¿La pérdida de la inocencia?

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¿La pérdida de la inocencia?

Foto: Especial
“La nueva inocencia del público es gobernada por los Maestros del Internet.”

1.- Hace exactamente 10 años y dos días, el 2 de abril de 2011 escribí en esta columna lo siguiente: “Pretender que los mexicanos sigamos siendo como aquellos cándidos públicos que veían a Los Polivoces, aplaudían a El Chavo y creían que Camilo Sesto era un macho seductor de mujeres, es un insulto a nuestra inteligencia”. En aquel momento me refería a los programas de televisión tradicional, especialmente los de espectáculos, que todavía intentaban vendernos historias de fantasía respecto a las celebridades.

2.- Una década después de aquel comentario, me parece que es momento de revisar lo que ha ocurrido con la “inocencia” o “ingenuidad” del público a lo largo de estos años. Es cierto que con el establecimiento definitivo y absoluto del internet en general y de las redes sociales en particular en nuestras vidas, tenemos a la mano una cantidad inmensa de información y, lo más importante, la capacidad de opinar sobre lo que se nos antoje.  Aunque nos lean dos personas o diez millones.

3.- Esto nos trae muchas consecuencias en la vida diaria pero, en este momento, mencionaré solo dos: en primer lugar, toda esa información nos llega en una cantidad tan abrumadoramente grande, que muchas veces no somos capaces de procesarla. Por otro lado, el hecho de poder opinar –aunado a los algoritmos que nos acercan solamente a los temas de nuestro interés– nos dan la sensación de que nuestra opinión es válida en toda circunstancia y, por si fuera poco, ¡que todos piensan igual que nosotros!

4.- Esta percepción engañosa que tenemos del mundo virtual, hace que la sociedad esté más polarizada que nunca, haciendo que diferentes grupos, cuyas opiniones están en contra, se enfrenten en discusiones acaloradas desde posiciones aparentemente irreconciliables. En pleno Siglo XXI, cuando pretendemos ser más abiertos a la diversidad de pensamiento que nunca, en realidad somos todo lo contrario. La intolerancia hacia quien sentimos diferente es más intensa que nunca. Y en la semana tuvimos un claro ejemplo.

5.- El actor Aarón Díaz publicó en sus redes sociales una imagen, justo en Semana Mayor, en la que aparece sentado en el centro de una mesa larga junto a seis de sus colaboradores de Reconexión México. Él lleva una bata blanca con una toalla verde sobre el hombro izquierdo, mientras que todos los demás visten de negro o gris. La escena parece claramente una recreación contemporánea de La Última Cena de Leonardo da Vinci. De inmediato, miles y miles de comentarios estallaron en contra de Aarón y la foto. 

6.- Esos comentarios no solamente fueron vertidos en el Instagram de Aarón Díaz sino en las redes de los medios de comunicación que atizaron las pasiones publicando notas “en contra” de la mencionada imagen. Todo esto me lleva a pensar que la pretendida “pérdida de la inocencia” de la que hablé hace diez años, no ha hecho más que transformarse en una ingenuidad diferente, promovida por las mismas redes sociales. ¿Es que acaso no se dan cuenta, aquellos que se enojaron tanto con la Última Cena de Aarón, que eso es justamente lo que se pretende?

7.- Aarón Díaz tuvo gran presencia mediática hace unos 15 años. Pero ahora se ha mantenido trabajando en proyectos de nicho, con públicos más reducidos. Y con una simple foto, que en realidad no tiene nada de blasfemia, ha logrado convertirse una vez más en tendencia nacional. Cada comentario negativo, que se expande en internet como el fuego, hace que más personas presten atención al actor y empresario, así como a su proyecto Reconexión México. La nueva inocencia del público es gobernada por los Maestros del Internet.


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