Estudiar, la odisea de una comunidad

Elitia, a sus 9 años, hace lo que puede por ayudar a su madre y seguir estudiando. Su sueño es una mochila nueva, de lo demás ella se encarga
Mi maestra me felicita por ser buena niña, me gusta leer y estudiar mucho”.
Elitia, alumna.

TEXTO: LIDIETH MEXICANO

FOTOS: LUIS SALCEDO

Mientras que con el brazo izquierdo carga a su hermanita de un año, apoyándola en su pequeña cadera, con la otra mano sostiene la página de un libro que ojea para repasar lo aprendido en segundo año de primaria.

Elitia fue la niña más destacada de su salón cuando cursó su primer año en la primaria Cuitláhuac. Le otorgaron el diploma de primer lugar de aprovechamiento pues le gusta leer, escribir y le encantan las matemáticas.

La niña recibía una beca de 700 pesos mensuales, pero la perdió tras la separación de sus padres.

Por falta de recursos, Esmeralda Hernández —su mamá—, decidió vivir en el ejido Providencia, ahí sobrevive como puede, también saca adelante a sus 2 hijos (de 15 y 8 años) y a la pequeña bebé que cuida Elitia para que su mamá pueda trabajar lavando ropa.

LOS SUEÑOS DE ELITIA

La esforzada alumna cumplirá 9 años en este mes y lo que más desea es seguir estudiando, con un uniforme y mochila nueva, así como con cuadernos de muchos colores.

“Quiero una mochila de Frozen, mis cuadernos los quisiera de colores llamativos y con calcomanías”, dijo.

Desde que arribaron al ejido, Elitia y su hermano Carlos reciclan cuadernos, mochila, los zapatos no los pueden reusar porque les “aprietan”, su mamá los compra de segunda mano, al igual que los uniformes, dicen.

Ahorita estoy batallando, no tengo ningún recurso económico para comprarles algo”.
Esmeralda Hernández.

Esmeralda comentó que a su hijo de 15 años ya no pudo otorgarle el estudio, ahora él trabaja junto a su padre en una construcción en Derramadero.

“Ahorita estoy batallando, no tengo ningún recurso económico para comprarles algo. De hecho he estado haciendo tortillas de harina y entrego a las tiendas, pero saco 300 pesos, vuelvo a comprar material y saco para apenas comer”.

“De hecho no pago cuota, hago aseos durante el año en la escuela para apoyar en algo”, comentó.

Vecinas de la comunidad rural apoyan a la mujer con lápices y algunos cuadernos que compran extra de las listas de útiles de sus hijos, sin embargo, no solo Elitia y Carlos tienen este problema, la mayoría de los niños que viven en el sitio pasan por una situación precaria.

PRECARIEDAD

Las familias buscan apoyos para que sus hijos continúen sus estudios.

Las mujeres que habitan en el ejido y son solteras, se desempeñan lavando ropa, haciendo tortillas o ayudan en los negocios del lugar.

Qué mancha tan negra es la pobreza

En el ejido Providencia, lo común es que las familias realicen esfuerzos sobrehumanos para que sus hijos estudien.

A decir de Bernabé Vázquez, el comisariado ejidal; son entre 15 niños que van a preescolar, primaria y secundaria los que enfrentan la misma situación.

Cada año la padecen, pues la condición económica de las familias que residen en el Ejido Providencia, es de pobreza extrema.

Son más de mil pesos lo que eroga una familia en la compra de útiles escolares y uniformes, aunque el gobierno del estado entrega uniformes, los habitantes de este poblado no reciben la ayuda, o al menos así fue hasta el ciclo escolar anterior.

“Nos gastamos como unos mil quinientos por niño, ya con los cuadernos, los colores, los uniformes que dejan de quedarles, los zapatos siempre son usados, porque no hay para más” mencionó Lourdes Hernández, joven madre de tres niños, dos de ellos ingresarán a preescolar el próximo 26 de agosto.

Quiero ser un ingeniero, salir del ejido”.
Julio Alberto Sánchez

HIJOS BUSCAN COLABORAR

Existen jóvenes como Julio Alberto Sánchez Rodríguez, que trabajan para ayudar a sus padres en esta carga económica que se genera cada año.

Al joven de 15 años, se le ve diariamente en la tiendita de abarrotes más grande de Providencia, acomodando la mercancía, limpiando, pues con eso reúne dinero para ayudar a sus padres a comprar útiles escolares y uniformes.

“Gano 150 por día, porque está difícil la situación, ya vienen los gastos de los útiles y yo ya pasé a primer semestre de prepa, mi hermano a tercero y mi hermana a segundo de secundaria, mi papá es el único que trabaja y mi mama se dedica al hogar y no se completa, los veo presionados,” dijo el joven.

A la fecha, Julio tiene ya su mochila, reúne su dinero para uniformes, ya está inscrito al Cecytec de Derramadero, pero falta lo más importante, sus cuadernos, plumas, lápices y los libros que va a necesitar.

“Estoy juntando, quiero ser un ingeniero, salir del Ejido, para ayudar a mis papás y llevármelos, aquí está todo muy difícil”.

Esforzados. Los padres de familia del ejido Providencia, luchan para darle la mejor educación a sus hijos.

SUS PETICIONES

Al recibir solo despensas como apoyo del DIF Estatal, el comisariado llamó a las autoridades y asociaciones a apoyar a los más necesitados de Providencia, evitando así que los niños y jóvenes abandonen sus estudios por la escasez económica.

Educar. Los maestros de la escuela ubicada en el ejido realizan su mejor esfuerzo, dentro y fuera del aula.