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Millennials y redes sociales: Adicción a la satisfacción
Hace un par de días falleció el sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman, de quien quizá no has escuchado mucho pero que en sus teorías dejó una explicación a porqué tu y yo no sabemos qué hacer con nuestra vida, pero nos vemos muy cool en Facebook.
Durante gran parte de su carrera se esforzó por tratar de explicar lo que es la ‘modernidad líquida’, un término para la realidad social que de interesarte por él, bien podría hundirte en la crisis existencial de tu vida (Bauman no era muy optimista que digamos).
En pocas palabras, la modernidad líquida no cree que exista una ‘posmodernidad’, sino más bien ve a la realidad actual y al desarrollo global como una extensión de la era moderna.
Esta (también llamada) ‘modernidad tardía’ está definida por las economías capitalistas del mundo, la creciente privatización de los servicios y la revolución de la información.
Pero Bauman no sólo se encargaba de analizar las grandes características de esta realidad, sino que se se concentraba en las consecuencias de la modernidad líquida sobre los individuos (puedes revisar sus teorías sobre el amor y la educación líquidos y profundizar más en tu crisis).
Para Bauma, en la sociedad líquida está llena de incertidumbre y ambivalencia: en esta realidad, tu posición social puede cambiar de una a otra de manera fluida, por lo que no importa si tienes 13 años ó 50, tu ya estás lleno de responsabilidades.
El constante pesar te lleva a alienarte en ti mismo, y a los demás también, provocando que poco a poco se terminen los compromisos mutuos, la integración de la ciudadanía, el interés por los demás.
¿El resultado? Eres un nómada: buscas la supervivencia ante las adversidades, pero tu mente tiende más al cambio que a la permanencia, lo que provoca que rechaces lo que tenga que ver con la estabilidad y lo que ello implica. Te encierras en tu propia burbuja.
“La cultura líquida moderna ya no siente que es un cultura de aprendizaje y acumulación (...) A cambio se nos aparece como una cultura del desapego, la continuidad y el olvido”, explicó Bauman en alguna ocasión.
Pero él mismo lo dijo, somos seres sociales y no podemos vivir así, tarde o temprano necesitamos comunicarnos por un motivo u otro y eso es en lo que estamos fallando, y es ahí donde entran las redes sociales, otro de los temas que el teórico abordó, y no con mucha empatía, durante sus últimos años de vida.
¿Crees que eres muy popular y feliz por cómo reaccionan tus contactos en Facebook, o es por cómo reaccionan tus amigos en Facebook que te sientes popular y feliz?
“La gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en tiempos de individualización. En redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales, porque éstas las desarrollas en la calle o en el trabajo, y cuando te encuentras con gente con la que necesitas tener una interacción razonable, ahí es cuando tienes dificultades”, señaló el teórico para El País.
Lo que Bauman quiere decir es que, como no sabes relacionarte con la gente de tu trabajo, los otros estudiantes de tu escuela no te aceptan y te da terror hablarle a un desconocido en las redes sociales te sientes bien porque no necesitas hacer nada más que unirte con un botón una comunidad de 500 personas y así ‘pertenecer’.
“La diferencia entre la comunidad y la red social es que tu perteneces a la comunidad pero la red pertenece a ti. Mucha gente usa las redes sociales no para unir, no para ampliar sus horizontes, sino por el contrario, para encerrarse en sus zonas de confort, donde el único sonido que oyen es el eco de tu propia voz”, añadió en esa entrevista Bauman.
En sí, nuestro amor por los likes, los favs y los double taps no son tanto por egocéntricos, sino por miedosos, pues la realidad allá afuera no es de mucha ayuda y que todo es aterrador y cada vez más difícil, no te estás volviendo loco.
El motivador inglés Simon Sinek señala que como respuesta a esto, se nos ha dicho todo el tiempo que somos especiales, que lograremos todo lo que nos propongamos y que siempre seremos felices, por eso cuando salimos al mundo real, nos da la pereza - decepción más grande.
“Crecemos en un mundo de Facebook, Twitter, Instagram en el que no podemos ponerle un filtro a las cosas. Somos increíbles mostrando que la vida es maravillosa cuando la verdad es que estamos realmente deprimidos”, señaló en alguna ocasión Sinek.
Esto es gracias a la ‘gratificación inmediata’, pues mientras no supiste a quién invitar a beber un café contigo, subiste tu vaso de cartón lleno y está recibiendo muchos comentarios que te hacen sentir bien.
“Las redes sociales producen dopamina, lo mismo que cuando das un beso, fumas o bebes, se siente bien y es adictivo en verdad, es una satisfacción que no tienes en tu trabajo o en tus relaciones, porque es incómodo, lento y difícil”, asegura.
Pero él ofrece una solución, pues quizá lo único que necesitas es aprender que algunas cosas necesitan tiempo, son difíciles y requieren que te relaciones con gente de verdad para aprender las habilidades que necesitas para enfrentar esta realidad, y así de verdad lograr lo que sueñas, pero trabajando por ello.
¿Eres adicto a las redes sociales?
Si tienes varios de estos ‘síntomas’ podrías estar atravesando por una adicción a las redes sociales:
> Te enojas, te sientes ansioso o nervioso si no tienes conexión a internet, ésta se pone lenta o la página de la red que querías revisar no funciona.
> Usar las redes sociales está afectando en tus actividades diarias: no pones atención en clases, no terminas tu trabajo, no pones atención a tu alrededor.
> Ansiedad e inseguridad excesiva si no tienes cerca tu smartphone.
> Tristeza o frustración cuando una publicación no obtiene la reacción o atención que buscabas.
> Usar las redes mientras caminas, conduces, caminas o haces otra actividad que requiera de tu plena atención.
> Preferir enviar un mensaje en lugar de hablar con la gente que está cerca de ti.
> Sentir la imperiosa necesidad de compartir fotografías, hacer check in, decir lo que estás haciendo.
> Sentirte triste cuando la vida de alguien parece mejor que la tuya por lo que ves en sus redes sociales.
¿Qué puedes hacer?
Según lo grave que sea, puedes moderar el uso de tus redes o suspenderlo por completo. Puedes probar esto:
> Admite que tienes un problema y convéncete de que quieres superarlo.
> Lleva un control del tiempo que quieres usarlas. Si la voluntad te falla, pon apps que no te dejarán hacerlo hasta que pase cierto tiempo.
> Analiza lo que aportan a tu vida: ¿los amigos que tienes ahí son verdaderos? ¿las cosas que ves ahí son realmente interesantes?
> Realiza un horario de actividades que podrías hacer con el tiempo que no estás revisando tus redes y síguelo.
> Escoge días, momentos y períodos para no usar tu teléfono: los sábados, visitando a la abuela y en vacaciones nada de Internet, por ejemplo.
> Elimina las notificaciones para que puedas verlas solo en los momentos que te permites revisar tus redes.
> Aprende a desasociar el color rojo de una actividad que tienes que hacer de inmediato cuando se trata de tus redes. Google y Facebook saben lo que harás de inmediato cuando veas eso.