misa

Una de las obras principales de monseñor Villalobos es la fundación de Caritas de Saltillo, ya que durante varios años insistió con sacerdotes y laicos para que pudiera fundarse esta institución de ayuda a los necesitados, que nació en los años 40. Fruto de Cáritas fue también el Banco de Alimentos que actualmente presta también una ayuda a los necesitados.

Durante sus años al frente la Diócesis desarrolló una intensa actividad, visitando cada dos años las iglesias y oficiando diariamente la misa en Catedral a las 18:30 y los domingos a las 13:00 horas. Por la mañana dedicaba un espacio a atender a quienes acudían a las oficinas del obispado con las puertas abiertas sin ningún protocolo.

‘Censura’ y molestia

El  23 de octubre de 2004 el obispo emérito Francisco Villalobos fue interrumpido al momento de pronunciar su mensaje inaugural durante el evento Por un México sin Hambre del Banco de Alimentos de Saltillo, A.C. Su micrófono fue apagado sin previo aviso, lo que motivó su presunta molestia al retirarse del lugar en donde fue presidido el comienzo oficial de la campaña del patronato.

Por otro lado, es importante mencionar que en julio de 1997 el Ayuntamiento de Saltillo otorgó a monseñor Villalobos la Presea Saltillo, la cual declinó recibirla y quedó en el archivo municipal.

Recio en momentos difíciles

El día que el Obispo Emérito de Saltillo y justo cuando estaba por celebrar su aniversario número 29 en el servicio pastoral, se enteró de la muerte de su hermano: Sergio Villalobos Padilla, acaecido en su tierra natal Guadalajara, Jalisco. Aunque por minutos dudó en suspender la misa, siguió adelante con la celebración.

Pero no obstante a lo anterior, y poniendo de manifiesto una vez más esa responsabilidad que caracteriza al Obispo Villalobos Padilla decidió quedarse para compartir con la comunidad y feligreses un aniversario más de su vida pastoral, tal como se venía haciendo desde su llegada a esta ciudad.

Con la voz un poco entrecortada y débil, Francisco Villalobos Padilla emitió un mensaje a los creyentes dentro de su homilía, entre lo que resaltó que se debe de poner un empeño en nuestras vidas, para que se reconozca que el egoísmo y el afán desmedido por los placeres vanos no nos llevan a nada bueno, y para que en lugar de ello tratemos de recuperar los vínculos de la amistad y fraternidad, y así, seamos agradables a los ojos de Dios.

Calle con su nombre

A manera de homenaje y en honor a sus noventa años de vida, el primero de febrero de 2011, se develó la nomenclatura de una nueva calle con el nombre del obispo emérito Francisco Raúl Villalobos Padilla, quien durante el evento dijo: “estoy abochornado por todo esto, yo no quería culto a la persona”, pero luego, reclamó a manera de broma, “lamento que esta calle quede tan lejos del Centro Histórico”.

El homenaje realizado por el gobierno del Estado y la Diócesis de Saltillo estuvo presidido por el gobernador Jorge Torres y el obispo Raúl Vera, quienes junto con don Francisco cortaron el listón de la nueva calle.
Francisco Villalobos esquina con Camino de los Pastores, dice la nueva nomenclatura, que da nombre a la calle junto al Seminario Mayor, en los límites entre Saltillo, Arteaga y Ramos Arizpe, en el momento estuvieron presentes los alcaldes Jericó Abramo Maso, Ernesto Valdés y Ramón Oceguera.

Durante su participación, el obispo emérito dijo que no estaba acostumbrado a este tipo de homenajes, pero que agradecía a las autoridades civiles y eclesiales haber honrado con su nombre a una vía de comunicación.

 “Todavía conservo la tradición de ir a Victorear, pero no voy a alcanzar a venir caminando hasta acá”, dijo el homenajeado, quien como es su costumbre, rehuía lo más posible a los flash y las grabadoras, aunque agradeció a los medios por recordar el servicio que brindó a la Diócesis, como su quinto obispo.

A la ceremonia asistieron su hermana menor Cristina y su sobrino Carlos, además participaron alrededor de treinta sacerdotes y alumnos del Seminario Mayor, junto con feligreses y representantes de diferentes órdenes religiosas.

Un viaje al pasado: Incansable hasta en la enfermedad

El día que cumplió 80 años, el Obispo Emérito de la Diócesis de Saltillo, Francisco Villalobos Padilla, se levantó de la cama y ofició una misa en la capilla de la Clínica La Concepción, donde se reponía satisfactoriamente de la intervención quirúrgica a la que fue sometido dos días antes.

Personal médico y pacientes del hospital se congregaron para participar en la celebración ofrecida por el Obispo Emérito en agradecimiento por las atenciones prestadas y en honor de los enfermos del lugar y sus familias.

Por su propio pie y sin necesidad de ningún aparato o aditamento para caminar, Villalobos Padilla salió de su habitación y se dirigió por un largo pasillo hacia la capilla, donde poco más de 40 personas lo esperaban.

Por si fuera poco, el Obispo Emérito se dirigió a algunas de las habitaciones para dar la bendición a quienes por su estado de salud no pudieron estar presentes en la misa.

Ya estoy bien, me siento muy bien, alcanzó a decir a algunas de las personas que le preguntaban sobre su estado de salud, mientras se acercaba a su cuarto.

De frente a los problemas
Nuevamente el  26 de mayo 2002 fue a parar al hospital cuando, sufrió un desmayo luego de oficiar la misa durante las festividades de la iglesia de la Santa Cruz de la colonia Landín, ubicada al sur de la ciudad.

Los médicos que lo atendieron en la clínica La Concepción informaron que monseñor Villalobos tuvo una deficiencia cardiaca por exceso de trabajo, sin embargo se encontraba bien y permanecería internado durante 48 horas para los estudios de rutina.

Dos días después fue dado de alta. Antes de abandonar el Centro Hospitalario La Concepción, don Francisco ofició una misa para todos los enfermos internados ahí, eucaristía que celebró en los pasillos del Hospital y a la cual asistieron también personal directivo y personal médico de la institución.

Cabe mencionar que durante su estancia en dicho Centro Hospitalario, monseñor Villalobos visitó y conversó con pacientes ahí internados a quienes inyectó entusiasmo y ganas de salir adelante, con ese su muy particular sentido del humor.

El 14 de agosto del mismo año, el obispo emérito Francisco Villalobos Padilla fue internado en la sala de terapia intensiva de la Clínica La Concepción, debido a las fuertes molestias estomacales que sufrió al inicio de esa semana. Fue la segunda ocasión que se internaba en menos de tres meses por decaimientos de su salud.

El 18 de abril de 2005, el obispo emérito Francisco Villalobos Padilla a sus 83 años, volvió al hospital, tras sufrir una recaída y una pequeña intervención para detener un sangrado intestinal. La razón de su malestar provenía de cuatro años atrás, cuando fue necesario someterle a una operación.

El obispo fue intervenido de una úlcera en el duodeno, por lo que fue necesario aplicarle una endoscopia, se le cauterizó y se detuvo el sangrado.

En diciembre de ese mismo año nuevamente con una infección estomacal, fue internado en el área de terapia Intensiva en un hospital privado de esta capital.

La Diócesis informó que aunque el prelado permaneció fuera de peligro recuperándose de la gastroenteritis que le afectó, se encontró bajo observación médica en una clínica localizada al norte de la ciudad.

El 29 de julio de 2012, el obispo emérito Francisco Villalobos Padilla abandonó el hospital, luego de recibir la atención médica y asistencial para la recuperación de los problemas de salud que afrontó, luego de oficiar una misa en la Catedral de Santiago, sufrió un desmayo, y de inmediato a bordo de una ambulancia fue trasladado a un hospital de la localidad.

Siempre de pie, siempre para Dios

Al día siguiente, resintió de nuevo problemas de salud mientras oficiaba misa en la Catedral, tuvo que interrumpir la ceremonia cuando realizaba la homilía para retirarse aproximadamente 20 minutos a la sacristía de la iglesia.

Personas que estaban en el lugar afirmaron que el Obispo Emérito se quitó la casulla y fue acompañado al baño, en donde se recuperó por algunos minutos.

La ceremonia fue alargada durante el ofertorio con cánticos mientras él recobraba la compostura, y finalmente regresó al altar para continuar con la misma.

Al regresar el Obispo lucía más fuerte y pudo continuar con el resto de la ceremonia de manera normal, aunque en ocasiones tuvo que ser ayudado para caminar de un punto a otro.

Otro de los eventos de esta índole le sucedió el 04 de abril de 2017. Donde a través de un comunicado, la Iglesia Diocesana de Saltillo dio a conocer que el obispo a sus 96 años de edad, se encontraba hospitalizado, como consecuencia de una deshidratación generada por la diverticulitis crónica que padece. El obispo emérito vive con el padecimiento ya mencionado desde joven, por ello a partir de su llegada a Saltillo su dieta alimenticia ha sido restringida y cuidada, al consumir solamente carnes blancas, frutas y verduras permitidas por el médico.

Más allá de la vocación, la música su otra pasión
Además de servir a la Diócesis, para monseñor la música clásica es una de las pasiones que le otorgan un rato agradable, por lo que procura deleitarse con el sonido de cada pieza que escucha.

Otra de las cosas que realiza con agrado es preparar el nacimiento de Navidad, lo cual hace satisfactoriamente por el aspecto de evangelización.

Sus gustos por la comida son extremadamente sencillos, por lo que es común que se deleite con un bocado natural sin demasiada condimentación. Monseñor Villalobos toma sus descansos dos veces al año uno después de Navidad y el otro después de Semana Santa, en donde suele ir a lugares tranquilos en compañía de su familia; el mar es uno de sus lugares preferidos y en ocasiones suele visitar su hogar en la ciudad de Guadalajara.

La Semana Santa la solía pasar en Piedras Negras. Procuró que la celebración del sacramento de la confirmación se realizara en pequeños grupos, no en forma masiva como solía ser antes.

Obispo Francisco Villalobos, recibe el reconocimiento de los feligreses a la entrada de Catedral

TRAYECTORIA

Nació en Guadalajara, Jalisco el 1º de febrero de 1921, en un hogar profundamente cristiano, cuyas raíces de sangre se hunden en la tierra de Encarnación de Díaz, Jalisco.

Sus papás don Carlos Villalobos (+) y doña María del Refugio Padilla (+) fueron bendecidos por Dios con una familia numerosa de 13 hijos. Le correspondió el 9º lugar y fue bautizado con el nombre de Francisco Raúl. Creció al amparo de su madre, excepto un año, cuando bajo el cuidado de su tío, fueron dueños de una fábrica “Calzado Jalisco”, lo que garantizó una desahogada situación económica.

Sus juegos le llevaban a soñar en ser sacerdote, su hermanita le hacía casullas de papel y él “celebraba misa”. Creciendo un poco más, fue acólito del padre Francisco Aguinaga en el templo Nuestra Señora del Carmen. Estudió la primaria y la secundaria en el Colegio de los Hermanos Maristas, y la Preparatoria con los Paría Química.

- El 14 de abril de 1946, en Guadalajara, recibió la tonsura; el 18, las Ordenes Menores de ostiario y lectorado; el 20, el Acolitado y el Exorcistado. En Roma, Italia recibió el Subdiaconado el 27 de marzo de 1948 y el 18 de diciembre de 1948 recibió el Diaconado.

El 2 de abril de 1949 fue ordenado Presbítero. En esa fecha Su Santidad Pío XII celebró 50 años de Ordenación Sacerdotal, por eso la ordenación del grupo de Monseñor Francisco Villalobos se integró a las ofrendas del Vicario de Cristo.

El 3 de agosto de 1971 el padre Francisco Raúl Villalobos Padilla fue consagrado como obispo por la oración consagratoria del Señor Obispo don Luis Guízar Barragán en la Catedral de Saltillo, Coahuila.

El 28 de octubre de 1975 Monseñor Francisco Raúl Villalobos Padilla tomó posesión como Obispo Titular de la Diócesis de Saltillo, a la cual servía como Obispo Auxiliar desde 1971.

Cimentó las bases para la creación de la Diócesis de Piedras Negras, además, fundó el Seminario Auxiliar de Piedras Negras. Al ver las necesidades pastorales en la diócesis, creo rectorías y un gran número de parroquias al servicio de los fieles. Además fundó el SEDEC para la formación de la catequesis en la diócesis.

El 26 de julio de 1996 celebró solemnemente sus Bodas de Plata Episcopales.

El Papa Juan Pablo II le aceptó la renuncia el 31 de diciembre de 1999.

Fue nombrado por el Consejo de Consultores de esta diócesis Administrador Apostólico Diocesano.

El 20 de marzo del 2000 le entregó la posesión de la Diócesis a Fray Raúl Vera López, O. P., desde entonces es Obispo Emérito de Saltillo.