México ya es un país democrático: Luis Córdova Alveláis
Tras décadas de atención en terapia intensiva, la democracia mexicana -diagnosticada por muchos como paciente terminal-, ha sido dada de alta por el cardiólogo Luis Tláloc Córdova Alveláis, quien cerró un ciclo como ciudadano comprometido con su instauración.
Durante tres períodos diferentes, el médico de profesión fue también Consejero Electoral en la Junta Local del INE en Coahuila. Hoy la Ley le impide volver a buscar este cargo, pero se va satisfecho, porque su aspiración era tener un país democrático, y México, asevera, ya lo es.
“Ya no viene nada para mí”, dijo en entrevista con VANGUARDIA en su consultorio en el Centro Hospitalario La Concepción. “Mis aspiraciones se cubrieron en demasía, la verdad. Mi aspiración en el ’68 era vivir en un país democrático. Ya vivo en un país democrático, en un país en el que la alternancia es posible. No tengo ninguna otra aspiración”.
El pasado jueves 30 de agosto la Junta Local del Instituto Nacional Electoral en Coahuila celebró la última sesión del Proceso Electoral 2017-2018, y Córdova Alveláis culminó su trabajo como Consejero, función que desempeñó en tres etapas diferentes de su vida.
Consejero tres veces
“Es la última ya. Es decisión propia. Fui nombrado por tres períodos, este es mi tercer período, por lo tanto ya no puedo volver a ser nombrado. La Ley marca que no puedo participar en más de tres. Estoy imposibilitado legalmente para participar (como funcionario electoral) en las elecciones dentro de tres años”.
Sin aspiraciones de reconocimientos, ni a ocupar otro cargo electoral en el instituto local, el cardiólogo egresado de la UNAM relata que se va tranquilo. “No sé si me reconozcan o no me reconozcan. El maestro Ignacio Chávez decía que ‘el médico tiene un juez implacable: su conciencia’. Mi conciencia queda tranquila”.
“En lo que me tocó participar, participé y estoy tranquilo”, abundó. “Creo que hice lo que tenía que hacer. No me interesa si me reconocen o me critican. Eso es algo que afortunadamente con la vejez lo superas. Estoy tranquilo, contento, creo que contribuí con mi granito de arena. Vuelvo a decir: qué bueno que no quedé en el IEC (Instituto Electoral de Coahuila), porque me hubiera hecho de miles de enemigos políticos”.
Córdova Alveláis, como muchos otros mexicanos de su generación, padeció la represión y el autoritarismo presidencial cuando fue estudiante universitario, y eso lo marcó para buscar un México democrático.
“La primera vez que tengo contacto con una situación electoral fue en la elección de Luis Echeverría Álvarez (Presidente de México 1970-1976)”, recordó. “Trabajaba de maestro en segunda enseñanza y a todos los maestros nos obligaron a ir en representación del candidato a una casilla”.
“De la Secretaría de Educación Pública nos obligaban a los maestros a asistir en representación del candidato del PRI a la Presidencia de la República. Lo tuve que hacer. Había el antecedente de qué había pasado el ’68 y todos los estudiantes de esa época sabíamos el papel que había jugado Luis Echeverría”.
“Leí muy bien el manual y en la medida de lo que pude intenté que no se cometieran irregularidades en la casilla”.
‘Si los candidatos fallan saben que los podemos cambiar’
Hace 50 años Luis Córdova Alveláis estudiaba en la Universidad Nacional Autónoma de México. Vivió el autoritarismo de aquel 1968 y su inquietud para que México alcanzara una auténtica democracia, así como que el respeto al voto fuera efectivo, se quedó para siempre como parte de sus criterios, principios y valores.
Médico internista y cardiólogo en la medicina social y en la privada, se esforzó para también participar en actividades ciudadanas de promoción y vigilancia del voto. Eso lo llevó a convertirse en observador electoral, invitado por Alianza Cívica, cuando el concepto de observador aún no existía en las leyes mexicanas.
“(El observador electoral) Era algo totalmente ciudadano. No era una figura aceptada y los órganos electorales dependían del Secretario de Gobernación y en los estados del Secretario de Gobierno”, recordó.
“Tengo una anécdota muy interesante”, añadió. “En la elección en la que participé como Observador se presentó el Gobernador a votar en la casilla sin credencial que lo identificara. Obviamente yo me opuse a que votara y me decían ‘¿no lo conoce usted?’. Les dije: ‘Claro que lo conozco, si es el Gobernador, pero la Ley marca que se necesita identificar’. No había todavía Instituto, y tuvieron que ir por la credencial para identificarse porque se tenía que cumplir con la Ley”.
Su interés por el Estado Democrático lo llevó a enrolarse por primera vez en un órgano electoral en Coahuila en el año de 1996. En la elección del primer órgano electoral ciudadano, el PRI perdió las principales ciudades de la entidad, entre ellas Saltillo, con el primer alcalde panista, Rosendo Villarreal Dávila.
Desde 1996
Los recuerdos brotan con facilidad, no se esconden. “Oficialmente participé en una elección en el año de 1996, en la cual el Congreso del Estado me nombra Consejero Suplente del Consejo Estatal Electoral porque se acaban de ciudadanizar los órganos electorales. Se les dio autonomía y rápidamente el Congreso nos nombró para cumplir con la disposición legal a nivel federal”.
“En aquel entonces los suplentes y los titulares participábamos de igual manera”, dice Córdova Alveláis.
“Tuve la oportunidad de participar junto con Armando Fuentes Aguirre, ‘Catón’, con Agustín de Valle, que en paz descanse; Juan Puente Flores, también que en paz descanse, y otros compañeros”.
Pero el Congreso Estatal se dio cuenta de su “error” y se modificó la Constitución para que los consejeros suplentes no pudieran participar, pero además nos pidió su renuncia al Consejo Estatal porque había “olvidado” fijarnos un período.
“Entonces nos pidieron la renuncia. Yo entregué mi renuncia, y les dije que estaba convencido de que una persona en la función electoral no puede ser eterna.
Todos renunciamos y obviamente ninguno quedó en el siguiente órgano electoral, que ya fue con el nombre de Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, que nuevamente fue copado por el Estado. Para el año de 1999 la Ley me impidió participar”.
La era IFE-INE
En el año 2000, el entonces IFE presidido por José Woldenberg, en el Consejo General, nombra como consejero de la Junta Local a Luis Córdova.
“De los que integrábamos el Consejo Estatal Electoral en Coahuila quedamos el maestro Juan Puente Flores y un servidor. En aquel entonces la consejera presidenta era la maestra Lourdes López, quien después, a propuesta del PRI, fue Consejera del Consejo General del IFE”.
“Participó en las elecciones del 2000 y del 2003. En la elección del 2000 se produce la transición y gana por vez primera, después de 70 años de un partido hegemónico, gana la Presidencia de la República un partido de oposición”.
Para el 2012, Córdova nuevamente es nombrado consejero en Coahuila y comparte el consejo con José Luis Vázquez, quien fungía como Vocal Ejecutivo.
Además, el médico tomó parte entre los primeros aspirantes a formar el Consejo General del Instituto Electoral de Coahuila (IEC), en donde pasa los exámenes en los primeros lugares, pero los consejeros del INE deciden no incluirlo en la lista de los fundadores del OPLE Coahuila.
“Afortunadamente, y lo digo con orgullo, a pesar de que no era yo abogado y prácticamente todos eran abogados, pasé el examen en los primeros lugares para ir a la siguiente etapa que fue la de un ensayo”.
“Presenté el ensayo y lo pasé en muy buen lugar. Le puedo decir que yo sabía que en esa ocasión había grupos de poder político interesado y estaban preparando a algunas personas para que participaran, dándoles los temas de los cuales iban a ser objeto. Paso hasta la etapa de la entrevista. El Consejo General decidió que no integrara parte del Organismo Público Local”.
“Estoy convencido de que para mí fue la mejor decisión que me pudo haber pasado, no haberme integrado al IEC. Como dicen: ‘por algo Dios hace las cosas’. Sí me pude percatar que los consejeros generales (del INE) tuvieron aversión a las personas que provenían de la sociedad civil y no de los órganos del estado”.
Morena y López Obrador
Su última elección, la de Andrés Manuel López Obrador, también la considera tensa, pero provechosa, porque el INE pudo reivindicarse, aunque no así los tribunales electorales, federal y estatales, que tienen la reputación por los suelos.
“Fue una elección en donde las instituciones electorales, el INE y los tribunales, estábamos muy cuestionados y con una credibilidad no de lo mejor, todo derivado de las elecciones que hubo en el 2017 en el Estado de México y en Coahuila”.
“El problema al que se enfrentó el INE fue el Tribunal Electoral (del Poder Judicial de la Federación). El INE decía: ‘piso parejo’, y el Tribunal Electoral decía: ‘no’; el Consejo General decía: ‘en estas elecciones locales se excedieron en los gastos de campaña’, y el Tribunal Electoral ordenaba: ‘quítale a este y auméntale a este”.
“En lo particular, y lo digo con convencimiento, creo que los tribunales electorales primero toman una decisión política y luego ven cómo lo justifican legalmente, y son muy hábiles”.
La democracia existe, y los mexicanos entendieron para qué sirve su voto, por eso Morena y el Presidente electo están en el lugar en que la gente eligió, pero igual elegirán a otro partido en los próximos años, dependiendo del actuar en el sexenio.
“A mí me han comentado que la gente votó con odio. Yo no creo eso. Yo creo que la gente hizo un voto de castigo para aquellos gobernantes que no cumplieron adecuadamente con las expectativas y las necesidades de los mexicanos, y votó con esperanza. Pero lo más importante es que los mexicanos ya aprendimos que la transición es posible, y que si un partido falla, si un candidato falla, lo podemos cambiar con nuestro voto, y esto lo debe entender perfectamente Morena”.
“Morena tendrá todo el Congreso a partir del 1 de septiembre y a la Presidencia de la República a partir del 1 de diciembre, pero si fallan, podemos cambiar de la misma manera, con nuestro voto”, concluyó.