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El poeta vivo más importante de México
CIUDAD DE MÉXICO.- “Yo ya empiezo a ser el más viejo de los poetas vivos en México, ha desaparecido casi toda mi generación”. Desde su despacho de director de Biblioteca de México, el poeta Eduardo Lizalde (Ciudad de México, 1929) desgrana una vida dedicada a la literatura que aún cultiva cada día. “Escribo todo el tiempo”, dice. Suma más de 80 años de voraz lector, siete décadas de escritor y miles de papeles emborronados con sus palabras. El poeta que alcanzó el reconocimiento internacional con la publicación de El tigre en la casa (1970) enumera los numerosos premios recibidos con la misma facilidad con la que habla de sus fracasos, de aquellos primeros libros de juventud “frustrados” o del poeticismo, la fallida corriente literaria de la que fue cofundador en los años 50.
- ¿Recuerda el primer verso que escribió?-
“No, por supuesto. Eran muy malos los primeros versos que escribí. Publiqué los primeros a los 18 años pero empecé a escribir versos a los 12. Cuando uno empieza y lee a Lorca, a López Velarde, a los poetas que nos han influido desde las adolescencia, lo primero que quisiera hacer es escribir poemas como ellos. Pero el proceso poético no es tan rápido, requiere cultura y tiempo. El poeta no sabe nunca cuando va a ser capaz de publicar un verso original o digno de aparecer en las páginas en blanco”.
-Ha dicho alguna vez la poesía no sirve para nada. ¿Cómo puede un poeta decir eso?-
“La poesía no es un instrumento utilitario como sí lo son otras actividades como la economía. La poesía es la literatura menos favorecida por las grandes masas de lectores. Es mucho más abstracta y más difícil para el público en general que la narrativa, aunque debo decir que el lector común que lee la novela de Kafka, Tolstói o Dostoievski no quiere decir que entienda el valor estético de la prosa. La literatura es una especialidad que, como la medicina o las matemáticas, requiere formación. La posibilidad de publicar un libro que no se parezca a los libros anteriores es muy remota. Cervantes murió sin saber que iba a ser el príncipe de las letras, él pensaba que era un autor divertido y culto, pero jamás pensó que iba a ser el centro de toda la literatura Renacentista. Lo mismo le pasó a Shakespeare, él tuvo un genio impresionante pero jamás supo que iba a ser el poeta y el dramaturgo más célebre. La poesía es un arte, una especie de bomba de tiempo, porque cuando es una poesía importante hace efectos después. Los grandes poetas de la historia tardíamente empiezan a ser publicados en grandes tirajes”.
- ¿A usted también le ha tardado en llegar el reconocimiento?-
“Yo tardé mucho en publicar libros importantes. Tenía más de 30 años cuando se publicó, en 1966, mi primer libro importante: Cada cosa es Babel, pero el libro que me dio mayor celebridad es El tigre en la casa”.
- ¿Sabía cuando lo escribía que ese sería su libro más celebrado?-
“No, pensé que no lo iba a leer nadie. El anterior era un libro mucho más complicado, de una poesía filosófica metafísica crítica y este era un libro sobre los infortunios amorosos. Es un libro oscuro que sin embargo fue celebérrimo desde que se publicó, cuando cumplía yo 40 años. En fin, nunca sabe cómo va a ser el destino”.
- ¿Qué significan los premios?-
“Los premios significan mucho para los escritores porque ayudan a la difusión de una obra que es poco leída en general. La poesía nunca alcanza en vida del poeta tirajes tan grandes como pueden tener algunas obras de Carlos Fuentes, a excepción de estas grandes celebridades que desde la juventud alcanzan el estrellato absoluto. Los casos de Neruda o Lorca mismo, que era el primero entre iguales. Eran de igual calidad que él los poetas que lo acompañaban como Gerardo Diego, Alberti o Cernuda, pero ninguno alcanzó la inmediata celebridad que él con su temperamento, su ángel natural y genio. Poetas tan importantes como Cesar Vallejo, el más grande poeta peruano del siglo XX, son poetas que a la larga alcanzan una celebridad enorme. Charles Baudelaire, que es el fundador de la poesía moderna y de toda la posterior, nunca fue aceptado en la Academia Francesa, murió muy joven después de una obra enorme y fue una celebridad para muy pocos lectores, sin embargo ahora sus obras se venden por millones. Es misterioso el proceso de la poesía”.
- De niño quería ser cantante, soñaba con ser Caruso, ¿sigue cantando?-
“Canto en reuniones privadas y a mi avanzada edad no tengo la voz que tenía hace 25 años. No destaqué como cantante porque no se podía vivir del canto”.
- ¿Y de la poesía sí?-
“De la poesía menos. A los poetas nos pagan por no escribir, vivimos de la cátedra, de la burocracia, del servicio cultural, de la atención de editoriales. La poesía solo deja mucho dinero en casos excepcionales como el de Paul Valéry o Neruda”.
- A los seis años leía a Salgari, a los 12 a Balzac, pero a los 25 se sintió totalmente confundido, ¿es buena esa precocidad?-
“Yo creo que casi todos los escritores son precoces lectores. Yo aprendí a leer a los cinco años con una maestra que me puso mi padre. Empecé con Julio Verne y Salgari, pero a los 11 o 12 años empecé a leer a los escritores mayores como Balzac, Zola o los doctores españoles. No creo que sin lecturas se pueda prosperar en la literatura. Lo que pasa a los 25 es que no encuentro el camino para producir obras verdaderamente singulares e importantes, eso es algo que se da con el tiempo, con la formación y con los accidentes de la producción literaria. El escritor descuella cuando lo reconocen sus iguales o mayores, las relaciones personales con los especialistas son las que permiten a un poeta y a un libro prosperar. Son accidentes y extrañas posibilidades”.
- Usted ha sido muy crítico con sus primeras obras, ¿es fácil ir contra uno mismo?-
“En algunas las notas de España [publicadas luego del García Lorca] dicen que mi libro más reconocido y más notable es La mala hora, mi primer libro. Es un libro que intentaba ser un mensaje popular, estábamos picados por el gusanillo de la izquierda, como todos los autores del mundo, pero es un libro muy elemental, escrito a los 23 años. Tenía formación técnica pero eran poemas que intentaban contar el mundo de la sociedad mexicana, lamentar la pobreza, elogiar la revolución, es un libro absolutamente frustrado, del que he hablado mal yo mismo”.
- ¿Qué intentaban crear con el poeticismo?-
“Era una propuesta estéticamente equivocada, hablábamos de la programación técnica y científica de la poesía. Estudiamos filosofía y pensamos que era posible producir poemas como los de Góngora por la vía técnica, pero en cuanto empezamos a conocer a los verdaderos grandes poetas de lengua francesa, inglesa y otras, comprendimos que ese no era el camino.
- ¿Tenían un interés de revisar e ir contra lo anterior?-
“Toda poesía innovadora va contra lo anterior. El parricidio es inevitable. Si uno se aviene solo a las enseñanzas de los poetas de antes de la generación, no prosperará. Hay parricidio pero también hay conocimiento de la tradición. Un poeta no puede encontrar un nuevo camino si no ha leído a los grandes”.
- ¿Se siente orgulloso y satisfecho con su obra?-
“Nunca se siente satisfecho el poeta con su obra. Algunas cosas me parecen afortunadas, no todas. Algunas las hubiera vuelto a escribir y mucho menos estoy orgulloso de las obras juveniles”.
El dato
> En esta ocasión, su fallo estuvo a cargo de un jurado integrado por el escritor Sergio Ramírez, ganador de la edición 2014, el poeta Jaime Labastida, como director de la Academia Mexicana de la Lengua, y Juan Luis Cebrián, por la Real Academia Española. También participaron los escritores Roger Bartra y Vicente Quirarte, como representantes de los sectores académico y literario, de la Secretaría de Cultura y la UNAM, respectivamente.
El Tigre poeta
> De acuerdo con el fallo, dado a conocer hoy por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, se concedió el premio a Lizalde por ser “el poeta vivo más importante de México y uno de los más notables de la lengua española”.
> Según el acta, “El tigre en la casa” es uno de los libros más influyentes y vivos en sucesivas generaciones. Además, su obra poética completa está recogida bajo el título “Nueva memoria del tigre”, donde incluye su valiente y crítica “Autobiografía de un fracaso” que da cuenta de la aventura poeticista de su juventud.
Para recordar
> Lizalde, nació en la Ciudad de México en 1939, estudió Filosofía en la UNAM y Música en la Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
> Ha sido colaborador de publicaciones como “Letras Libres, México en la Cultura”, “Revista Mexicana de Literatura”, “Revista Universidad de México”, entre otras.
> Lizalde ha sido merecedor de premios como el “Xavier Villaurrutia 1970”, el “Nacional de Ciencias y Artes 1988”, el “Iberoamericano Ramón López Velarde 2002” y el “García Lorca 2013”.
Con información de El País y Notimex