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¿Cómo ser feliz en medio de la pandemia?
Durante este confinamiento he tenido días buenos y días malos, y creo que no he sido la única. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), “los efectos de la pandemia sobre la salud mental son sumamente preocupante. El aislamiento social, el miedo al contagio y el fallecimiento de familiares se agravan con la angustia que causa la pérdida de ingresos o del empleo”. La depresión y la ansiedad son algunas de las principales consecuencias del aislamiento, y aunque son patologías que necesitan ser atendidas por especialistas, podemos apoyarnos de técnicas alternas como el ejercicio, la meditación, la aromaterapia y hasta con nuestro propio pensamiento.
“Si cambias tu modo de pensar, puedes cambiar tu vida”, señala la escritora y orientadora psicológica Gill Hasson, quien trabaja como profesora para la Universidad de Sussex y otras organizaciones, impartiendo formaciones de desarrollo personal y profesional para adultos.
Para comprender qué es el pensamiento positivo Hasson recurre al “estilo explicativo” o modo en que cada uno explica las situaciones y los sucesos, y le da sentido y significado a cómo y por qué suceden las cosas.
“Cuando interpretamos de manera positiva, adoptamos una perspectiva favorable del pasado, el presente y el futuro. Lo más probable es que esperemos lo mejor de los demás, y nos veamos a nosotros mismos y nuestras capacidades bajo una luz positiva”, señala la autora de “Practica el pensamiento positivo”. Para “cambiarse al Pensamiento Positivo”, Hasson recomienda la terapia de “Aceptación y Compromiso” que consiste en ser consciente de los pensamientos negativos, sin cuestionarlos, aceptarlos y dejarlos ir para así comprometernos a buscar formas más positivas de pensar, de responder y de comportarnos.
CRECIMENTO POSTRAUMÁTICO
“Cuando acabas de pasar por una experiencia que te destroza la vida y la conmoción y el dolor te desbordan, ya sea la pérdida de la salud, de un ser querido, el trabajo o la seguridad económica, en lo último que piensas es en ser positivo y te preguntas ¿Cómo puede haber un lado positivo?”, reconoce Hasson.
“Pero encontrar algo positivo no significa negar que la situación es demoledora, pero podemos y debemos evitar que nos desborde!, señala. “Primero tendremos que darnos un tiempo para reflexionar sobre lo sucedido y asimilarlo. Luego, aceptar que no hay vuelta atrás, y que nada ni nadie puede cambiar lo acontecido”, puntualiza.
“Después, centrarnos en quién o qué nos ha dado apoyo y ayuda. Este aspecto puede encaminar nuestra mente en una dirección positiva”, apunta. Destaca también que los estudios académicos en este campo de la psicología demuestran que el trauma puede ser un poderoso impulsor del cambio positivo. En la década de 1980, Richard G. Tedeschi y Lawrence G. Calhoun, descubrieron que más de la mitad de los supervivientes de un trauma afirmaban que su vida había cambiado para mejor tras la tragedia, en lo que estos dos psicólogos estadounidenses describieron como “crecimiento postraumático”.
Los participantes de ese estudio referían que se habían vuelto más sabios, fuertes, empáticos y tolerantes con los demás. Además este grupo incidía en que sus relaciones eran más cercanas y que sentían más compasión por otras personas.
¿CÓMO MANEJAR EL CAMBIO?
El mismo filósofo griego que dijo “el cambio es la única constante en la vida” ilustró esta idea, afirmando que “ningún hombre se baña dos veces en el mismo río, porque no es el mismo río y él no es el mismo hombre”, según la psicóloga. “En continuo cambio están, desde el tiempo, la hora y el menú, hasta los partidos en el poder y los programas de TV, pero no significa que los cambios nos gusten o nos acostumbremos a ellos, y la perspectiva de que sean serios, pueden hacer que nos sintamos amenazados y vulnerables”, según Hasson.
“Ante la perspectiva de enfrentarse a un futuro incierto, nos preocupa si seremos capaces de adaptarnos y lidiar con el cabio de circunstancias, y si las cosas saldrán bien”, asevera esta especialista. “El cambio puede ser estresante, pero también lo es resistirse”, concluye. (Con información de la OMS y EFE)