A cuatro días de que VANGUARDIA revelara que Eduardo Álvarez, director general del Consejo Estatal de Agua y Saneamiento (CEAS), incurría en enriquecimiento ilícito, la dependencia se ha mantenido en silencio.

El pasado jueves se dio a conocer que Álvarez ha amasado una notoria riqueza en donde se incluye una mansión, una colección de autos antiguos, un rancho y un departamento en la Ciudad de México. Asimismo se pudo conocer que el funcionario tiene incrustados aviadores en la nómina estatal.

De acuerdo con información allegada a VANGUARDIA, Álvarez ha obtenido dividendos a través de una serie de desvíos de recursos y pagos a empresas “fantasma”, todo en una maquinaria al interior de la dependencia.

Además, el directivo –según datos obtenidos– obtiene recursos de la Comisión Nacional del Agua que se debieran destinar a plantas de tratamiento, aunque se termina depositando en empresas que supuestamente hacen trabajos de mantenimiento.

En sus declaraciones patrimoniales ante la Secretaría de Fiscalización y Rendición de Cuentas no se especifican los lugares donde se localizan sus bienes reportados, además de que omite varias de sus posesiones.