Historia del Mercado de la Guayulera

Mercado de la Guayulera de Saltillo, donde encuentras de todo en un fin de semana

Su historia es de más de 35 años, su recorrido de casi dos kilómetros, y la lista de cosas a encontrar es innumerable

Mercado de la Guayulera, eres toda una experiencia de fin de semana. 

Este no es un texto publicitario, pero sí un homenaje por ser de los mercados sobre ruedas más populares y de mayor tradición en Saltillo. 

Tu antigüedad exacta no es oficial, pero don Raúl, un vendedor de artículos decorativos nos contó que has tenido más de tres generaciones de locatarios. 

El Municipio tiene registro de ti desde 1986, osea que por lo menos ya tienes 35 años con los permisos en forma. 

Los primeros registros oficiales del Mercado de la Guayulera ante Municipio datan de 1986 | Foto: Héctor García

El por qué de tu nombre sí está claro. A inicios del siglo XX, al poniente de Saltillo existía una fábrica de Guayule, un arbusto que es fuente para producir hule. 

Los costos del procesamiento provocaron su cierre, pero para 1934 la colonia Rodríguez Guayulera ya comenzaba a figurar en los planos. 

El apellido ‘Rodríguez’ es en memoria de Crescencio Rodríguez, un empresario local que tenía terrenos en aquel sector de la ciudad. 

Aunque te haces llamar el Mercado de la Guayulera, parte de tu espacio también lo compartes con las colonias vecinas, Chamizal y La Minita. 

Te podríamos definir como un recorrido de casi dos kilómetros, que sábado y domingo de 7:00 a 18:00 horas reúne cerca de 980 puestos con carpas de colores.

El tradicional mercado sobre ruedas se extiende por varias cuadras de las colonias Guayulera, Chamizal y La Minita | Foto: Omar Saucedo
Más de 980 puestos son colocados cada fin de semana en el mercado ubicado al poniente de Saltillo | Foto: Héctor García

Pero eres mucho más que eso. 

No cobras ni discriminas para recibir visitas. Y por los tiempos que pasamos, el uso de cubrebocas es el único requisito. 

Y por aquello de las emergencias, el baño no es problema. Pues casi como hay de casas alrededor, hay letreros anunciando el servicio de baño. 

Podríamos decir que como tal, no tienes voz, pero otros hablan por ti. 

“Aquí tenemos estacionamiento para las carriolas, y es gratis”, grita Juan, un joven vendedor de ropa. 

Recorrer tu vertebra, la calle Pedro Anaya, es como presenciar un mix musical.

Actualmente el uso de cubrebocas es obligatorio durante el recorrido por el mercado | Foto: Héctor García
En el mercado se pueden encontrar puestos en toldos, autos, en el suelo | Foto: Héctor García

De pronto se escucha Intocable, Maná, el Poder del Norte, Pepe Aguilar, Menudo, por mencionar solo algunos. Y de fondo, suena el tren que pasa a dos cuadras de distancia, en el cruce con Prolongación Felipe Berriozábal. 

En tus entrañas se huele la gastronomía de los antojitos, se aprecia el Cerro del Pueblo y el Cristo de las Galeras, se escuchan pláticas a medias de las comadres, y se encuentran historias como la de José Antonio. 

José Antonio se dedica a la compra-venta y reparación de celulares | Foto: Héctor García

Un comerciante de compra-venta de celulares y accesorios, que luego de superar la adicción a las drogas, encontró su vocación al trabajar en los mercados como tú. 

Comenzó vendiendo en el suelo hace 10 años y ahora tiene su propio espacio, con una mesa y una sombrilla.

Pero los celulares y accesorios son solo el inicio de la lista de cosas que podemos encontrar visitandote. 

Vista aérea del Mercado de la Guayulera | Foto: Omar Saucedo
Los artículos que se pueden encontrar en el mercado son muy variados | Foto: Héctor García

Pantallas, pacas de ropa, chicharrones, tamales, mochilas, fritos, maquillaje, peluches, balones, sillas, calcetines, jugos, frutas, verduras, pañales, máscaras de lucha libre, plantas, artesanías de madera, tratamiento para el hígado o riñones, la pomada mágica que sana cualquier dolencia… 

La lista sigue, y tu historia también. 

El Mercado de la Guayulera se ubica al poniente de Saltillo | Infografía: Natalia Gutiérrez

 *Con información de Carlos Recio, Gobierno Municipal de Saltillo, Archivo Vanguardia*