Dos de octubre México no olvida, 50 años de la represión estudiantil

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Dos de octubre México no olvida, 50 años de la represión estudiantil

En esta foto de archivo del 3 de octubre de 1968, los soldados someten a un estudiante mientras lo arrestaban durante la masacre de Tlatelolco en la Ciudad de México. Foto: AP
El régimen autoritario de partido único que gobernaba el país, encarnado en ese momento por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, decidió aplastar el movimiento, al que consideraba un foco subversivo.

Cuando empezaron los tiros el 2 de octubre de 1968, Gilberto Guevara Niebla y otros líderes estudiantiles mexicanos encabezaban, desde el tercer piso de un edificio, una manifestación en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.

El movimiento llevaba más de dos meses de protestas y asambleas exigiendo al Gobierno diálogo y libertad de presos políticos cuando fue aplastado, diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos de México 68, en la capital mexicana.

"El mitin transcurría normalmente y de repente se escuchó una exclamación que surgió de la multitud, un ruido de asombro, de estupor difícil de describir", recordó Guevara Niebla, que hoy tiene 73 años, en diálogo con la agencia dpa.

Era el inicio de una masacre que el país ahora evoca, en su 50 aniversario, como "un hito en la historia de la libertad en México", en palabras del historiador Enrique Krauze, si bien la democracia y la apertura política tardarían aún décadas.

El régimen autoritario de partido único que gobernaba el país, encarnado en ese momento por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, decidió aplastar el movimiento, al que consideraba un foco subversivo. Era un año de efervescencia en el mundo.

De acuerdo con reconstrucciones que se han hecho, cuando los jóvenes empezaban la manifestación, desde un helicóptero se lanzaron unas luces verdes de bengala al cielo como señal para las fuerzas de seguridad. Eran las seis y diez de la tarde.

Lo que vendría después marcó a México para siempre. "Dos de octubre, no se olvida", es un grito que se escucha todavía en las manifestaciones. Entre 5,000 y 10,000 personas llevaban unos 40 minutos en el mitin cuando empezó el terror.

"En ese momento volteé yo hacia la parte trasera de la plaza hacia el puente de Nonalco y vi que el Ejército, soldados armados con sus fusiles y a bayoneta calada, atacaban al mitin", dijo Guevara Niebla, autor de "1968: Largo camino a la democracia”.

"Pronto nos dimos cuenta que era un cerco total de soldados contra el mitin, pero casi al mismo tiempo había un formidable estruendo producido por armas de fuego de muy diversos calibres que se disparaban desde muy diversos lugares, pero principalmente disparaban desde el edificio Chihuahua, donde estábamos nosotros”.

Nunca se supo el número exacto de víctimas. El Gobierno informó en los siguientes días de 26 muertos, incluido un soldado. Un periodista deportivo del diario británico "The Guardian" enviado por los Juegos Olímpicos escribió que habían sido 325.

En investigaciones más recientes el National Security Archive, una institución no gubernamental estadounidense, contabilizó al menos 44 muertos, diez sin identificar, mientras que una Fiscalía especial creada en 2001 registró 37.

El Gobierno acusó a los jóvenes de abrir fuego, pero en el edificio donde estaban se habían apostado francotiradores de civil del Batallón Olimpia, que era parte de la guardia presidencial. Tenían un guante blanco en la mano izquierda para identificarse.

Según el documental "Operación Galeana" del Canal 6 de Julio, dispararon tanto contra la multitud como contra la tropa para provocar el fuego cruzado. La periodista italiana Oriana Fallaci estaba en la plaza y fue lesionada por esquirlas de bala.

"Yo miré hacia un lado del edificio y vi armas asomando por las ventanas. Cuando volteé para el otro lado también había armas, centenares de armas que disparaban contra la multitud. Todo era como un cerco: frente a nosotros el Ejército atacaba y desde nosotros se disparaba contra el mitin", afirmó Guevara Niebla.

Más de 1,000 personas fueron detenidas. Guevara Niebla, que será funcionario en la Secretaría de Educación con el próximo presidente, el centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador, estuvo preso dos años y siete meses.

Varios de los líderes de esos años se convirtieron después en dirigentes políticos o de organizaciones civiles, en articulistas y académicos. Uno de ellos es Pablo Gómez, de 71 años, decano de la Cámara de Diputados y miembro del partido Morena de López Obrador.

Se convirtió en legislador en 1979 por el Partido Comunista Mexicano después de una reforma política que permitió entrar al Congreso a fuerzas de izquierda como parte del camino abierto por los estudiantes.

"El movimiento fue derrotado, dejó de existir debido a la represión, pero la lucha por la democracia continuó", dijo Gómez a dpa. "Después continuaron luchas muy diversas, no solamente estudiantiles”.

El régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI) empezó a resquebrajarse. En 2000 perdió el poder por primera vez frente al conservador Partido Acción Nacional (PAN). En diciembre habrá una nueva alternancia hacia la izquierda moderada de López Obrador.

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"Los estudiantes y maestros se unieron en las calles para pedir libertad", dijo Krauze a Radio Fórmula. "Y como quiera, en México hemos vivido en las últimas décadas en una libertad creciente".