Entrevista con el nuevo Obispo: ‘Yo voy a hablarle al corazón de los saltillenses’

Monseñor Hilario González habla con VANGUARDIA de los retos al frente de la Diócesis más grande de Coahuila, pero también de las diferencias en su manera de conducirse respecto a su antecesor, Raúl Vera
A un mes y días de que llegó a Saltillo, el obispo Hilario González García habla con VANGUARDIA de los retos de gobernar la Diócesis más grande de Coahuila. ALEJANDRO RODRÍGUEZ

Sin recursos para invertir en tecnologías de comunicación, la Diócesis de Saltillo enfrenta el reto de acercar a los jóvenes coahuilenses al catolicismo a través de las redes sociales.

La situación se ha complicado por la pandemia de COVID-19, que ha alejado no solo a la juventud de los templos, sino a la feligresía en general, y en consecuencia ha generado un decremento en la recaudación.

A un mes y días de que llegó a Saltillo, el obispo Hilario González García habla con VANGUARDIA de los retos de gobernar la Diócesis más grande de Coahuila, con un millón 465 mil 225 fieles en 18 municipios, 86 parroquias y 189 sacerdotes.

- Previo a su arribo a la Diócesis, comentó que lo primero que quería hacer era hablar con los sacerdotes, saber cómo se sienten, qué perspectivas tienen… ¿qué le han dicho, qué problemas observa?

No sé problemas, pero sí he visto varios desafíos. Uno es la continuidad del Plan Diocesano Pastoral. Como saben, la Iglesia se organiza para hacer sus servicios y su trabajo pastoral, y tiene un plan rector que se llama Plan Diocesano Pastoral que lleva ya cerca de 20 años; está pensado a largo plazo.

El Plan Diocesano Pastoral tiene varias etapas y fases… desde hace varios años ya se evolucionó de la primera fase a la segunda. La primera fase era hacer conciencia sobre la dignidad personal desde el punto de vista humano y cristiano de todas las personas católicas y no católicas.

"Cuando tú pones una regla con un castigo muy fuerte, ¿para qué lo pones?, ¿para que se criminalice?", aseguró el obispo. ALEJANDRO RODRÍGUEZ

Por eso creo que Monseñor Vera le apostó mucho a los derechos humanos, a la defensa de la dignidad de las personas. ¿Por qué? porque era parte del Plan Diocesano Pastoral.

Desde hace dos años, la segunda fase pide que quien va avanzando en su conciencia de dignidad humana, personal y cristiana, empiece a establecer relaciones de otra manera, con dignidad, y a eso se llama fraternidad. El que se sabe digno, también ve digno al otro, que es también una de las situaciones sociales difíciles que tenemos, porque a veces nada más pensamos en nuestra dignidad personal, egoístamente, y que al otro que se lo coma un león.

La pandemia le dio en la torre a esto, porque la fraternidad pide juntarse, platicar, hacer fiestas, compartir, abrazarse, y ahora no, cada quien está encerrado; entonces este tema de la fraternidad creo que es un desafío inmediato, es decir, cómo le hacemos como Iglesia para seguir trabajando las relaciones fraternas entre personas.

- De acuerdo con el Inegi, bajó el porcentaje de católicos en Coahuila en los últimos 10 años y creció el de protestantes/evangélicos, ¿qué le dice esta situación, cómo califica el trabajo de la Iglesia Católica en ese sentido?

Subieron más los ateos, entonces habría que analizar por qué ahí. Nos metemos en otros temas, pero los católicos nos seguimos reproduciendo al dos por ciento, según la media, y los protestantes se reproducen al cuatro, cinco o seis por ciento… dices: ‘es que hay más protestantes’, pues se están reproduciendo más los protestantes, los católicos le están bajando a la cuota de niños.

Si tú me calificas: “oye, en seis años me dejaste la misma cantidad de católicos, o me dejaste menos católicos que hace seis años”, entonces ¡tacha!, pero no es porque se murieron más o porque se hicieron protestantes o se hicieron ateos… creo que los análisis de la realidad o los índices de efectividad son otros, en el sentido de cómo vamos avanzando en estos planes sociales de pastoral, y cómo se va dando también el impacto en nuestras comunidades.

Los más liberales, los más ateos, deberían ser los primeros en defender la vida, porque no hay otro valor, si tú no crees en la vida eterna, si tú no crees que hay un alma humana… ¿cuál es el único valor que tienes? Es la vida”.
Hilario González , Obispo de la Diócesis de Saltillo

- El Inegi también nos dice que ha crecido la migración interna en la región, gente que llegó de estados del sur, o de otros municipios de Coahuila, ¿cómo piensan atraerlos, hacer que formen parte de la comunidad?

Dentro de la Pastoral de nuestras parroquias está siendo un gran desafío que esas personas se sientan parte de la comunidad, porque quieras o no siempre es un choque venir de otro estado, o de lo rural a lo urbano.

Una parroquia puede crecer en población con un Infonavit o con una colonia nueva de un día para otro, con 10 mil habitantes, entonces eso puede ser un desafío de cómo integrarlos.

Primero, hay que acogerlos para que se sientan en casa, que no se sientan extraños o extranjeros, protegerlos, por decirlo así, porque siempre son diferentes maneras de vivir.

Son cuatro verbos los que el Papa nos propone para los migrantes, lo que es también para esta migración interna: acoger, proteger, promover e integrar. Yo creo que ese sería el reto a nivel de Iglesia.

ALEJANDRO RODRÍGUEZ

- Las iglesias protestantes han avanzado en parte por el uso de la tecnología, tienen estudios montados para transmitir sus eventos y han explotado las redes, ¿cuál es el reto para la Iglesia Católica en ese sentido?

Estamos en eso, el equipo de comunicación que estamos tratando de desarrollar es más de sinergia, más de pastoral de la comunicación, que una tecnificación de la comunicación.

Es cierto, nuestros hermanos u otras iglesias pueden tener más medios y una potencialidad tecnológica por lo que tú quieras, pero nosotros seguimos siendo, desde nuestro punto de vista, más cristianos en ese sentido.

Vamos compartiendo los bienes que tenemos, vamos compartiendo las habilidades y la idea es eso, ser como un cooperativo para una sinergia de todos los recursos y las habilidades que vamos teniendo para comunicarnos e ir poco a poco capacitando a más fieles para que puedan transmitir, producir, compartir.

Te voy a poner el caso de Linares, que es el que conozco, nosotros no teníamos nada. En Semana Santa del 2019 empezamos a tener una computadora, un celular, un tripié, unos cables y empezamos a transmitir por internet el programa y transmitir la misa del obispo los domingos.

Se nos vino la pandemia y no nos quedó de otra más que meterle. Compramos una camarita más “fashion”, un técnico nos ayudó y nosotros compramos micrófonos e hicimos un estudio en un local que teníamos, empezamos a producir catequesis, empezamos a producir en familia, yo también empecé a transmitir. La pandemia nos obligó a meterle recursos.

- ¿Cómo obtener recursos, o reorientarlos, para lograr una comunicación más efectiva?

Creo que todavía no tenemos un plan maestro de recaudación, se va a ir dando poco a poco en cada parroquia, con lo que cada equipo de pastoral va necesitando. Ahorita si tú me dices: “oye, ¿cuánto tienes de presupuesto para invertir en tecnología de comunicación?”, pues tengo cero.

En Linares, ¿cómo nos hicimos de la maquinita? Hicimos un moneypool y empezó con una camarita en Mercado Libre, de seis mil pesos, y la raza empezó: “¿quién dice yo?”.

Al menos yo no tengo una estrategia; sí hay una comisión episcopal para las comunicaciones, creo que a nivel de otras diócesis más fuertes y más pudientes sí hay planes, si te vas a Guadalajara, si te vas a Monterrey, si te vas a Acapulco, o la misma Ciudad de México, tienen muchos más recursos para eso.

Algunos seminarios ya le están invirtiendo, eso es lo que sí me gustaría hacer aquí en Saltillo, le están invirtiendo a que en el seminario haya un pequeño estudio de grabación, para que los seminaristas aprendan a usarlo, aprendan a producir, para que sepan estar ante una cámara, con un micrófono.

Se nos vino la pandemia y no nos quedó de otra más que meterle. Compramos una camarita más ‘fashion’... empezamos a producir catequesis, empezamos a producir en familia, yo también empecé a transmitir”.
Hilario González , Obispo de la Diócesis de Saltillo

- ¿Y usted usa las redes, Facebook?

Yo tengo Facebook, no me gusta mucho, pero sí tengo. Yo no soy influencer, yo no soy influencer ni siquiera con mis sobrinos, ni con mis hermanos, pero yo sé que hay padres muy influencers y otros obispos más impactantes en los medios.

- Retomando el tema de la recaudación, ¿cómo les ha impactado la pandemia en general?

La campaña del diezmo sigue siendo tradicional, hemos tratado de apoyar con un poquito de infraestructura de comunicación, videos, promocionales. Seguimos dependiendo del sobrecito, la tradición en la Iglesia Católica es que tú vas a la iglesia los domingos y te dicen: “hay que ayudar a la Iglesia”, te dan tu sobrecito y a la semana que sigue lo traes o te tardas un mes o dos meses y lo entregas.

Con el cierre de las iglesias, con la disminución de asistencia a las iglesias, obviamente se ha visto afectada esa recaudación y hemos tratado de buscar que en la misma página del Diezmo de la Diócesis haya moneypool o se pueda hacer una transferencia, sobre todo para esta cultura millennial que ya maneja tarjeta, que ya no trae efectivo y que no está yendo a la misa, le estamos tratando de llegar por las redes.

Cada parroquia está viendo también su estrategia para poder solventar los gastos fijos, sí ha bajado la captación dominical, y el mantenimiento y sostenimiento de una Iglesia sigue siendo el mismo.

Ganan más las secretarias y los intendentes que los padres, me consta. Habrá padres que sí podrán tener, por la parroquia en donde están, mayor posibilidad de recursos y puedan tener un mejor sueldo, pero que no se olvide que las iglesias también proveen de trabajo.

ALEJANDRO RODRÍGUEZ

- Sobre eso último, ¿cómo se establece el sueldo de un sacerdote?

Te soy sincero, no sé. A veces es por tradición, se establece el sueldo ideal o recomendado, es tal dinero para un sacerdote, párroco o vicario. Aquí en Saltillo no sé en base a qué tabulador (se calcula el estipendio), voy llegando, pero ya recibí dos quincenas, cosa que le agradezco a Dios y a ustedes.

No sé ahorita si haya tabuladores para los sueldos de sacerdotes; allá en Linares teníamos una cuota fija; en Monterrey creo que es tantas veces el salario mínimo.

- Considerando que el salario no es un incentivo para ser padre, ¿usted cómo descubrió su vocación?

Veo cuatro pilares o cuatro casas que me ayudaron a descubrir qué es lo que Dios quiere de mí.

1) Mi familia: mis papás nos inculcaron una educación religiosa, procuramos la fe cristiana, vivirla.

2) La escuela: pasa uno mucho tiempo en la escuela, yo me educo en un colegio de los Hermanos Maristas, que coincide con mi familia en que hay que estudiar, hay que hacer deporte, hay que desarrollarte y hay que servir a los demás.

ALEJANDRO RODRÍGUEZ

A los 14 años los Hermanos Maristas me preguntaban si quería ser religioso o consagrarme a Dios, y decía: “claro que no, para nada, yo me voy a casar y voy a ser muy feliz casado”, y ahora fíjate nomás dónde ando, el güerquillo de 14 años que estaba muy seguro que su vida era el matrimonio y ahora es Obispo.

3) El apostolado: participé en un movimiento juvenil que hacía retiros, evangelizábamos a los jóvenes y ahí aprendo también un poquito más de Dios, maduro en mi fe cristiana católica y entro en contacto con sacerdotes que nos acompañan, que son directores espirituales.

4) Los amigos: como todo chavo, vas a los bailes, en mis tiempos no había antros. No tuve una novia formal, nomás prospectos, andas de “quedante”, pero nunca tuve una novia formal.

Dentro de estos grupos de amigos algunos jóvenes empezamos a desarrollar relaciones de amistad, y también amistad espiritual, formamos grupos de oración y cosas por el estilo, por eso mis amigos y mis amigas me ayudaron mucho a clarificar mi vocación.

Luego me aceptaron en el seminario y pienso: “si me doy cuenta de que no es por aquí, pues me salgo, no hay problema”, pero no me salí y aquí estoy.

- ¿Cuáles son los motivos que hacen desertar a los jóvenes del Seminario, de la vocación sacerdotal?

Yo cambiaría un poquito la pregunta, o sea, durante un proceso vocacional hay discernimientos que te van diciendo: “esto sí es para mí, o esto no”.

¿Qué es lo que obstaculiza estos discernimientos? Al menos cuando me tocó acompañar muchachos, es la inseguridad personal. Lo mismo le pasa al chavo que ingresa al seminario, hay algo que nos está faltando como sociedad o como Iglesia, decirles: “no estás solo”; y la otra cosa es que los chavos tienen demasiada oferta, el chavo millennial quiere todo a la vez, pero, “oye, mi chulo, no se puede todo al mismo tiempo’, pon un orden, pon una jerarquía.

- ¿Cree que la Iglesia Católica tendría que abrir el tema del celibato?

Hay un desconocimiento total de lo que significa el celibato, y un prejuicio total de lo que significa consagrarse a Dios. A veces se piensa que la renuncia es una limitación o agresión a mi libertad.

Pero si yo me dedico a mi profesión en cuerpo y alma, y eso me llena, aunque ahorita tenga renuncias, voy a llegar a mi plenitud, lo del celibato yo creo que es igual.

- El mes pasado dejó en claro su postura respecto al aborto: “proteger la vida desde su inicio”... pero, ¿qué métodos de control natal avala la Iglesia Católica?

Siguen siendo los métodos naturales. Aunque yo creo que más que métodos, son las actitudes frente a la sexualidad. A veces siento que nuestros programas sociales son como decirle al chavo: “aquí están las cheves, la caguama y todo eso, y aquí está el Alka Seltzer y la aspirina”, o sea, “toma todo lo que quieras, pero aquí está para la cruda”.

Y a los chavos le estamos diciendo lo mismo en la sexualidad: “tienes vía libre, puedes tener las relaciones que quieras y aquí está el condón”. ¿Quién en su sano juicio hace eso con su hijo o con su hija?

- En los últimos dos años cuatro mujeres han sido objeto de denuncias por abortar en Coahuila, ¿qué opina de la criminalización de la mujer que decide interrumpir su embarazo?

Yo vuelvo al mismo tema, ¿cómo estamos como humanidad que hemos tenido que llegar a eso?, y que no es una cuestión de religión, es una cuestión de humanidad.

Cuando tú pones una regla con un castigo muy fuerte, ¿para qué lo pones?, ¿para que se criminalice?

Los más liberales, los más ateos, deberían ser los primeros en defender la vida, porque no hay otro valor, si tú no crees en la vida eterna, si tú no crees que hay un alma humana… ¿cuál es el único valor que tienes? Es la vida.

- ¿Qué opina de quienes optan por la unión libre y no por el sacramento del matrimonio?, ¿qué reto representa esto para ustedes?

Yo creo que el reto es hacerles ver a las parejas que están optando por la unión libre lo que dejan de disfrutar, lo que dejan de recibir al no optar por el sacramento del matrimonio.

Habría que ver, a veces estos datos duros ni lo son tanto, porque hay mucha unión libre porque ya llevan dos o tres relaciones, habría que ver de eso, si es su primera experiencia o si ya llevan dos o tres uniones.

Esto pide un análisis más fuerte, de por qué está creciendo la unión libre, no dudo que haya una decepción, pero la mejor propaganda para el matrimonio son los casados, yo creo que los casados por las tres leyes desaniman, más que animan, a lo mejor por eso la raza ya no se quiere casar, ven a los casados y dicen: “...¿para vivir así?”.

- Por último, al obispo Raúl Vera se le cuestionó por mantener una crítica política fuerte en sus homilías, ¿usted cómo va a manejar su discurso, cuál será la postura de Hilario González?

Yo voy a ser más tendencioso o más crítico, porque yo voy a hablarle al corazón. Es más fácil echarle al político, al empresario, a los medios y a todo eso… todavía no sé.