Ni el paso del tiempo; las verdades fundamentales de la existencia

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Ni el paso del tiempo; las verdades fundamentales de la existencia

ESMIRNA BARRERA
La esencia para que, en verdad, el estudio se transforme en alimento para la mente

Este día, en algunas universidades, se inicia un nuevo ciclo escolar y como es costumbre los estudiantes suelen desarrollar “planes” para “salir bien” al final del semestre. Entre ellos es frecuente escuchar algunos de los siguientes comentarios: “este semestre no me voy a pasar de faltas, ni voy a llegar tarde a clases”, “ahora sí voy a estudiar todos los días”, “voy a hacer todas las tareas y las entregaré a tiempo”, y así sucesivamente. Pero la verdad es que, en la mayoría de las ocasiones, las buenas intenciones quedan en eso: ¡solamente en intenciones!

Tal vez, estos planes no se cumplan por ausencia de voluntad; o bien, debido a que los objetivos no se ordenan ni jerarquizan; o, posiblemente, debido al desconocimiento del uso efectivo del tiempo y a una precaria organización personal.

Creo que, antes de llevar a cabo una planeación efectiva y productiva del semestre, es necesario considerar ciertos requisitos indispensables, sin los cuales sería muy difícil obtener los auténticos beneficios que supone todo aprendizaje significativo.

A 600 AÑOS

En relación a los anterior, releyendo un libro de Albino Luciani, descubrí un extraordinario pasaje en el cual el autor hace referencia y reinterpreta siete reglas que, en el año de 1427, Bernardino de Siena (1380-1444) -santo franciscano y sabio práctico- propuso a los estudiantes de la Universidad de Siena para que su aprendizaje fuera más fructífero, lo interesante es son pautas aplicables en cualquier oficio; y, para mi asombro, esas reglas escritas hace 600 años son, en este “modernísimo” y pandémico 2021, sumamente actuales; realidad que demuestra que hay principios -y verdades- que jamás pasan de moda, que existen conocimientos prácticos que, a pesar del paso de los siglos y de las ideologías pasajeras, continúan vigentes.

‘SIETE REGLAS’

A continuación, propongo para su reflexión esas reglas ya reinterpretadas por Luciani y por el que esto escribe:

Primera regla, el aprecio. -“Uno no llega a estudiar en serio si primero no aprecia el estudio. No llega a formarse una cultura si antes no estima la cultura”. La persona que valora lo que desea conocer es quien llega a conocer, en este sentido es necesario amar el estudio, la escuela, la buena conversación, los libros, el trabajo colaborativo y el intercambio de experiencias. De otra manera, estima el santo, el estudiante será un “don nadie”.

Segunda regla, la separación. -“Separarse al menos un poco. De lo contrario, no se estudia en serio. También los atletas deben separarse de muchas cosas. El estudiante tiene algo de atleta”. Entonces, toda persona que quiera progresar en el conocimiento deberá renunciar a todo lo que le provoque distracción: malas lecturas, compañías dañinas, tiempos perdidos en diversiones que exponen el espíritu, la televisión (esto lo anoto yo), y tantas otras actividades que hacen perder la atención sobre lo que se desea alcanzar.

Tercera regla, tranquilidad. -“Nuestra alma es como el agua. Cuando está tranquila, es como el agua remansada; pero, cuando está removida, se enturbia. Por lo tanto, si se quiere aprender, profundizar y recordar, hay que tranquilizar y dejar reposar la mente.”

La propuesta es concreta: para aprender hay que dejar sosegar la mente. Por tanto, sería prudente dejar a un lado todo lo que contamina y provoca distracción y vacío: música estridente y con sentido destructivo; películas contaminadas de violencia, drogas y sexo; el alcohol sin mesura; fiestas libertinas que provocan confusión y desasosiego. En lugar de esto es mejor buscar diversiones y pausas que alimenten el alma, es mucho mejor encontrar, de tiempo en tiempo, espacios de silencio que inviten a la reflexión.

Cuarta regla, orden. -Estamos hablando del equilibrio, los extremos son absorbentes y dañinos: “equilibrio, justo medio, tanto en las cosas del cuerpo como en las del espíritu”. El que desee aprender requiere tener disciplina, balance en el espíritu y en los actos. El santo escribe: “Todos los extremos son malos, la vía del medio es la mejor. No pueden llevarse dos cargas: el estudio y el poco comer, el demasiado comer y el estudio, porque lo primero te consumirá y lo segundo te embotará el cerebro. ¿Dormir? también, pero ni poco ni mucho”, solo lo necesario para continuar la jornada y para vivir saludablemente.

Esta recomendación es vigente, ya que, por no administrar el tiempo adecuadamente, es frecuente robarle horas a la noche para que, luego, la noche le quite al día mucho del rendimiento que puede dar y así se generan desequilibrios que pueden afectar gravemente la salud de las personas. Solo hay que recordar la máxima que dice: “para estar bien despiertos hay que estar bien dormidos”.

En muchas ocasiones los estudiantes no obtienen buenos resultados por falta de orden tanto material, como mental. Este desorden provoca dificultad a la hora de asimilar la información e implica que a la hora de expresarla salga, además, desordenada.

El orden es un concepto muy sencillo, pero esencial para incrementar el rendimiento académico y, por tanto, desarrollar la inteligencia.

Quinta regla, perseverancia. -“En la escuela y la vida, no basta desear, hace falta querer. No basta comenzar a querer, sino hay que seguir queriendo. Y no basta siquiera seguir, sino que es necesario saber comenzar a querer de nuevo, cada vez que uno se ha detenido por pereza, fracasos y caídas”.

La voluntad sólida y actuante es la mejora aliada de quien desea generar nuevos conocimientos. No sólo hay que desear, sino también querer profundamente superarse, lo que implica voluntad tenaz y obrante.

La perseverancia y las actitudes positivas hacia el aprendizaje permiten comprender que el estudiante es dueño de la voluntad y de su esfuerzo personal y no necesariamente de los resultados finales.

Sexta regla, prudencia. -Nunca hay que correr más rápido de lo que se puede. Esto implica establecer objetivos realistas, medibles y estimulantes. Es muy conocido el dicho que dice: “el que mucho abarca poco aprieta” y en el caso del estudiante esto es muy cierto. Hay que saber que no se puede hacer todo al mismo tiempo, que existen prioridades, por tanto, es recomendable posponer la diversión y esas actividades que, si bien pueden ser muy atractivas e inclusive saludables, afectan el desempeño de las materias.

Un estudiante sensato es moderado en su conducta, muestra sentido común y un juicio práctico en su actuar.

Séptima regla, placer (delectación). –Se refiere al placer del ánimo y de los sentidos; es una regla espontánea y la que tarda más en aparecer, porque requiere que previamente se hayan practicado constantemente las reglas anteriores. “No se puede perseverar en el estudio si no se saca un poco de gusto. El gusto no se tiene al principio, sino que va llegando poco a poco. Al comenzar siempre hay un obstáculo: la pereza que hay que superar, ocupaciones agradables que nos atraen más, la dificultad de la materia. El gusto llega más tarde, como un premio por el esfuerzo hecho”.

El estudiante que hace gozosamente sus responsabilidades, que disfruta continuamente y crecientemente con lo que hace, es una persona plena, insertada en un medio natural con sus vaivenes y vicisitudes, capaz de crear las mejores soluciones para su desarrollo y siempre generoso para cooperar y servir de los demás.

ANDANDO…

Estas pautas me parecen evidentes por lo que no requieren más comentarios, pero sí es necesario abundante reflexión y, sobre todo, bastante paciencia y práctica. Ojalá que estas reglas sean de utilidad para realizar la planeación de estudios del semestre que esta semana inicia.

En la sabiduría que encierran estas reglas se encuentra la esencia para que, en verdad, el estudio se transforme en alimento para la mente, pero, más que eso, para el corazón.

Queda claro que ni el paso del tiempo puede erosionar las verdades fundamentales de la existencia y, en este caso, los principios para llegar a ser un estudiante fuera de serie.