Corazones listos para ayudar

La señora Roxana Hidalgo de Garza es la precursora de este movimiento que se basa no solo en un acompañamiento físico, sino también espiritual a personas enfermas

Dicen que a los verdaderos amigos se les conoce en momentos de dificultad, como la enfermedad, y precisamente en estas situaciones un grupo de personas, que se autonombraron “corazones rojos”, brindan acompañamiento para enfermos y su familia, sin importar que hasta ese momento para ellos sean unos completos desconocidos. Esta es su labor.

La señora Roxana Hidalgo de Garza es la precursora de este movimiento que se basa no solo en un acompañamiento físico, sino también espiritual; es un apostolado que inició hace poco más de dos años y que a la fecha ha logrado integrar a cerca de 110 corazones rojos, que visitan enfermos para darles un momento de compañía en su recuperación e, incluso,  durante sus últimos días.  

Martha Castellanos de Crespo, Mariana Covarrubias de Sánchez y Claudia López de Nevarez forman parte de esta agrupación, son ellas quienes de platicar el proyecto y las actividades que logran. Ponen su misión en manos de Dios y la Virgen de Guadalupe. Para muestra, antes de comenzar la plática se reúnen para orar en un pequeño círculo que forman entre ellas. 

Corría el año de 1985, para ser precisos el 19 de septiembre, ese día se registró el sismo que afectó la Ciudad de México en donde residía Roxana Hidalgo con sus padres, cuenta que en ese acontecimiento perdió a una entrañable amiga. A raíz de esto su familia decide mudarse a lugar más tranquilo y llegan a Saltillo.

La señora Hidalgo aquí ha hecho su vida desde entonces, durante muchos años trabajó en los negocios de su esposo hasta hace tres años, desde entonces comenzó a reforzar su parte espiritual y para complementarse como persona buscó la manera de impulsar una causa a fin de ayudar al prójimo, aunque reconoce que al inicio no tenía bien definido qué tipo de labor realizar. 

Omar Ibarra
Las personas visitadas dicen cómo es posible que personas que no me conocen vengan a acompañarme y me dediquen algo de su tiempo
Roxana Hidalgo de Garza

Después de un retiro al que voy y en el que tengo ese encuentro con Dios es cuando empiezo a sentir inquietud por entender cuál era mi misión que tenía yo para dar al mundo y poco a poco fui entendiendo que Dios me pedía trabajar con los enfermos”, relata esta mujer.

Tiene claro que un enfermo, no importa su situación socio económica, siempre necesitará amor y bajo esa consigna comenzó esta labor a la que se sumaron más personas en poco tiempo. Una de ellas fue justamente la señora Martha, cuyo encuentro se dio en la Parroquia de Santa María Reina de los Apóstoles, a donde habían acudido para un primer respaldo.

La precursora de corazones rojos asegura que no es un movimiento improvisado, comenta que ella misma comenzó a establecer una especie de código para guiar las actividades que realizan y todos lo conocen, esto ha permitido que el apostolado se fortalezca, sea aceptado y crezca en dimensiones que no esperaba.

Todos los corazones están conectados a través de un grupo de Whatsapp, explica la señora Mariana Covarrubias, quien platica que la organización y el trabajo realizado se va puliendo conforme a las experiencias que han tenido. “Sí se requiere cierto reglamento, cierta estructura para trabajar y que nos podamos organizar para que lleguemos a esa visita”, explica.

Claudia López recuerda que la mayor parte del día la dedicaba a su trabajo, hasta que un día recibió la invitación para formar parte de este grupo, dice que por sus ocupaciones en un inicio desechó la oportunidad, hasta que un impulso o corazonada la llevó a integrarse y es algo de lo que no se arrepiente.

Pronto cuenta su experiencia de la primera visita que realizó a un hombre enfermo, comparte que por ciertas circunstancias a ella le tocó visitar a esta familia por tercera ocasión, pero cuando llegó se encontró con la noticia de que el paciente había fallecido dos días antes, “eso me marcó de entrada. Igual cada visita es una entrega, ponerte en manos de Dios”, platica.

Las visitas son todas diferentes, aunque hay alguna expectativa por parte del visitador, la última palabra la tiene el paciente; puede ser que dediquen un momento de oración, simplemente una plática e incluso la familia del enfermo también se involucra en estas acciones y resulta reconfortante para todos. 

Luis Catrejón
En dos años han visitado poco más de 100 enfermos. En total han realizado más de mil 200 visitas.
Roxana Hidalgo de Garza

A veces crees que vas con el enfermito y llegamos y no se siente bien o algo, pero la esposa, la hermana o la tía dicen, ‘oigan yo lo necesito’, entonces a veces esa visita es para el familiar, porque es bien pesado cuidar a alguien que por ejemplo está en coma, alguien desahuciado. Es pesado para la familia cargar con los físico y lo emocional”, comenta la iniciadora del proyecto.  

Ella comenta que sus intenciones fueron serias desde un inicio, incluso estudió para convertirse en enfermera, aunque reconoce que durante los primeros cinco meses de los “corazones rojos”, tuvo muchas dudas de cómo cumplir con esta encomienda.

Convertirse en ministro para llevar la comunión, lo que requirió de tres meses de preparación, y un primer enlace con seis enfermos a través de la parroquia, comenzó a aclararle el panorama, esto generó que el movimiento creciera, en un inicio con sus amigas, trece integrantes al principio y después fue más allá de su círculo más cercano.

Los corazones rojos recuerdan la primera visita que hicieron a un enfermo, la califican como un reto porque se trató de una señora de aproximadamente 40 años, madre de dos niñas y que desafortunadamente estaba en fase terminal de un cáncer que a la postre le provocó la muerte.

Sin duda fue una experiencia fuerte porque visitaron a una persona que de forma irremediable estaba cerca de la muerte, en la plática también estuvo presente la madre de la enfermita quien les pidió de favor hacer oración. Cumplieron con el rosario y al final le dejaron un mensaje de fortaleza. Fue la única visita que le hicieron porque días después falleció.

Estas mujeres comentan también que enfermos que alguna vez visitaron o sus familiares, se han unido a esta causa, en otros casos el paciente logró recuperarse y en algunos murió, pero los que se suman al apostolado es como una forma de agradecimiento al sentirse identificados con esas muestras de solidaridad.

“Cada visita de corazones es especial, es única, desde un principio cuando se integran, obviamente es miedo, es incertidumbre, de qué se trata todo esto, pero encuentras ese rostro y ese acompañamiento es un amor que se desborda en la gente y es único para cada corazón”, comenta la señora Mariana. 

Luis Castrejón
Hacemos más o menos cuatro o cinco visitas diarias. El sábado una
Roxana Hidalgo de Garza

Por su parte Martha Castellanos apunta que pudiera pensarse que los corazones son los que van a aportar; los que dedican parte de su tiempo y esfuerzo para brindar compañía y aliento, sin embargo a final de cuentas son ellos los que se llevan mucho más de lo que creían.

Explica que las visitas están programadas con una duración de una hora, aunque siempre están sujetas al desarrollo de la misma, a las necesidades del paciente y lo que vaya solicitando, por esto en muchas ocasiones se llevan agradables sorpresas.

“Nos dice el padre Mario Cruz, que es nuestro padrino, que el amor es creativo y la verdad es que sí porque ya estando ahí te sientas con el abuelito, el escucharlo y tú le sigues la plática. Porque abres tu corazón y te entregas”, comenta Claudia López.

Por otro lado, si bien es cierto que esta labor deja un sentimiento de satisfacción, en contraparte resulta muy complicado no involucrarse en los casos de los enfermos, en especial cuando llega el momento de la muerte. Martha Castellanos dice estar consciente de esto y asegura que justamente en grupo es como se brindan respaldo.

“Desafortunadamente o afortunadamente, no sé cómo lo podamos ver nos ha tocado acompañar a personas que ya están en su etapa final. Dios tiene los planes perfectos para cada quien, llegamos al momento en el que la persona tiene que partir y es el desborde de lágrimas a todo lo que da”, platica la señora Castellanos.

Hasta el momento, de las más de 100 enfermos que han visitado 23 personas ya concluyeron su paso por este mundo y todas son recordadas con especial cariño por parte de los corazones rojos. Pero la alegría es evidente cuando uno de los pacientes logra sanar por completo.    

Comentan que el acompañamiento que hacen en cada uno de los casos se da hasta que la persona involucrada lo decide, son ellos mismos quienes piden que los acompañamientos y el tiempo destinado por los corazones lo dediquen a alguien que esté en una situación más complicada.

Pareciera que es una labor fácil pero detrás de cada visita existe la planeación, estas mujeres señalan que hay un trabajo detrás que no se ve, no les interesa que resalte, sin embargo está ahí. Fuera de eso aseguran que no hay mayores complicaciones y afirman que en los dos años de labor solo han cancelado una visita por causas del grupo.

“El programa de visitas se lanza cada fin de semana y ya cada corazón, libremente y con su disposición de tiempo y horario elije hacer una, dos visitas a la semana, las que quiera, pueden ser en la mañana, en la tarde, y además se confirman las visitas del día siguiente”, expuso la señora López de Nevarez.

Además de las visitas, corazones rojos sirve de manera natural como un gran círculo de oración para casos en los que alguna persona se encuentra entre la vida y la muerte, más de una vez han activado ese mecanismo de fe. Aseguran que con los rezos y la voluntad de Dios se han tenido resultados asombrosos en estas situaciones.   

Otro detalle en particular que fueron aprendiendo de movimientos similares al suyo en otras partes del país, es pedir a los enfermos que recen por personas que estén en una situación parecida a la suya y de esta manera se logra una cadena de oración que también los fortalece espiritualmente. 

Nosotros decimos que somos instrumentos de Dios, no somos nosotros, es Dios quien se manifiesta
Mariana Covarrubias

Los integrantes de este apostolado saben que hay muchas organizaciones que se dedican a proveer y cubrir las fuertes necesidades que tienen los sectores más vulnerables, esto es de gran ayuda para estas personas y lo agradecen pero a su favor comentan que su labor se basa en el otorgamiento del tiempo, que es de los más valioso que tiene cada ser.

“No cualquiera. Ahorita todo mundo corre, con cualquiera que hables. Y el encontrar gente que dé su tiempo y su amor es valiosísimo porque lo dan conscientes de que es eso. Yo siempre les digo, si tú quieres ser un corazón el dinero no va a ser una traba porque aquí no te vamos a pedir un peso”, comentó la señora Hidalgo de Garza.

Por eso Claudia López es clara, dice que para ser parte de este apostolado lo único que se necesita es tener disposición y amor, se trata de una trabajo voluntario, por lo que hay mucha flexibilidad en cuanto a los horarios y visitas que cada quien está dispuesto a regalar.

Entre las personas que han visitado hay un caso muy particular ya que se montó un apoyo especial con el fin de llevar al enfermito a venerar a Conchita Cabrera de Armida que está en proceso de beatificación, se trata de Jaime quien hace algunos años enfermó de influenza y tuvo complicaciones que lo mantienen en cama.

De tal manera que hace dos meses los corazones se organizaron para trasladar al paciente hasta el templo dedicado a esta mujer mexicana, ubicado en San Luis Potosí, a fin de pedir por la salud del paciente y de paso obtener el milagro que falta en el proceso de santificación.

A lo largo de estos dos años de trabajo, que se cumplieron el pasado 27 de noviembre, son innumerables anécdotas y experiencias que los corazones rojos han tenido, las que les permiten enriquecerse como personas.

En más de una ocasión los integrantes de este movimiento comentan que al realizar estas visitas buscaban ofrecer algo de ayuda o respaldo a las personas en los complicados transes que representa una enfermedad, pero afirman que al final son ellos los que reciben más de lo que dan.

“Esto me sigue dando cada día, pero lo más grande es sentir esa satisfacción de poder hacer todo esto con tan poquito, porque es un poquitito de tu tiempo lo único que tienes que dar en este apostolado”, expresa Martha Castellanos.

En eso coinciden el resto de las integrantes que compartieron sus vivencias en esta actividad, la cual está en pleno crecimiento y desarrollo. Saben que no se trata de una idea nueva, pero su movimiento puede ser el más grande y organizado en su tipo en la región, por lo que están dispuestas a darle seguimiento.

Roxana Hidalgo tiene ahora más que nunca la certeza de que Dios cumple sus promesas, mientras que Mariana Covarrubias dice que aún hay mucho por hacer para ayudar a los demás, ella también recoge las palabras del padre Mario Cruz quien pide a los fieles llegar a la noche agotados de servir a los demás.

Claudia López cita otro postulado en el que creen firmemente, el cual señala que Dios no elige a los preparados, sino que prepara a los que elige, afirma que esto aplica a la perfección con las actividades que realizan en este grupo que se formó.

Así estas mujeres platican lo que han logrado hasta el momento, siempre traen a mención a esa fuerza divina que las impulsa para seguir adelante con su noble labor, por su parte aseguran que continuarán con esta misión hasta donde les sea posible. Llevando compañía y amor a quien más lo necesita en su momento de enfermedad.