Conoce todo lo relacionado con el condicionamiento clásico pavloviano
Es curioso cómo multitud de estudios y análisis realizados en un momento dado han podido dar lugar a investigaciones paralelas que han permitido avances muy importantes en todos los niveles. Por esa razón, en esta ocasión vamos a hablar del condicionamiento clásico, un estudio llevado a cabo por Pávlov con sus propios perros a través del cual consiguió obtener algunas conclusiones muy interesantes que vamos a detallar a continuación.
Los estudios de Pávlov realizados con sus perros
No hay duda alguna de que los estudios de Pávlov han tenido una importante repercusión en el ámbito de la psicología, y es que estamos hablando de un descubrimiento accidental a partir del cual se comenzó a establecer una teoría basada en el aprendizaje que nos ha permitido entender lo que es el aprendizaje asociativo a través del condicionamiento clásico.
Desde una perspectiva general, el condicionamiento clásico nos demuestra que podemos sustituir un estímulo por otro menos relevante con el objetivo de conseguir en el sujeto estudiado una reacción igual o muy similar a la del primer estímulo, consiguiendo de esta forma crear una asociación entre ambos estímulos logrando que podamos entender muchas de nuestras reacciones, e incluso también aportándonos un valor muy interesante a la hora de poder aprovechar este concepto en multitud de situaciones que ocurren en el día a día.
A continuación vamos a conocer algunas de las particularidades del experimento que Pávlov realizó con sus perros con el objetivo de entender mejor a lo que nos estamos refiriendo.
Cómo fue el experimento de Pávlov
Básicamente estamos hablando de un experimento muy sencillo que se basaba en obtener información en relación con la celebración de los perros en los momentos en los que estaban frente a la comida.
Es evidente, todos lo sabemos, que cuando tenemos hambre y hay comida, tanto a los perros como a nosotros mismos se nos hace la boca agua, pero evidentemente aquí estaríamos hablando de otra cosa, ya que el objetivo del experimento era someter a los perros a otro estímulo diferente que ellos pudiesen asociar con el estímulo principal de la comida, gracias a lo cual se pudo demostrar que los perros reaccionaban de la misma forma ante este segundo estímulo debido a que tenía la capacidad de crear esa asociación.
Hablamos de un experimento muy sencillo, ya que básicamente lo que hacía era tocar una pequeña campana antes de dar de comer a sus perros, de manera que, tras repetir esta acción en varias ocasiones, fue consciente de que finalmente las ganas de comer se producían con tan sólo tocar la campana y en ausencia del estímulo principal que da la comida, consiguiendo de esta forma comprobar que efectivamente existe esta asociación.
De hecho, este experimento lo habréis podido comprobar vosotros mismos en multitud de ocasiones, por ejemplo cuando acude el perro o el gato en el momento en el que oye que estás tocando el saco de pienso, o si oye que se abre una lata o, incluso, el sonido particular del cajón en el que guardáis sus latas.
Cualquiera de estos sonidos, con pocas repeticiones para conseguir asociarlos al estímulo principal que es la comida que van a recibir, y como saben que esto ocurre posteriormente al sonido, automáticamente acuden puesto que saben lo que toca en ese momento.
Cuáles son los componentes del condicionamiento clásico
Los componentes del condicionamiento clásico son el estímulo incondicionado que sería el principal, es decir, la comida, por otra parte tenemos la respuesta incondicionada que es el modo en que responde el animal a este estímulo que es mediante la segregación de saliva y las ganas de comer, así como otros comportamientos derivados de dicha finalidad.
Seguidamente tenemos el estímulo condicionado que es el estímulo neutro, secundario o, en definitiva, el que vamos a utilizar para asociar al principal que sería por ejemplo la campanilla, y finalmente tenemos la respuesta condicionada que es el modo en que responde el animal a este estímulo condicionado, es decir, salivando como ocurría con la respuesta incondicionada.