Madre y artista: Creadoras de pies a cabeza

Este Día de las Madres invitamos a dos artistas —una visual y otra escritora— a compartirnos cómo ha sido su experiencia al dedicarse tanto a la maternidad como a la creación artística
Ilustración: Alejandra García.

Existe la falsa creencia de que una mujer profesionista no puede equilibrar su carrera con la maternidad, misma que se traslada al ámbito artístico. Si bien ambas son facetas demandantes las personas suelen considerar que al dedicarse a la crianza de los hijos estas creadoras dejarán de lado su ímpetu creativo o la calidad de sus propuestas —o su responsabilidad como madre— se verá afectada.

Sin embargo hay incontables casos de mujeres que se han convertido en grandes artistas, o han mantenido en la cima, a la par de que proveen, guían, enseñan y acompañan a sus hijos e hijas hasta la adultez, desde escritoras como J.K. Rowling, Isabel Allende, Susan Sontag o Agota Kristof; actrices como Susan Sarandon, Meryl Streep, o Nicole Kidman; artistas plásticas o visuales como Leonora Carrington, Elena Huerta, o incluso Louise Bourgeois, cuya relación con la maternidad y el ser madre refleja la complejidad del asunto.

No obstante, es necesario reconocer que escribo esto desde mi perspectiva. Soy hombre, no tengo autoridad para decir lo que significa ser madre, o ser artista mujer, y por eso, para conmemorar este Día de la Madre, en VMÁS, invitamos a dos creadoras a compartirnos sus experiencias al respecto y así, a través de ellas, podremos conocer un poco más sobre esta elección.

Sylvia Georgina Estrada. / Fotos: Cortesía.

Sylvia Georgina Estrada

Escritora, editora y periodista cultural

En Apegos feroces (Sexto Piso, 2017), Vivian Gornick relata que los mejores momentos que pasaba con su madre eran aquellos en los que hablaban del pasado. “Cada vez que cuenta la historia, es la misma y también es completamente distinta, porque cada vez que la oigo soy más mayor y se me ocurren preguntas que no le hice la última vez”.

Traigo esto a cuento porque lo mismo me ocurre con mi madre. Después de la extrañeza que me causaban algunas de sus ideas y acciones, en especial cuando yo tenía veinte años y trataba de entender quién era yo y dónde había un lugar para mí, ahora las comprendo mejor. Tal vez porque me convertí en madre.

Hace tres meses mi hermana tuvo su primer bebé, entonces mi hija tenía diecisiete años. Platico con mi hermana, veo sus ojeras, cómo dedica todo su tiempo y energía en criar a su hijo y pienso que la maternidad puede ser bella, pero de lo que jamás estará exenta es del cansancio, la duda, el desánimo

¿Cómo ha sido para mí ser madre, periodista, editora y escritora? Una lucha constante, abrir brecha entre las cuentas por pagar, las tareas escolares, los deberes domésticos y las listas de pendientes que jamás terminan.
Sylvia Georgina Estrada, editora, escritora y periodista cultural.

Cuando nació Allegra yo casi nunca podía leer, ni hablemos de escribir. Pero a medida que mi hija crecía, también aumentaban los espacios para desarrollar mis intereses. Primero en el periodismo cultural y después en la literatura. 

¿Cómo ha sido para mí ser madre, periodista, editora y escritora? Una lucha constante, abrir brecha entre las cuentas por pagar, las tareas escolares, los deberes domésticos y las listas de pendientes que jamás terminan.

Mi maternidad —y mi vida— está ligada a los libros, que me permitieron, como a Susan Sontag, “escapar del provincianismo forzoso, de la inanidad educativa, de los destinos imperfectos y de la mala suerte”. Un recurso que trato de compartirle a mi hija cuando, en cada uno de sus cumpleaños, escribo un poema en su muro de Facebook.

Ahora, cuando pienso en mi madre, también recurro a la literatura: Tiene el espíritu regañón de mamá gallina de Molly Weasley, las palabras de aliento de la señora March, la bondad de Mrs. Dashwood y la belleza y determinación de Scarlett O'hara; es preocupona como Úrsula Iguarán, providencial y generosa como Aibileen Clark y, como Mrs. Bennet, siempre presume las cualidades de sus hijas.

Talía Barredo García.

Talía Barredo García

Artista visual, curadora y agente

Podemos decir que ser mamá y artista es la mejor de las experiencias, y sí pero no. Que no se entienda como queja, pero si ser creadora no es sencillo, mucho menos es ser mamá. Sin embargo sé que el arte —con sus múltiples manifestaciones y formas profesionales— nos ha otorgado momentos de gran plenitud.

Creo fielmente en la libertad creativa que tienen los niños y ante esto los adultos debemos de trabajar día a día por no coartarla, para no contagiarles nuestros temores o limitantes.  Particularmente siento que para estar a la altura de mi pequeño creador debo de acostarme en el piso a jugar con él o acompañarlo mientras dibuja; estar ahí mientras crea sus historias (claro, en silencio). Si tengo suerte me permite ayudarle a hacer escenarios para sus animaciones o construir con él fuertes para pasar la noche. También a veces me pide que le enseñe cosas, como a bordar, pero ¡qué le enseño yo si apenas estoy aprendiendo! Y es ahí donde veo en él lo que yo no tengo: la simpleza, la rapidez y la agilidad para crear sin preguntarse mucho, pero con el afán de divertirse lo suficiente hasta que llegue la hora de la cena.

Particularmente siento que para estar a la altura de mi pequeño creador, debo de acostarme en el piso a jugar con él o acompañarlo mientras dibuja; estar ahí mientras crea sus historias
Talía Barredo García, curadora, artista visual y agente.

Verlo crecer y crear me hace crecer y crear para mí. Aprendo y admiro lo simple que es jugar con piedras y palitos, la complejidad de sus cuentos y el tiempo que dedica en crear personajes. Agradezco cuando me pide que vayamos a ver alguna exposición y cuando salimos a la montaña y va por los caminos tomando fotografías o dejando pequeñas esculturas con piedras. Me siento honrada de mi profesión, pero más aún de compartir la vida con un pequeño creador.