Coahuila, un estado con tinacos vacíos
Por: Francisco Rodríguez
Fotos: Héctor García
Edición: Kowanin Silva
Diseño: Edgar de la Garza
Decenas de ejidos en Coahuila están tapizados de tinacos. Tinacos que afean las fachadas de hogares sin agua. Tinacos en los patios, tinacos en las azoteas, tinacos en medio de calles terrosas, tinas y botes a un costado de tinacos. Tinacos de la gente, tinacos de un estado con energía, tinacos de Conagua.
Tan solo en los últimos años, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) la Secretaria de Desarrollo Social de Coahuila y el municipio de Torreón, han entregado 32 mil tinacos a la población para “fortalecer las acciones estratégicas que aseguran a las familias contar con un elemento de captación y distribución de agua en sus viviendas”, según el argumento del programa “Mi tinaco” de la Dirección de Desarrollo Social de Torreón.
Aunque el argumento no miente, la entrega de un tinaco disfraza otros problemas: la falta de agua, el deficiente sistema, los constantes cortes, el acaparamiento del agua, la mala calidad del agua y el mal servicio, entre otras problemáticas.
Verónica Rodríguez, por ejemplo, no recuerda la última vez que vio salir agua de la llave. “Toda una vida batallando con el agua”, resume la habitante del ejido San Rafael de San Pedro de las Colonias. En 20 años que tiene viviendo aquí, siempre ha sido lo mismo. Hoy le llenan los piperos un tanque que le debe durar 8 días. “A cualquier persona que le pregunte le va a decir que siempre ha batallado”.
En ejidos como San Rafael, San Esteban o San Marcos de San Pedro, ubicados a 10 kilómetros de la cabecera municipal, el agua es asunto de lucha, de supervivencia.
Verónica cuenta que cuando los piperos no quieren entregar agua, la gente se enardece y han llegado hasta los golpes. “Una vez vino el viejo de la pipa y a chingadazos hasta que soltara el agua. Nos hemos agarrado de la greña, que tú, que yo. Se pelean por el agua y con justa razón. Sin agua no la hacemos”, narra.
-¿Ustedes qué estrategias tienen para aprovechar el agua?
-Con el agua que nos bañamos, le pongo una tina y esa la uso para trapear. Llegamos a los extremos. Es una batalladera.
Verónica tiene dos hijos y dos nietos. Su esposo trabaja en una maquila de Torreón. En 20 años que tiene aquí, siempre ha sido lo mismo. “Antes era peor”, aclara.
Y la fachada de su casa se repite en todo el ejido: tinacos y tinacos de 2 mil 500 litros forran las entradas de las casas. En otros ejidos, grandes tinacos de 5 mil litros que entrega la Conagua están postrados sobre terrosas calles a la par que botes y tinas de vecinos se forman para esperar por agua.
¿Y las inversiones?
Como parte del programa municipal “Mi tinaco”, en 2013 y 2014 se entregaron 16 mil tinacos en Torreón con una inversión de 9 millones 963 mil 8 pesos, un promedio por tinaco de 622.6 pesos
Sedeso en 2015 entregó 15 mil 700 tinacos con una inversión de 16 millones 154 mil 44 pesos, a un precio por tinaco de mil 28.92 pesos, 406.32 pesos más de lo que le costó en promedio al municipio de Torreón.
Tan solo los 287 tinacos de 5 mil litros entregados desde 2012 por la Conagua, estiman un beneficio de 55 mil 581 pobladores de distintos ejidos y comunidades. Más los 150 mil pobladores que se estima se logró beneficiar con la entrega de Sedeo y Desarrollo Social de Torreón, suman 205 mil coahuilenses que sufren algún problema de agua. Eso sin contar los coahuilenses que de su propio bolsillo compraron algún tinaco.
En Coahuila, según datos del INEGI, 705 mil 988 viviendas habitadas tienen agua entubada, de las cuales, al 78.5 por ciento se les dota de agua diario, 18.6% cada tercer día, 1.6% una o dos veces por semana y 0.77% esporádicamente.
Brenda Herrera tiene 29 años y vive en el ejido San Rafael de San Pedro. Ella es parte del 0.77% que rara vez, le sale una gota de la llave. Es tan raro, dice con tono sarcástico, que ya no tiene esperanzas.
“Siempre hemos vivido así”, asegura Brenda. Tiene 6 años viviendo en el lugar con su esposo e hijo. El problema en San Rafael, es que el rebombeo de la máquina no sirve y no les llega agua. Ya van tres años desde que se descompuso y de repente, muy de repente salen unas gotas de agua.
“Las pipas tardan hasta 3 meses sin traer agua y cuando la traen la cuidamos mucho, para lavar, bañarnos. Antes la tomábamos pero nos enfermamos todos de diarrea y mejor compramos de garrafón”.
El municipio de Torreón, por ejemplo, ha destinado alrededor de 15 millones de pesos en construcciones o ampliaciones de redes de agua potable y 95 millones en construcción y equipamiento de pozos de agua. Saltillo invirtió cerca de 4 millones en construcción de líneas de agua potable entre 2014 y 2015, según las páginas de transparencia de los municipios. Sin contar las inversiones en drenajes sanitarios.
Jorge Maldonado, Jefe de Campo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) de Matamoros, considera que el agua de hace 100 años sigue siendo la misma que hoy en día, sin embargo, la población y la marcha urbana ha crecido, por lo que el ciclo del agua se ha desfasado. “Lo único que refleja es una falta de planeación. El problema va a seguir creciendo porque cada vez exigimos más drenaje, más servicios básicos. Considero que se va a ir agravando”, estima Maldonado.
Sobrevivir a duras penas
Efraín Juárez es un habitante del ejido San Marcos de San Pedro de las Colonias que, asegura, la pipa nomás llega un día a la semana, llena los tanques de 200 litros y no vuelve hasta la siguiente semana.
“Esperamos, si no, con la garrita de mueble vamos y traemos agua”, platica Efraín. El Sistema Municipal de Aguas de San Pedro reparte el agua en pipas pero la gente tiene que pagar un recibo obligatorio de 58 pesos por el servicio o los empleados de las pipas no les reparten. “Hay ocasiones en que la gente se sube a las pipas, se pelean”, asegura Efraín.
Y el agua que vacían en los tinacos la usan para beber, cocinar, lavar. “Como esté, cochina, con tierra. Luego a uno le duele el estómago”, dice Efraín.
Efraín también es melonero y sabe lo que es pelearse por el agua. El agua de riego, dice, se la dan a unos y a otros no. “Es la corrupción del agua”, comenta, refiriéndose al manejo del agua vía los módulos de riego. “El agua se va a los pequeños nogales, a los que tienen vara alta, es para los amigos”, reprocha. “Antes nos daban para sembrar 1.5 hectáreas y otra media para sembrar maíz, frijol, comer de ahí”, recuerda.
Jorge Maldonado, el especialista del Inifap cree que mucha de esa escasa planeación que provoca las problemáticas de abasto de agua, se debe a la corrupción, el compañerismo y los compadrazgos que existen. Ejemplifica el tema de los módulos de riego, donde quienes distribuyen el agua colocan obstáculos a unos y facilidades a otros. O el tema agropecuario, donde los principales productores son los más privilegiados en la dación de agua.
Vicente de Paul Álvarez Reyna, investigador y especialista en el manejo de agua de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), critica que en la región existe un mal manejo del recurso hídrico, pues 85 por ciento de lo que se extrae se destina al sector agrícola.
Los culpables, señala, son los encargados de la administración del agua, pues hay concesiones que deberían estar controladas. “Se supone checan los volúmenes de extracción permitida pero se ven funcionando bombas las 24 horas, todos los días. La extracción es mayor a lo concesionado”, comenta.
Menciona que siempre se tendrá un déficit en la recarga del acuífero, pues se saca el doble de lo que se recarga. Expone que la frontera agrícola y ganadera está excedida, sin embargo, los mismos productores cierran las puertas y no permiten inspecciones, sin nadie que haga nada.
Además, cuando se les apoya con la tecnificación del riego, logran economizar agua pero deciden sembrar más. “No hay esta conciencia de ahorrar agua, buscan extender la superficie y no hay control ni cultura”, explica el investigador de la Narro.
Álvarez Reyna propone, como medida para modificar la cultura, emplear un método de pago a quienes ahorren agua, como se buscó en su momento con los bonos de carbón. “Sería una forma de recuperar la cuenca”.
Problema profundo
Desde 2010, la Comisión Nacional del Agua ha autorizado la perforación de 346 nuevos pozos en Coahuila, 134 en 2014. El municipio de Parras es donde se han dado 97 permisos desde 2010, la mayor cantidad de los 38 municipios.
En la Comarca Lagunera de Coahuila se han dado 120 permisos de perforación, 34.6% del total de permisos en la entidad y es la única zona donde se han dado de baja 120 pozos por agotamiento en el mismo lapso.
Y hasta la gente como Azucena Contreras se queja porque ellos, los habitantes, tienen que perforar pozos frente a sus casas para sacar agua. Las pipas arriban miércoles y sábado pero para ella y su esposo, que crían marranos y gallinas, el agua no les alcanza.
“A veces queremos correr, mucha gente sí se ha ido, huyen de la falta de agua”, comenta Azucena. Jorge Maldonado del Inifap, apunta a que los problemas de salud, ocasionados por el arsénico, van ocasionar o ya están ocasionando la migración de personas.
El especialista Vicente de Paul Álvarez, comenta que el deterioro en la calidad de agua se debe a las grandes extracciones sin control, pues existe un déficit en la recarga del acuífero de por lo menos 800 millones de metros cúbicos cada año.
En Torreón, por ejemplo, 11 (12.5%) de 83 pozos y tanques que abastecen de agua a los cerca de 650 mil habitantes de Torreón, están por encima de la Norma Oficial Mexicana en concentración de arsénico, que es de 0.025 miligramos por litro de agua, mientras que 49 (55.6%) pozos están por encima de la Norma Internacional, que es de 0.010 miligramos por litro de agua.
Lo anterior según la evaluación semestral del propio Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) de Torreón. Únicamente 23 de 83 pozos están por debajo de los .010 mg/l.
Además, de las 49 norias que están por arriba de lo que sugiere la Norma Internacional, 21 tienen más de 0.020 mg/l y 9 de ellos rozan la Norma Mexicana al tener 0.024 mg/l.
Ante el problema del arsénico, la Comisión Estatal de Aguas y Saneamiento (CEAS) ha invertido desde 2011, 206 millones 969 mil 607.08 pesos en 27 filtros anti arsénico en La Laguna, 17 de ellos en Torreón. Específicamente en Torreón, se han invertido 116 millones 827 mil pesos, según datos entregados a través de una solicitud de información.
El CEAS invirtió, por ejemplo, más de 6 millones en un filtro en el Fraccionamiento Los Fresnos, cuya concentración de arsénico es de 0.032 mg/l, y según el Simas, el filtro es el único fuera de servicio.
Otro caso es la inversión de 4.7 millones de pesos en el filtro del pozo de la colonia Luis Echeverría. Con todo y el filtro, la cantidad de arsénico es de 0.019 mg/l, es decir, arriba de la Norma Internacional.
Según el CEAS, ya se invirtieron 7.1 millones de pesos en un filtro anti arsénico en la colonia Compresora, sin embargo según el Simas, el mismo está en proceso de construcción. Los niveles de arsénico allí son de 0.0254 mg/l.
Es un estado pues, que parcha los problemas de agua con tinacos y filtros.