Las letras chiquitas de la pastilla milagro para la diabetes
Por Jesús Peña
Fotos: Jesús Peña
Edición: Kowanin Silva
Diseño: Edgar de la Garza
Saltillenses que viven con diabetes creen haber encontrado la fórmula maravillosa para recobrar la salud.
Se llama Invokana (canagliflozina) y es un medicamento que ha comenzado a popularizarse, sin vigilancia médica, dieta ni ejercicio, entre la población que padece este mal crónico – degenerativo, responsable de dos mil 700 muertes anuales en Coahuila.
Se trata de un fármaco que actúa bloqueando la reabsorción de la glucosa en el riñón, aumentando la eliminación de ésta a través de la orina, reduciendo así los niveles de azúcar en la sangre.
Circula en las principales farmacéuticas, cadenas de clubes de precios de Saltillo y hasta boticas, a un costo promedio, por caja con 30 pastillas, de 860 pesos y sin receta médica.
Quienes la toman dicen estar maravillados con sus efectos, que van desde la disminución considerable de peso, baja en los niveles de presión arterial y reducción de los malestares propios de la enfermedad, esto sin ayuda de regímenes alimenticios ni activación física.
Y a pesar de que Invokana, elaborada por la compañía farmacéutica Janssen, está aprobada por la Agencia Europea del Medicamento, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos e incluso la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de México, expertos en el tema de diabetes advierten sobre las consecuencias de su consumo como terapia única y sin un tratamiento integral y especializado para el control de este trastorno que actualmente representa la segunda causa de muerte en la población general, después de las enfermedades cardiovasculares.
“No es la octava maravilla, no es un medicamento mágico ni mucho menos, porque el manejo de pacientes con diabetes debe ser un manejo integral, que va desde que sea educado correctamente, que conozca las cosas más importantes sobre diabetes, que respete la dieta… Además hay un proceso de selección de medicamentos para el manejo del azúcar, según cada paciente y, por otra parte, el automedicarse nunca es bueno”, dice Ramón Alanís del Castillo, endocrinólogo e internista, con 35 años de experiencia.
Ello sin considerar sus contraindicaciones, Invokana no se recomienda en niños ni adolescentes menores de 18 años, pacientes embarazadas, pacientes con insuficiencia renal grave, enfermedad hepática grave, enfermedad cardiaca grave, o con cetoacidosis diabética, complicación de la diabetes que se presenta cuando el cuerpo no puede usar el azúcar (glucosa) como fuente de energía, debido a que éste no tiene o tiene insuficiente insulina, y en lugar de esto utiliza la grasa. Los subproductos del metabolismo de las grasas, llamados cetonas, se acumulan en el cuerpo; ni sus efectos secundarios que, según la información consultada en internet, son: infecciones en el aparato reproductor, infección urinaria, producción anormalmente alta de orina y deshidratación.
Néstor Monterrubio Flores, endrocrinólogo, afirma que ninguna maravilla ha salido hasta ahorita que por sí sola quite ni la neuropatía ni le retinopatía ni ningún otro trastorno derivado de la diabetes.
“Ni hay ningún tratamiento ni la insulina, que es lo máximo en el tratamiento de la diabetes, que se pueda utilizar sin tener antes lo que llamamos el cambio en el estilo de vida".
“¿En qué consiste el cambio en el estilo de vida?, en comer mejor, o sea la dieta adecuada para el paciente diabético; dos, hacer ejercicio y tres, ser disciplinado en sus controles, hacerse sus mediciones, acudir a sus citas etcétera, etcétera”.
Empero, señala que Invokana, lo mismo que otros antiglucémicos, representa una gran ayuda para el control de pacientes con diabetes, siempre que se acompañen de un tratamiento adecuado.
“Salvan vidas”, suelta.
Sin embrago, absolutamente todos los medicamentos tienen que ser usados bajo vigilancia médica.
“Hay riesgo en muchos medicamentos, no sabemos si se van a presentar problemas o no. Entonces el paciente que lo use, ese, y cualquier otro medicamento, hasta la simple metformina, que es prácticamente para todos, tiene que hacerlo bajo vigilancia médica. Los medicamentos son armas de doble filo, se tiene que usar con una buena indicación, con la dosis adecuada y con el control adecuado”.
Lo cierto es que esta tableta, Invokana, en sus presentaciones de 100 y 300 miligramos, ha ido pasando de boca en boca y posicionándose en el mercado saltillense de los fármacos contra la diabetes, al menos en el último medio año.
“Tenemos distribuyéndola será como un año, ya la teníamos en existencia, pero hace alrededor de unos seis, siete meses que se ha estado popularizando mucho, vienen y vienen y vienen. En realidad la están pidiendo demasiado”, comenta Eliakim Rodríguez Sifuentes, dependiente de la farmacia de City Club en Saltillo.
Lo mismo opina Carlos Barrera Martínez, el propietario de la Botica Lourdes, otro de los establecimientos que
venden Invokana.
“La gente la busca, dice que se siente muy bien, que sus niveles de glucosa vuelven a la normalidad…”.
A Jorge Eduardo García, abogado, 52 años, quien se ha convertido, sin querer, en el principal promotor de Invokana en la ciudad, se la recomendó una prima diabética que vive en Río Grande, Texas y que toma
invokana por consejo de su doctor familiar.
“Ella viene aquí en ocasiones, la veo y le digo ‘¿qué estás tomando?’ y me dice ‘invokana, haz la prueba, tómate una’”.
En 2009 Jorge, que tiene antecedentes familiares de diabetes, se había sumado a los entre 10 mil y 11 mil casos nuevos de personas con esta enfermedad que año con año se registran en Coahuila, desde que el sedentarismo, la mala alimentación y el estrés, cambiaron la vida de sus pobladores.
“Ya no es como antes que se daba en personas mayores, ahorita ya es mucho más común verla en cualquier edad. Anteriormente era en pacientes de 50 años en adelante. Tengo un joven de 15…”, comenta Edgar Herrera, médico general y homeópata, director de un centro para la atención de enfermedades crónicas.
Por más de siete años Jorge había tomado medicamentos como la glibenclamida y la metformina, asegura, sin buenos resultados.
Estaba deprimido, tenía sudoraciones, un color de piel grisáceo, a veces pálido, sentía ardores por todo el cuerpo, se la vivía dormido en su oficina y su desempeño sexual se hallaba por los suelos.
Pero cuando empezó a consumir Invokana, afirma, todo cambió:
Sus niveles de azúcar se desplomaron, de 350 a 180 miligramos de glucosa por decilitro de sangre, empezó a bajar de peso, de 100 a 62 kilos, a quemar grasa, “¡pero así… de volada!”, su semblante se tornó rosáceo, rozagante, mejoró su potencia sexual, “ahora en la mañana amanezco medio bravucón”, dice, y experimentó una felicidad inhabitual desde que había sido diagnosticado con diabetes.
“Yo usaba camisas 44, ahorita uso camisa chica y el pantalón talla 32 y me siento bien, no me ha perjudicado en nada”.
Con sólo tomar una mitad de invokana de 300 miligramos, todas las mañanas, 20 minutos antes del desayuno.
Así se la prescribió su prima de Estados Unidos.
“Me la tomé en la noche, completa, no pos amanecí con el azúcar muy abajo, súper abajo. Entonces ella me dijo ‘no, ¿sabes qué?, tómate la mitad, pero en la mañana’”.
La consiguió, al principio, en farmacias especializadas de Saltillo, a un precio 890 pesos, después en City
Club.
“La pedimos y llegó más barata: a 820 pesos. Me dice la muchacha de la farmacia, ‘la mandaron, pero no se vende’, le digo ‘es que no se vende porque nadie la conoce’”.
A un año de haber tomado Invokana Jorge lleva una vida 100 por ciento normal, con energía. Come de todo, excepto dulces y pastel, no bebe alcohol, sí fuma, no hace ejercicio ni va al médico.
Cuando, de acuerdo a diversas publicaciones en internet, invokana “está indicada como un complemento de la dieta y el ejercicio físico, para mejorar el control glucémico en adultos con diabetes de tipo 2”.
“Como tacos de barbacoa, tacos de chicharrón, de todo. Asado de puerco, todo, todo, todo”.
Ocasionalmente Jorge habla en llamada de larga distancia a Estados Unidos con el doctor familiar de su
prima, cuando su prima va al doctor y se lo pasa.
“Él me empieza a cuestionar, ¿por qué la tomaste?’, le digo ‘para ver qué reacción podía haber en mí’, dijo ‘pero sí vio todas las contraindicaciones’, le digo ‘sí, sí las vi, pero el que no se arriesga no gana’, dijo ‘no pos eres uno de los afortunados porque a muchas gentes les cae y a otras no, depende del grado de azúcar que tengan’.
“Entonces me dice el doctor ‘te voy a estar checando desde aquí. Cada semana que hable contigo por teléfono me vas diciendo que reacción vas teniendo, cuál es tu azúcar en la mañana y cuál en la noche’”.
Lo único que sucede es que después de tomar el medicamento a Jorge le da demasiada sed durante el día, toma mucha agua y orina constantemente.
“Se supone que por la orina estás aventando todo el azúcar”.
Por lo demás Jorge encontró que Invokana era una “maravilla” y la empezó a recomendar en su círculo cercano de amistades con diabetes y sobrepeso.
“No es necesario que seas diabético. La muchacha que trabaja conmigo en mi casa la está tomando y ha estado adelgazando, aunque ella no tiene diabetes. Ha estado bajando porque era muy gordita y ahora ya va agarrando cuerpo. Hay mucha gente a la que le hemos dicho, se la ha estado tomando y ha tenido muchos cambios. Es algo maravilloso”.
El endocrinólogo e internista Ramón Alanís del Castillo, insiste en que Invokana no es, definitivamente, la octava maravilla para el control de la diabetes.
Y enfatiza que los pacientes que lo utilizan como única terapia, se encuentran en riesgo de padecer las complicaciones de esta enfermedad en un lapso de ocho a 10 años.
“Si no se lleva un tratamiento integral, si no se controla adecuadamente el paciente, con el tiempo, ocho, 10 años o más, pueden venir complicaciones que afectan cerebro, ojos, corazón, riñones, piernas, potencia sexual, que van a hacer al diabético la vida muy difícil.
“Pueden empezar con los riñones o con los ojos y luego con el cerebro y luego con una amputación y luego todas las complicaciones en cascada. Yo siempre les he dicho a mis pacientes, ‘vivir con diabetes no es fácil, pero vivir con las complicaciones de la diabetes eso sí es sumamente difícil’”.
El doctor Ramón Alanís del Castillo dice al respecto:
“Si un paciente me dice ‘doctor es que yo me siento bien’, le digo ‘sí, eso es sentirse bien’, ‘oiga doctor es que yo me veo muy bien’, le digo ‘sí, eso es verse muy bien’ y me dicen ‘oiga es que la gente me dice que no parece que tengo diabetes’, le digo ‘sí, eso es parecer que no tienes diabetes, pero ninguna de esas tres cosas es estar bien controlado’.
El hecho de que algunas personas la tomen (Invokana) y se sientan bien, ponle no se sientan mal, no quiere decir que estén bien controlados”.
Tanto, detalla Alanís del Castrillo, que la diabetes a nivel nacional, y en muchos países, es la primera causa de hospitalización, la primera causa de amputaciones, la primera causa de ceguera y es una de las primeras causas de infartos al miocardio y de insuficiencia renal.
- ¿Ha recetado Invokana?, ¿usted la receta?
- Sí la recetamos, combinada con otros medicamentos. Como medicamento de primera elección no…
Adela Flores, 58 años, es una de las más de 70 mil saltillenses que padecen diabetes mellitus tipo 2.
Hace seis meses que toma invokana, un amigo de la familia se la recetó, y desde entonces, dice, su vida se ha transformado.
“Empecé a tomarla, me parecía algo así como que no era verdad, algo increíble, como que era mentira. Me decían que me tomara una por la mañana… y”.
Ha bajado ya 25 kilos, se siente más ágil, dinámica, con mayor lucidez mental, come bien, duerme bien y ya no tiene esa debilidad y esa gastritis que le provocaban los medicamentos que probó durante 13 años, después que fue detectada con esta enfermedad que castiga al 9.2 por ciento de la población en Coahuila.
“Probé, por ejemplo, la glibenclamida, metformina, no; tomé la rosiglitazona, no; tomé varios, varios medicamentos, con resultados, no… Medicamentos caros como la avandía, que cuesta cara, el galvus met, que es caro, todos los medicamentos caros y ninguno me cubría, Yo pasé por todo esto y ninguna me funcionó.
“Hay medicamentos que te hinchan, te engordan, ejemplo: la pioglitazona, a mí me dañó muchísimo, inclusive la acarbosa, me dañó, me hinchó, me engordé bastante. Yo me sentía que iba para arriba como la espuma”.
Hasta que tomó Invokana, claro, dice, acompañada con una dieta de no azúcar, no refrescos, no panes, pocas tortillas,
Sus dolores en las piernas, su vista borrosa y su adormecimiento de los pies, desaparecieron.
Lo que le ha permitido mantener su actual tren vida: Adela trabaja 14 horas diarias, no lleva una rutina de ejercicios, pero gusta de dar largas caminatas por la ciudad.
“Sí la recomiendo. Este medicamento a mí me funcionó excelentemente bien, sí lo recomendaría”.
Jesús Ángel Padilla Gámez, secretario académico de la Facultad de Medina de la UAdeC y especialista en nutrición y salud pública, explica que los medicamentos surgen a veces como vox populi, otras como resultados de estudios científicos y algunas más como hallazgo de un efecto secundario que acaba siendo benéfico.
Si bien es cierto que los estudios formales han demostrado que Invokana tiene el efecto de disminuir los niveles de glucosa en la sangre, de presión arterial y peso corporal, “no podemos en este momento establecerla como una alternativa terapéutica idónea, porque no trabaja en el aspecto más importante que es la prevención.
“Al contario, es de los fármacos que harían que el paciente diabético tuviera menos cuidados preventivos, al encontrar que puede comer cualquier cosa, al fin que los riñones van a eliminar el excedente de glucosa”, señala Padilla Gámez
Y llama a la conciencia de los pacientes diabéticos, en el sentido prevenir los daños que provoca este flagelo.
“Todas las herramientas terapéuticas, pero sustentadas en la más fuerte y la más barata y la más humanitaria, que es la prevención, tienen que ser apoyadas”.
Pero ha crecido tanto la cifra de casos de pacientes con diabetes, que ya se ha convertido en un verdadero problema de salud para el que no hay recursos humanos ni financieros suficientes, con qué enfrentar las necesidades de los enfermos complicados.
“No tengo el dato exacto, pero sí te aseguro que son miles de millones de pesos y aun así es insuficiente, porque son medicamentos, es material de curación, es el uso del quirófano, es la hospitalización, el uso prolongado de cama – paciente, sueros, medicamentos, el personal no sólo médico, sino de enfermería, etcétera.
“Por eso las instituciones de salud no completan con los recursos que entran. A nivel particular si no tienes un seguro de gastos médicos, te va a hacer un orificio en la bolsa, Por eso un paciente diabético debe ser un paciente que se quiera, que se cuide, para que sea un apoyo a su familia, para que sea autosuficiente, para que sea productivo, para que no sufra las complicaciones, para que pueda disfrutar de la vida y para que no gaste mucho en su salud”, dice el endocrinólogo e internista Ramón Alanís.
Reportes del Sistema Nacional de Salud arrojan que el gasto por la atención y tratamiento de la obesidad y la diabetes en México, es de unos 70 mil millones de pesos cada año.
Se estima, por ejemplo, que una cirugía de corazón, una angioplastia, puede llegar a costar entre 200 mil y 300 mil pesos; una cirugía de corazón abierto, un millón de pesos; una operación de los ojos, entre 30 y 40 mil pesos; un tratamientos de rayo láser alrededor de 10 mil pesos por sesión, más los honorarios profesionales; una amputación en un medio privado, incluyendo los honorarios médicos, 100 mil pesos; una diálisis peritoneal, entre de 20 mil y 30 mil pesos mensuales, una hemodiálisis entre 50 mil y 60 mil pesos al mes y un trasplante de riñón medio millón de pesos.
Aunado a que en Saltillo sólo hay siete endocrinólogos para atender a una población de más de 70 mil diabéticos.
“O sea que nos tocan 10 mil por endocrinólogo, imposible consultarlos. Muchos pacientes son controlados por el médico general, familiar, por el internista y no por el endocrinólogo, que es el especialista idóneo en el manejo adecuado de la diabetes. Entonces el abordaje primordial es prevenir complicaciones con un buen control”.
Apenas hace unos 20 años se calculaba que para 2025 habría en el mundo unos 350 millones de personas viviendo con diabetes. A nueve años de distancia, en 2016, los casos ya suman 400 millones.
-¿Es la pandemia del siglo?, le pregunto al doctor Ramón Alanís.
- De que es una pandemia, sí, está mal utilizado el término, pero a nivel de la endocrinología lo usamos muy comúnmente. Una epidemia de diabesidad, de diabetes y de obesidad, la obesidad predispone a diabetes, porque causa resistencia a la función de la insulina
En enero pasado, el gobierno de Coahuila arrancó una campaña denominada “Año de la lucha contra diabetes”, cuyas principales líneas de acción van desde la aplicación de encuestas de factores de riesgo, para identificar a la población que presenta sobre peso, obesidad, tabaquismo, no consumo de alimentos como verduras y frutas y cero activación física; pasando por la realización de pruebas de detección capilar, monitoreo en sangre para la confirmación de diagnósticos; hasta el tratamiento del paciente y su registro en las unidades de salud.
“Por ser la diabetes un padecimiento que tiene muchas complicaciones y que altera la mejor calidad de vida de la población. Pretendemos crear conciencia…”, declara Martha Alicia Romero Reyna, subdirectora de prevención y promoción a la salud de la SSA en Coahuila.
Tomando en cuenta que, según datos de la Encuesta Nacional de Salud, el 9.2 por ciento de la población en México padece diabetes, del cual, se calcula, la mitad, no lo sabe.
“Y llega a la unidad de salud cuando ye tiene la enfermedad o una complicación”, dice Romero Reyna.
Al cuestionarla sobre el uso indiscriminado de invokana, por parte de pacientes diabéticos en Saltillo, responde:
“No tengo experiencia de ese medicamento, ni esa sal la estamos utilizando en las instituciones de salud. No sé qué contenga”.
José Fidencio Sánchez, tampoco lo sabe, pero ya va para tres semanas que la está tomado y ha visto buenos resultados.
Desde los primeros días, asegura, bajó de peso, se sintió con más energía y más activo.
Bastó con una pastilla de 300 miligramos diaria, 20 minutos antes del desayuno y ya.
José, que es más bien obeso, cuenta que la diabetes le vino hace cuatro años, justo después que murió su
padre diabético a consecuencia de las complicaciones que le acarreó esta enfermedad.
De ahí para adelante, y por prescripción de su médico, José se trató con metformina, uno de los antiglucémicos más tradicionales que hay en el mercado, pero no le funcionó.
Su piel era de un color amarillento, tenía los pies hinchados, se sentía desanimado y sus niveles de azúcar llegaron a elevarse hasta 360 miligramos por decilitro de sangre.
Todo cambió cuando un amigo le dijo de un medicina que era una auténtica maravilla contra la diabetes, se
llamaba Invokana.
“Me la recomendó un amigo y confiamos en él, después de tomármela me sentí bien y decidí seguírmela tomando. Bajé de peso, aventé varios pantalones, varias camisas, ya no se me hinchan los pies, como de todo, con esa pastilla me dijeron que podía comer de todo…”.
-¿Y ya sabe de las contraindicaciones y los efectos secundarios de este medicamento?
-No, no hemos investigado, honestamente no…