Famosos ‘desafían’ la masculinidad tradicional, ¿compromiso o marketing?
Con un vestido rosa y guantes de terciopelo apareció Alejandro Speitzer esta semana en la portada de la revista Badhombre. Tanto el actor como desde la editorial de la publicación dejaron en claro que su intención con esta sesión fotográfica era abrir un diálogo sobre porqué “las etiquetas limitan nuestras decisiones y desarrollo personal y colectivo”.
La imagen, compartida en las redes sociales de ambas partes, recibió decenas de miles de likes, se viralizó y, en efecto, detonó una discusión en torno a la identidad de género, pero también recibieron críticas sobre la misma línea que buscaron llevar a la mesa de diálogo.
“¿Por qué un hombre heterosexual cisgénero puede usar vestido y ser celebrado, y otras personas son asesinadas en las calles por lo mismo? ¿Por qué la ropa debería definir la identidad de género de alguien, y no solo ser una herramienta más de expresión? ¿Por qué los hombres no podemos estar en contacto con nuestros sentimientos sin que se nos juzgue?”, publicaron desde la editorial y esto fue lo mismo que se preguntaron en redes sociales.
Algunos usuarios cuestionaron si la propuesta de Badhombre de verdad desafió los estereotipos de género y planteó a sus lectores preguntas para reflexionar sobre el machismo y la transfobia, sobre la diversidad de masculinidades y a favor de la equidad de género, o si solo se trató de un discurso estéril, lanzado desde el privilegio para montarse en la tendencia y vender.
En VMÁS platicamos con el psicólogo Luis Falcón, quien desde sus estudios aborda estas temáticas, y durante la conversación recalcó que, independiente de intención o resultado, a final de cuentas, para él, resalta que se trata de una empresa que busca generar ingresos a través de esto.
“Para vender su producto cualquier empresa que uno voltee a ver con un comercial que esté en función de la liberación de las mujeres, de los derechos de personas negras, de las personas con capacidades diversas, probablemente sí sea un discurso que esté intentando posicionarse, pero yo no dejo de ver que me están vendiendo un producto y en ese sentido quisiera pensar que sí tiene un propósito de marketing”, comentó.
“Lo que a mí me parece más bien criticable es que se pretenda hacer ver como un asunto de discurso disidente poner a un actor, heterosexual, cisgénero —que se identifica con su sexo—, con indumentarias que se categorizan como femeninas. Y no es porque no pueda ponerse lo que quiera, no se trata de eso. La bronca ética es que finalmente este actor, cuando sale del set se vuelve a poner su pantalón y su camisa y su saco y ya. Es decir, a la calle él no sale como salen muchas personas transgénero, que son discriminadas por como se visten, como se expresan, la forma en como se comportan”, agregó.
Esta postura es similar a las que se compartieron en redes sociales, de quienes consideran que si Badhombre buscaba generar reflexiones sobre el género debió elegir como modelo a alguien que representara a quienes sí padecen discriminación por su forma de vivir.
“Esa es la bronca con las personas transexuales en el cine que son representadas por gente que se identifica como hombre o mujer, que después de grabar la película salen a la calle y se vuelven a poner la ropa correspondiente a su género y entonces la gente dice ‘claro, es un hombre vestido de mujer… ah, claro, es una mujer vestida de hombre’, lo cual siento que caricaturiza el tema de la transgeneridad”, mencionó también Falcón.
¿Compromiso o marketing?
En un recorrido por las redes sociales de Speitzer —de la cual Instagram es la más activa— encontramos que en ninguna otra ocasión el actor ha publicado alguna imagen de él vistiendo indumentaria femenina y, aunque algunos medios lo han señalado como a favor de la comunidad LGBT+ esto solo ha sido en el contexto de la cobertura de la obra teatral “Straight” y la serie “Alguien tiene que morir”, ambas dirigidas por Manolo Caro y en las que su personaje se ve involucrado en una relación homosexual.
Por parte de Badhombres, enfocada en la moda masculina, apenas este año publicaron contenido sobre un par de personas transgénero en sus redes, mientras que sus publicaciones más antiguas solo muestran las tendencias en ropa y ninguna de estas hace alusión directa a la fusión no-binaria a la que aluden en esta portada.
No obstante, como sub-producto de dicha propuesta, sí compartieron en su Instagram una serie de fotografías con artistas que posaron semidesnudos y que no poseen el cuerpo “de revista” que luce Speitzer, por lo que podría ser un indicio de su nuevo compromiso para con la diversidad de género y de cuerpos, aunque solo el tiempo lo confirmará.
Acciones legítimas
En el caso de una campaña así recalcó que lo verdaderamente significativo sería darle una plataforma a las personas transgénero —como sucedió con Jari Jones que modeló para Calvin Klein este año—, no “vestir” a un hombre que en su día a día no vive esta realidad, pero agregó que ya existen en otras áreas acciones en pro de quienes se encuentran en estas circunstancias y propensos a la discriminación y a ser violentados.
Tal es el caso de las iniciativas legales por el reconocimiento de las infancias trans, como sucedió también esta semana en Coahuila, con una propuesta enviada al Congreso del Estado para que las y los niños puedan elegir su identidad y recibir el soporte legal para hacerlo.
“Esto genera la posibilidad de que elles mismes puedan tener la posibilidad de nombrarse y que también podamos pensar en las infancias, no nada más en una sola infancia, en una forma binaria de ser, sino que pone en reconocimiento la individualidad de las personas, sus vivencias subjetivas respecto de ser hombre, mujer, o ninguna de esas categorías y creo que si el Estado puede proveerlo y lo fomenta a nivel social tiene también sus consecuencias y una de ellas es la sensibilización en las escuelas, en la propia casa, el reconocimiento de otros derechos, obligaciones incluso”, expresó.
Reconocimiento entre machos
Uno de los puntos que surgió en nuestra conversación con Falcón es la posibilidad de que esta propuesta sea no solo estéril sino también una forma caricaturesca de abordar la “transgeneridad” desde el machismo.
El psicólogo comentó que podría ser “un reconocimiento entre hombres, este que es el reconocimiento de un hombre que es capaz de hacerlo todo. Y si de algo peca y adolece la hombría tradicional, la masculinidad tradicional, es que cree que es todo poderosa, que puede ponerse hasta en ridículo, con tal de agradar a otros hombres”.
“Puede suceder esa reacción porque lo que está socializado desde los medios de comunicación es que una persona transgénero es un hombre que se viste de mujer, o una mujer que se viste de hombre y la persona transgénero es la persona transexual, la persona drag, la persona travesti, la persona no binaria, hay muchas categorías que justo son las que padecen discriminación y yo no creo que a Alejandro lo vayan a discriminar ni que el público hombre vaya a dejar de comprar la revista”, concluyó.