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Cascos Blancos agradecen Oscar, pero anhelan la paz en Siria
Miembros del grupo de Defensa Civil Siria, un equipo de unos 3,000 voluntarios que suministran ayuda en las áreas bajo control insurgente, manifestaron hoy su alegría por que la producción que muestra su trabajo ganase el Oscar en la categoría de mejor corto documental.
La cinta de 40 minutos de Netflix, "The White Helmets" ("Cascos Blancos") relata las historias de voluntarios de esta organización mientras buscan entre los edificios destruidos por los bombardeos en las áreas bajo control rebelde.
"Estamos contentos de que nuestros sacrificios se hayan visto y el sufrimiento de nuestra gente haya podido llegar a muchas personas en todo el mundo", dijo a dpa con voz temblorosa Abdel Rahman Hassan de los Casos Blancos.
"Nuestro objetivo es salvar gente, protegerla y confiar en que la guerra acabe pronto para que la paz regrese a nuestro pueblo", dijo .
La película se hizo para mostrar la difícil tarea que afrontan los voluntarios de la Defensa Civial Sira en su día a día, así como el sufrimiento de un pueblo "atrapado en la peor guerra del siglo", añadió Hassan.
Integrantes de los Cascos Blancos no pudieron asistir a la ceremonia debido a la prohibición de entrar a Estados Unidos impuesta a los sirios por el nuevo Gobierno de Washington.
El director Orlando von Einsiedel, que recogió el premio en su nombre, puso al público en pie cuando instó en su discurso de agradecimiento a levantarse y pedir el fin de la guerra de Siria, que está por entrar en su sexto año.
Jaled Jatib, un voluntario de los Cascos Azules que trabajó de camarógrafo para la película, manifestó en un comunicado su satisfacción con el Oscar. Pone de manifiesto que "la gente se preocupa de nosotros.
"Este premio es para todos los voluntarios de los Cascos Azules y la gente en el mundo que trabaja por la paz", dijo Jatib, que iba a asistir a la ceremonia pero se le impidió viajar a Estados Unidos por problemas de visado.
Raed Saleh, director de los Cascos Azules subrayó que los voluntarios no están contentos de hacer lo que hacen. "Odiamos la realidad en la que vivimos", dijo Saleh. "Lo que queremos no es que siga, sino más bien intentar que acabe este trabajo".
Los Cascos Azules aseguran han salvado 60,000 personas en las áreas bajo control insurgente, sobre todo en ciudades que han sido duramente bombardeadas como Alepo.
Los que apoyan al Gobierno sirio acusan al grupo de tener lazos con las facciones islámicas de la línea más conservadora, inclusive la rama de Al Qaeda en Syria.
"Ser Casco Blanco es humano, ser Casco Blanco en Siria es legendario", dijo Abdul Kafi, un activista de la organización en el este de Alepo.