Ante la polémica generada por el futuro de los contratos petroleros en el país, un estudio del Instituto Belisario Domínguez (IBD), del Senado de la República, concluye que de continuar con la técnica del “fracking” para la extracción de hidrocarburos, se tiene que minimizar el impacto ambiental.

El IBD publicó el documento “Reforma Energética: balance de cierre a 2018”, que concluye que el avance de la reforma energética va conforme a lo planeado inicialmente y que si el país aprovecha sus recursos, el rubro energético podría detonar en crecimiento económico y desarrollo.

“La reforma energética tiene elementos que son bien aprovechados podrán convertirla en el mediano plazo en una palanca para el crecimiento económico y desarrollo de México. De llevarse a cabo los ajustes requeridos en diversos temas pendientes, se potenciará el impacto positivo de dicha reforma”, señala el estudio.

Respecto al “fracking”, el documento señala que en Estados Unidos, el aprovechamiento de sus reservas de petróleo y gas shale ha sido un factor para posicionarse como el principal productor mundial de gas natural y de petróleo.

ABASTECE
El principal reto para aprovechar la potencial dotación de petróleo y gas shale, consiste en reducir a su mínima expresión las posibles afectaciones ambientales, de salud y sociales.