La Guayulera, colonia de Saltillo con 'cimientos' alemanes
TEXTO: CHRISTIAN MARTÍNEZ/ FOTOS: HÉCTOR GARCÍA
Aracely Castillo Martínez es la bisnieta de uno de los trabajadores de la fábrica procesadora de guayule inaugurada en 1901 y ahora cuida a sus padres, Antonio Castillo Montoya y Martha Martínez Nava; quienes han vivido más de 70 años en este barrio icónico.
El lugar recibió este nombre gracias a esta planta, el guayule, que procesado, se convierte en caucho, mismo que se utilizó en la Segunda Guerra Mundial para el armamento del Ejército de Estados Unidos.
La casa de la familia Castillo, ubicada cerca de la calle Carlos Pacheco, es una de las primeras de la colonia Guayulera, barrio emblemático de la ciudad y que aún conserva el techo original a punto de derrumbe.
La casa está intacta, salvo por unos soportes que le colocó la familia para evitar el colapso.
Felipa Montoya era la abuela de Aracely, hija de uno de los trabajadores de la empresa que llevaba el nombre de “Adolfo Marx SA. De CV”, en su primera etapa.
“Sí. Ellos eran trabajadores de la fábrica. Dice mi papá que todo era sembradío y había una especie de castillo allá (señaló hacia el poniente). Era de madera. Y al parecer desde ahí había un carril de tren que llevaba hasta la fábrica. Esa es la historia que se dice. Aquí vivían los papás de mi mamá. Mi papá puso maderas porque ya se estaba derrumbando”, cuenta Aracely.
Frente a su casa quedan los restos de una pequeña cárcel que los mismos pobladores administraban, contó Aracely recordando las historias que le contaba su padre.
EL LUGAR DE LAS CASAS PEQUEÑAS
Al caminar por la calle Quintana Roo y Carlos Pacheco se pueden observar casas pequeñas que desentonan con las demás construcciones. Una de las características que distinguen estas casas es que tienen ventanas cuadradas pequeñas, con barrotes de hierro gruesos acomodados verticalmente, además el techo es de madera.
Estas casas fueron construidas por arquitectos alemanes, al ser necesarias para que los trabajadores vivieran cerca de la procesadora.
A INICIOS DE SIGLO PASADO
La primera etapa de la fábrica data de 1901 a 1920, de acuerdo con el historiador Sergio A. Galindo, quien asegura que lo materiales de construcción fueron importados desde aquel país, durante la Primera Guerra Mundial.
Galindo, en 1993 publicó un pequeño folleto explicando la importancia de la colonia y la necesidad y obligación de conservar y restaurar estas construcciones por parte de las autoridades, pues son un registro de la participación de la ciudad en un evento histórico global como la Segunda Guerra Mundial. Las autoridades nunca hicieron caso.
Galindo explica que la compañía fue acusada en más de una ocasión de contaminar el agua del arroyo cercano al destilar sus líquidos industriales sobre el cauce.
“En aquellos años la fábrica destilaba aguas residuales sobre el Arroyo del Pueblo, generando en la altura del Puente Dos de Abril intensos olores que fueron reportados constantemente por los vecinos, a tal grado de que las autoridades municipales exigieron otro tipo de tratamiento para la residuos”, citó.
HOMBRE CERCANO AL PORFIRISMO
Adolfo Marx fue un empresario cercano a la administración de Porfirio Díaz, que logró establecer decenas de empresas en distintos puntos del México, sobre todo en el norte, a inicios de siglo 20; de acuerdo con la investigadora Guadalupe Villa Guerrero, quien también señala el oportunismo con el que operaban gracias a las facilidades otorgados a los inversionistas extranjeros por los gobiernos estatales y federales.
A esta razón social, por ejemplo, se le condonaron 10 años de impuestos, según el texto; “Riqueza en suelo eriazo. La industria guayulera y los conflictos interregionales de la elite norteña en México”, escrita por esta investigadora.
El empresario, que residía en la capital del país, al estar en Saltillo envió a analizar a Alemania el guayule que crecía en diversos lugares, como en donde ahora se encuentra la colonia Guayulera señalando que era de muy buena calidad.
CIERRA PERO VUELVE A ABRIR
La empresa cerró por primera vez durante el año 1920 y 14 años más tarde se reabriría con urgencia, al estallar la Segunda Guerra Mundial entre Estados Unidos y sus aliados contra Japón, Alemania e Italia.
El 12 de octubre de 1943 se reactivaron las instalaciones ahora llamándose: “Guayulera de Saltillo, S.A, de C.V,”, Estados Unidos había incrementado la fabricación tanto de armas y de diverso equipo táctico. Producía 130 toneladas de hule mensuales, que se trasportaban en tren hacia el vecino país.
Los empoderados de la fábrica en la ciudad eran Juan Keiser y Fernando Seanger. El señor J.C- Sieber se desempeñaba como presidente de la compañía.
Más tarde se derrumbó para construir casas que se encuentran a espaldas de la calle Quinta Roo, de acuerdo con los vecinos, quienes cuentan leyendas de cómo cerca había monedas de oro, o pozos enormes.
También narran que había cabañas de madera de techo de dos aguas cerca del ahora parque La Maquinita, que con el paso del tiempo se fueron derrumbando.
El Mercado que no es de la Guayulera
Uno de los signos que ha hecho de este barrio tan popular es el mercado, que a pesar de llamarlo Mercado de la Guayulera, en realidad se encuentra en la Chamizal, colonia cercana.
A pesar de que en el libro del historiador Carlos Recio: “Espacios geográficos, urbanos, políticos, y de tránsito de Saltillo”, se hable de algunas interacciones de comercio en el lugar, se desconoce en qué fecha comenzó a instalarse este espacio tan importante y popular.