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Los lácteos, promotores del sueño de los mayores
Recientes estudios han constatado la relación entre la toma diaria de lácteos, especialmente la leche, con la mejora del sueño y la capacidad de dormir de los ancianos, asegura la doctora Ana Suero Roig.
Y es que uno de los componentes de los lácteos, el triptófano es precursor de la melatonina y la serotonina, dos hormonas relacionados con el ritmo biológico, que actúan como promotores del sueño.
“El consumo de lácteos se considera uno de los primeros tratamientos ante los problemas de sueño de los pacientes mayores”, ha explicado y ha alertado ante la disminución del consumo de lácteos en la tercera edad y ha recalcado la recomendación “imprescindible” de tomar 3 o 4 raciones al día, en cualquiera de sus variedades y adaptadas a las características de cada persona mayor.
Lo que lleva al anciano a elegir los alimentos que va a tomar depende de su estilo de vida, de su educación, del coste de los productos e incluso del sabor.“Normalmente las personas mayores consideran que una comida saludable es aquella que incluye pescado, fruta y vegetales y, como consecuencia de la pobre ingesta de lácteos, se producirá un déficit vitamínico y nutricional”, ha indicado.
Los lácteos son un alimento básico en todas las edades, pero especialmente en los mayores a los que aporta una importante fuente de calcio y vitamina D cuyos niveles disminuyen por la falta de ejercicio y la menopausia en las mujeres.
“Se estima que la ingesta de calcio en la tercera edad sea de mil 200 miligramos, los mismos que requiere una mujer durante el embarazo y la lactancia”, apunta la doctora.
Pero también aportan proteínas para paliar el déficit que se produce con el envejecimiento y que afecta al sistema inmune, además de proteger la flora bacteriana y presentar alta digestibilidad y ser fáciles de tragar.
El yogur es uno de los lácteos más aconsejables para la tercera edad y no solo porque no presente problemas de masticación y deglución, sino también porque es el que menor lactosa contiene, teniendo en cuenta que la intolerancia a esa proteína aumenta con la edad y es uno de los motivos por los que se deja de consumir lácteos.
Los lactobacilus bifidus del yogur ayudan a mantener el equilibro de la flora bacteriana intestinal ya de por sí muy castigada por el alto consumo de medicamentos, en especial de antibióticos, a esas edades, mientras que también evita la desmineralización ósea, sobre todo dental.
Pero también el yogur protege frente a la hipertensión arterial y la dibetes mellitus tipo II porque se encarga de aumentar la sensibilidad a la insulina, ademas de ser fuente de vitamina A y vitamina B.Menos conocido, el helado presenta un destacado valor nutricional al aportar proteína de alto valor biológico, calcio y vitamina B12.