No renunciaré a mis convicciones, dice Elba Esther Gordillo; retornaría al SNTE
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No renunciaré a mis convicciones, dice Elba Esther Gordillo; retornaría al SNTE
La puesta en escena estaba lista desde temprana hora. Una voz masculina en off confirmó que Elba Esther Gordillo sólo daría un mensaje y no admitiría preguntas. Luego, a la manera de las funciones de teatro, anunció: ¡Comenzamos!
Detrás de la puerta apareció la pequeña y rejuvenecida figura de la otrora poderosa líder que controló el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) durante 24 años, siete más que su mentor Carlos Jonguitud.
Elba Esther comenzó a hablar. El atril, que algunos pensaron sostendría las páginas de su discurso, era en realidad para tener a su lado, durante los 12 minutos que habló, la sentencia que la exoneró de los cargos que le imputaron al principio del sexenio de su aliado Enrique Peña Nieto (el Presidente en funciones, por cierto, decidió inaugurar el ciclo escolar por la tarde, y no de mañana, como es usual).
En cuanto se colocó frente a los micrófonos, Gordillo volteó hacia la gran pantalla. Apareció su figura tras las rejas: Aquí tienen la imagen que ha predominado más de cinco años con respecto a mi persona y es producto de una persecución política de acoso e injusticia. Es producto de un expediente basado en mentiras y acusaciones falsas para hacerme ver culpable. Soy inocente.
La puesta en escena la completaban decenas de profesores, la mayoría jubilados del sur de Ciudad de México y de la 36, su sección de origen en el SNTE, su consentida. Aplaudían, vitoreaban a la líder, sobre todo cuando aludió al fracaso de la reforma educativa y a quienes traicionaron a los maestros.
El de Elba Esther fue, fiel a su estilo, un mensaje críptico, que buscó ser emotivo, que tiró la piedra y escondió la mano, que quiso medir las aguas antes que trazar la ruta de su retorno, porque a eso va, a la dirección del SNTE.
Recuperé la libertad y la reforma educativa se ha derrumbado, dijo, tratando de ligar una cosa con la otra. Y completó: No sufrí sola, también sufrieron los maestros y las maestras, en la lógica del promocional que sus operadores lanzaron hace unos días con el mensaje de que con Peña Nieto todos fuimos presos políticos.
Su mejor movida fue recoger el ánimo magisterial frente a la reforma educativa: Lamento que nos hayan responsabilizado de la compleja situación educativa del país cuando la mayoría de los maestros hacen lo mejor que pueden con las herramientas insuficientes que el gobierno les da. Se prefirió gastar en propaganda que invertir en un programa efectivo.
A Juan Díaz de la Torre y el resto de los líderes que se quedaron con el SNTE les dedicó, sin mencionar sus nombres, una porción de su mensaje: La organización ha tenido una larga y compleja historia, pero nunca se había enfrentado a la autodestrucción como resultado de la abyección.
¿Buscará Elba Esther regresar al SNTE? Respondió ella en plan de quien busca medir las posibilidades de su apuesta: En lo inmediato me debo a los míos, sin que ello implique abandonar mis convicciones.
Afuera del lujoso hotel, su oficina alterna durante muchos años, repartían un volante con el sugerente título Elba Esther, regresa, seguido de una lista de obras de arte y propiedades que, dice el texto, obtuvo con los recursos de los maestros: “Elba Esther… Regresa las jugosas comisiones que recibiste de las empresas usureras que tienen empobrecidos a los maestros por los intereses impagables”.
Afuera también, un grupo de 30 personas portaba carteles coloridos con leyendas como Votos por libertad y Tu lugar es la cárcel. Los manifestantes se cubrían los rostros con los mismos carteles, con la firma maestros jubilados, aunque, cuando se les preguntó, ninguno resultó profesor. Usted está haciendo su trabajo, nosotros también, respondió un hombre de mediana edad ya harto de la insistencia preguntona.
Fue un retorno para los suyos, pues una vez terminado su mensaje, recibió en pequeños grupos a los asistentes y se tomó fotos con todos. Ahí sobraban los fieles.
Margarita Fuentes vino a ver a la maestra por desilusión de la reforma educativa, porque fue punitiva y laboral. La profesora de Xochimilco se presentó a concurso por una plaza de subdirectora. Obtuvo, dijo, un buen lugar, pero nunca le dieron la plaza. Solamente con un padrino o con una madrina podemos ascender a puestos.
Así ascendió, por ejemplo, Luis Ignacio Sánchez Gómez, todavía administrador federal de la SEP en Ciudad de México.
–¿Usted sabe que a él lo puso la maestra Gordillo?
–Sí, pero hay gente oportunista. Nos agradece o nos traiciona.
La maestra jubilada agregó sin titubear: Hemos sido castigados, hemos sido mal vistos, nos han humillado continuamente y es por eso que ser profesor hoy para muchos no vale la pena. Sin embargo, los que tenemos vocación amamos poder educar a nuestros niños y adolescentes.
Elia Serrano, de Milpa Alta, se jubiló, dice, para escapar del clima de acoso creado por la reforma educativa. Tuvo que esperar, porque la ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) no le permitió retirarse a los 28 años de servicio porque todavía era muy joven.
Pero esa reforma la hizo la maestra Gordillo, se le dijo. No, fue la reforma educativa, respondió, un tanto dudosa.
¿Qué extrañan de Elba Esther?, se preguntó a la profesora Adriana Ortiz, de la sección 36, quien trabajó en el mismo lugar que la dirigente, Ciudad Nezahualcóyotl.
No le dio vueltas: Todo, el respeto, la dignidad, su fuerza.
–La acusaron falsamente, pero ella tampoco ha explicado su inmensa riqueza.
–Eso no me corresponde hablarlo. Lo que puedo decir es que ella realmente trabajó para todos, gestionaba para nosotros, estábamos a gusto, contentos.
Presente en primera fila, Rafael Ochoa Guzmán, ex secretario general del SNTE, trataba de contestar las preguntas de los reporteros, de ser amable, pero insistía en que no sabe nada del futuro, de los siguientes pasos en busca de la reconquista del SNTE. Se excusaba una y otra vez el jefe de las Redes Sociales Progresistas que apoyaron a Andrés Manuel López Obrador en la reciente contienda: No sé más de lo que aquí se dijo, soltó.
El segundo de a bordo calla. La maestra, la jefa, ha regresado.