Jorge Ballina, el escenógrafo de México, colaborará con producción teatral saltillense

El maestro estuvo esta semana impartiendo un taller sobre escenografía desde el cual se comenzará a trabajar en una obra para celebrar el 40 aniversario del Teatro Fernando Soler
Eficacia. Busca que el resultado sea el óptimo para la puesta, sin involucrar egos personales. Fotos: Vanguardia/MARCO MEDINA/CORTESÍA

Los escenarios que Jorge Ballina diseña no son meros fondos para la acción de una obra, pues integran libreto, actor y el propio espacio en sinergia con el espectador lo que da como resultado una experiencia completa, con un importante cuidado al aspecto y la impresión visual que dejan.

Heredero directo de la tradición de Alejandro Luna pero cuyo talento se desarrolló de manera más bien individual, este escenógrafo mexicano con presencia internacional formará parte de una producción saltillense con la cual el Teatro de la Ciudad Fernando Soler celebrará sus 40 años el próximo marzo del 2019.

“Los Empeños de una Casa” de Sor Juana Inés de la Cruz, obra con la que el recinto fue inaugurado, será la puesta en escena que montará el equipo dirigido por Mabel Garza Blackaller, el cual recibió esta semana la guía de Ballina para la concepción de la escenografía, ocasión en la que tuvimos la oportunidad de charlar en exclusiva con él.

“Ahorita está muy apenas en primeras ideas y unas funcionan más que otras, entonces estamos hablando con la directora de qué sirve y qué no, y que se integre a lo que ella está proponiendo”, explicó el escenógrafo, quien volverá en febrero para continuar apoyando con el progreso del montaje.

Agregó que aunque el texto de Sor Juana sí ubica la acción en tiempo y lugares determinados tampoco lo limita a ellos, por lo que están explorando las posibilidades del mismo y considerando en qué tipo de contexto representarán la obra.

“Ahorita estamos precisamente en una disyuntiva de si va a ser una cosa abstracta sin algo muy concreto o si va a ser algo en época actual, un poco más realista hasta cierto punto. Lo que importa realmente son las acciones de las situaciones entre los personajes, que pueden suceder en cualquier lugar”, explicó.

En cuanto a su trabajo, comentó que “yo pienso en la escenografía como algo más integrado a los elementos, no como una cosa decorativa atrás, sino como un espacio que responda a la acción dramática, a lo que está pasando en la obra”.

“Yo parto de diseñar el lugar para las actividades que suceden dentro de la obra de teatro y eso hace que mis escenografías sean más complejas, porque la acción se va transformando y por lo general mis espacios también se van transformando, se mueven o cambian, y no es algo desintegrado, atrás, como al fondo nada más”, agregó.

Explicó que es de su interés establecer una relación horizontal con el director y que la obra surja de las propuestas de ambos, con la intención de que el producto final funcione en conjunto.

“Yo pienso mucho como director de escena. Estoy diseñando pero estoy pensando en lo que va a suceder, no nada más en dónde sucede la obra y qué estilo es, lo visual, sino en algo que se integra más a la acción”, expresó, aunque también aclaró que no por esto modifique o se imponga sobre las ideas del director.

Sinergia. Escenografía para la obra ‘La Pequeña habitación al final de la escalera’. 2011.

“Yo fui asistente mucho tiempo de Alejandro Luna, que es como el maestro escenógrafo de todos nosotros, que trabaja también así, muy a la par con el director”, nos contó, “en otros países el director es el dios que manda y te dice qué hacer y tú resuelves. En México y  por ejemplo en Inglaterra y otros países de Europa hay una costumbre más del mismo nivel, hay una tradición de un trabajo en equipo muy de cerca, no sólo con el escenógrafo, también con el diseñador de vestuario, el iluminador, con el dramaturgo, si es parte del equipo”.

Destacó que para él “lo más importante de una escenografía y de una dirección es que la obra pase. O sea que la historia se entienda, cuando hay historia, hay veces que haces algo de danza contemporánea, en donde no hay exactamente una anécdota lineal o es lo de menos, pero que el tema o universo que se esta creando pase de una manera integrada”.

Respecto a lo que se espera del público comentó que hay que encontrar un equilibrio entre mostrar lo suficiente para que éste imagine y sea parte de la experiencia, sin ser condescendiente y mostrarle absolutamente todo.

“Para mí lo más importante es que todo esté integrado, que haya congruencia entre los elementos, claridad en la convención teatral, las reglas del juego que se ponen para que el público entienda lo que le estamos diciendo”.

Agregó que el trabajo de escenógrafo “no es como un artista plástico, o un escritor, que tienen un estilo que impone a toda su obra, sino que cada equipo, texto y música te lleva a un resultado completamente diferente y eso es lo atractivo y el reto es justamente la unidad y la integración”.

Escenografía para “Cock”. 2011.

“Siempre es muy importante tener en cuenta desde que empiezas a diseñar las limitaciones económicas, de espacio, si se va a ir de gira, si hay que adaptarlo a diferentes teatros, y esos límites son los que te hacen llegar a resultados más interesantes porque te dan vistas para llegar a una solución donde coinciden todos esos elementos”, comentó.

“Pero para mí es un poco secundario. Los materiales y los medios constructivos son muy importantes, pero son también una parte más del proceso. Nunca empiezo por ahí, es un resultado de ideas y luego ves cómo las resuelves”, añadió.

“No hay reglas. Si te limitas a comenzar por ahí estás perdido, porque lo importante no es eso, es el espacio para las acciones de la obra y que se cuente la historia. Es el mismo principio que cuando de niño juegas con unas sillas y las amontonas y se convierten en un castillo o en una nave especial, lo importante es la imaginación, de que el espectador entienda la convención y se imagine junto contigo”, concluyó.