Habitan 100 familias de Saltillo entre basura y falta de servicios

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Habitan 100 familias de Saltillo entre basura y falta de servicios

Carencias. El pavimento no existe; en tiempo de lluvia los vecinos caminan entre el lodo./ Luis Salcedo/Héctor García
Por ser un predio irregular, las familias carecen de servicios como transporte, pavimento y drenaje

Saltillo, Coahuila.- Son 5 cuadras y más de 100 familias las que conforman Nueva Esperanza, una colonia en la que el agua de lluvia deja al descubierto una por una las deficiencias que aquejan a los vecinos, circunstancias originadas por la falta de un dueño que se haga responsable del terreno y brinde a sus habitantes servicios tan básicos como pavimento y un sistema de drenaje. 

En la colonia Nueva Esperanza el pavimento no lo conocen, la tierra es lo que predomina y en tiempo de lluvias los vecinos caminan entre lodo. En el lugar existen montañas de escombro que rodean a las casas hechas de madera con techos de láminas recubiertas con viejas lonas de la campaña política pasada, con lo que las familias evitan que el agua ingrese a las casas y moje sus pocas pertenencias.  

“La gente dice que no es ‘paracaidista’, más bien dicho; se posesionaron del lugar, donde sí hay agua y electricidad, pero para ir al baño recurren a letrinas porque el drenaje no existe.

Abandono. -En la colonia Nueva Esperanza abundan las montañas de escombro, las casas de lámina y madera y la marginación.

“Salieron muchos vividores a reclamar la tierra”, relata Arturo González, quien dice no ser vecino de la colonia, pertenece al templo cristiano que hace algún tiempo levantaron en el sector y al que acude gran parte de los colonos de la Nueva Esperanza.

‘No somos paracaidistas’
Es en dicha iglesia en donde Dora Arredondo y José Abel Gaona difunden la Palabra de Dios desde su papel de pastores. Por más de 13 años han vivido en la colonia en donde dicen, fueron estafados por un supuesto dueño del predio que por varios meses les cobró mil pesos mensuales, vendiéndoles la falsa idea de que se encontraban pagando un terreno que a futuro se convertiría en su patrimonio.  

“Tenemos 13 años batallando porque mucha gente dice que somos ‘paracaidistas’, pero no lo somos, nosotros fuimos estafados, venimos a comprar un terreno y estábamos pagando por mes y después salió que esa persona no era el dueña, que nos estafó y se fue, entonces nosotros decidimos quedarnos y buscar al dueño”, compartió Dora.

Sin un dueño que se haga responsable del terreno, los habitantes de la Nueva Esperanza viven relegados, pues afirman que ante tal situación las autoridades simplemente no brindan el apoyo con obras públicas ya que es una colonia irregular, por lo que al no contar con drenaje muchos han optado por construir fosas sépticas en sus casas, otros simplemente hacen sus necesidades fisiológicas en el arroyo que se aprecia a mitad de la colonia.

“Nosotros tenemos fosas, los de la luz nos han apoyado a colgarnos porque como le decía, no somos ‘paracaidistas’, somos compradores de buena fe que fuimos estafados. Los de la luz sí ha venido, ellos mismos nos la han conectado; el agua tenemos un recibo comunitario por el que pagamos 70 pesos cada familia, pero sí hemos batallado por más de trece años”, cuenta José Abel.

Entre la soledad y la inmundicia
Don Bernardino Martínez, de 80 años de edad, es uno de los habitantes de la colonia Nueva Esperanza. A lo largo de 50 años fue construyendo junto con su esposa, quien falleció hace un año víctima del cáncer de colón, el tejabán que ahora se observa en medio del arroyo y en el que vive solo, sin cama y con una estufa.

Deprimente. La mayoría de las casas están en estas condiciones./ Luis Salcedo/Héctor García

Las lonas apiladas una encima de la otra, tablas, blocks, láminas, y algunas pertenencias que su esposa recolectó en vida y que ahora le sirven como recuerdo de los que no piensa deshacerse, apenas dejan ver la entrada de la casa por donde sale don Bernardino a paso lento y cuidadoso, sosteniéndose de cada cosa para no caerse y no lastimarse la llaga que con los días le ha crecido en el tobillo de uno de sus pies.

“Mi esposa falleció hace un año; yo aquí me la paso tranquilo, pero le voy a decir otra cosa que no sé si sea la experiencia, pero que tenemos ratos de alegría, ratos de mucha tristeza, ratos de ganas de gritar, ratos de ganas de llorar, de ganas de todo, yo creo que la vida es así y así la paso aquí, encomendándome a que Dios me ayude, comparte don Bernardino.

Clamor. Don Benjamín pide una cama dónde dormir. / Luis Salcedo/Héctor García

Antes de que su esposa falleciera, don Bernardino salía a las calles de la ciudad a recolectar desperdicios y hacer cualquier tipo de trabajo para llevar el sustento a su hogar, sin embargo, tras la pérdida que sufrió, decidió quedarse en el pequeño tejaban del que sale en ratos cuando alguna vecina lo invita a comer o para ir al templo cristiano.

Con 80 años, con un padecimiento que le afectó la próstata y con la dificultad para moverse que dan los años, don Bernardino pide ayuda a la comunidad para costear su medicamento y tener una cama en dónde dormir

Entérese
-Nueva Esperanza se ubica al oriente de la ciudad, casi en el periférico y el bulevar Otilio González.
-Viven 100 familias en el lugar.
-Carecen de drenaje y pavimento.
-Realizan sus necesidades fisiológicas en el arroyo o en fosas sépticas.