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Bourdain, el irreverente chef que dio voz a todas las cocinas del mundo
Las cocinas de Armenia, Omán, Uruguay y Nigeria son solo algunas de las centenares de gastronomías que el chef neoyorquino Anthony Bourdain acercó a millones de hogares alrededor del globo a lo largo de su dilatada carrera televisiva, que estuvo marcada por su carácter irreverente.
"¿Realmente queremos viajar en papamóviles herméticamente cerrados a través de las provincias rurales de Francia, México y el Lejano Oriente comiendo solo en Hard Rock Cafe y McDonald's?", se preguntaba Bourdain en uno de sus libros más famosos, "Confesiones de un chef”.
"¿O queremos comer sin miedo, devorando el guiso local, la humilde carne misteriosa de la taquería, la cabeza de pescado ligeramente asada? Sé lo que quiero. Lo quiero todo. Quiero probar todo una vez", continuaba en esa obra el cocinero, que decidió terminar hoy con su vida a la edad de 61 años.
Bourdain optó por ahorcarse, según la Fiscalía francesa, en su habitación en Kaysersberg (este de Francia), lugar en el que se encontraba trabajando en un episodio sobre la cocina de Estrasburgo para su programa "Parts Unknown", del canal estadounidense CNN.
El estadounidense, además, había visitado recientemente Asturias, donde rodó un capítulo con el cocinero español José Andrés, amigo suyo.
Este fue el punto final de la vida de uno de los chefs más queridos y aclamados del panorama estadounidense, un hombre que supo sacarle partido a su humor, carisma y conocimiento sobre el sector gastronómico para construir una figura ampliamente respetada.
Antes de alcanzar la fama a los 44 años, tras publicar el éxito de ventas "Confesiones de un chef", Bourdain reconoció en varias entrevistas que su situación financiera era deplorable: debía enormes cantidades de deuda, no disponía de seguro médico e, incluso, no podía pagar su alquiler.
El chef habló también sin tapujos de sus pasadas adicciones a diferentes drogas, una etapa que logró superar a mediados de los ochenta.
Después de graduarse del Instituto Culinario de EU en 1978, el entonces veinteañero Bourdain empezó a trabajar y, posteriormente, dirigió numerosos restaurantes en Nueva York; un ecosistema complicado y con gran presión que le hizo crecer como chef.
Su creciente fama a nivel local le llevó a escribir varios artículos en una de las revistas de profundidad más famosas de su ciudad y el mundo: The New Yorker.
Bajo el título "No coma antes de leer esto", Bourdain redactó en esa publicación unas líneas que sorprendieron a propios y extraños, y empezaron a dejar entrever el carácter descarado de un hombre que en 1999 superaba ya la cuarta década de edad.
Ese escrito fue el primer paso hacia su ya ampliamente conocida carrera televisiva y como escritor, que le llevó a recorrer centenares de rincones del globo y probar y dar a conocer a las cocinas locales.
Desde entonces, "A Cook's Tour" ("El tour de un cocinero") (2002-2003), "No Reservations" ("Sin Reservas") (2005-2012), "The Layover" ("La Escala") (2011-2013) y "Parts Unknown" ("Partes Desconocidas") (2013-2018) fueron los programas que Bourdain presentó.
Uno de los momentos televisivos más recordados del célebre chef se dio en una entrevista que hizo en 2016 al entonces presidente estadounidense Barack Obama (2009-2017) en Hanoi (Vietnam), en uno de los episodios del último programa que lideró.
En ese capítulo, Obama, que se encontraba en Asia de viaje oficial, y Bourdain se reunieron en un restaurante típico vietnamita para hablar sobre la cultura y la cocina de ese país durante una cena que costó 6 dólares por cabeza, según reveló después el propio chef.
Admirado por millones de espectadores y galardonado por los sectores gastronómicos y televisivos, Bourdain pasará a la historia como uno de los chefs más influyentes del principio del siglo XXI, a la altura del cocinero español Ferran Adrià y del estadounidense Thomas Keller, entre otros.
La muerte de Bourdain dejó huérfana de padre a su única hija, Ariane, de 11 años, que vive con la que fuera esposa del chef entre 2007 y 2016, Ottavia Busia.
El suicidio del chef Bourdain pone fin a una intensa vida de fogones y viajes
El popular chef estadounidense Anthony Bourdain, de 61 años, protagonista de una exitosa carrera delante y detrás de las cámaras, se suicidó hoy en Francia mientras estaba trabajando en un próximo programa sobre la ciudad de Estrasburgo.
La noticia, a media mañana de este viernes, sorprendió a los millones de seguidores que durante décadas disfrutaron de sus platos, sus programas de televisión y de una personalidad que transmitía una especial pasión por la vida y por descubrir el mundo que le rodeaba, como testimonian sus emisiones.
Bourdain fue hallado muerto en su habitación de un hotel en Kaysersberg (Alsacia, este), por su amigo francés Éric Ripert, propietario del restaurante Le Bernardin de Nueva York.
En esta región francesa, a menos de 40 kilómetros de Alemania, el cocinero preparaba una nueva emisión de "Parts Unknown" para la cadena de televisión CNN, cuyos presentadores avanzaban hoy entre lágrimas el terrible final de una de sus estrellas.
El fiscal de Colmar, Christian de Rocquigny du Fayel, confirmó a Efe que Bourdain se quitó la vida ahorcándose sin que nada haga pensar por el momento que una tercera persona pudo intervenir en su muerte, aunque la Gendarmería continúa ahora la investigación para tratar de esclarecer las circunstancias.
En el pintoresco hotel de lujo donde se alojaba, "una casa de prestigio con espíritu familiar" según se anuncia en su página web, el personal ha recibido orden de no pronunciarse.
Tras un largo silencio, una recepcionista anuncia por teléfono que no pueden dar información sobre lo que ha sucedido ni sobre el cliente.
A pesar de la cordialidad y amabilidad de la que Bourdain hacía gala en sus emisiones, era su carácter espontáneo e incluso las palabras malsonantes que se le escapaban de vez en cuando las que conquistaron al público estadounidense.
A la televisión entró en 2005 tras haber pasado por los fogones más populares de Nueva York, como la Brasserie Les Halles.
Su experiencia quedó retratada en "Kitchen Confidential: Adventures in the Culinary Underbelly" (Confidencias de cocina: aventuras en el vientre culinario), unas memorias que le auparon como ensayista y en cuestión de un par de años como "showman" de televisión.
Primero llegó "A Cook's Tour", con el que Bourdain mostraba la cocina local de numerosos países, un formato que triunfó durante casi dos décadas y que fue continuado en "No Reservations" (Travel Channel), entre 2005 y 2012, y desde entonces en "Parts Unknown" (CNN).
Con esta emisión se llevó al expresidente estadounidense Barack Obama a Vietnam, a un restaurante local en el que cenaron por seis dólares y que más tarde acabó exponiendo entre cristales la mesa donde ambos habían comido.
Amigo también del chef español José Andrés, con quien recientemente rodó otro episodio de su programa en la región española de Asturias (norte), y que hoy se despedía de él en su cuenta de Twitter con una imagen del estadounidense sentado en un ferry, en Hong Kong.
"Amigo mío... sé que estás en un ferry yendo a algún sitio maravilloso... todavía tenías tantos sitios que mostrarnos, susurrando a nuestras almas las grandes posibilidades más allá de lo que podíamos ver con nuestros propios ojos. Solo tú veías la belleza en todo", escribió.
La fotografía que le acompañaba databa de hace tan solo unos días, cuando la pareja de Bourdin, la actriz italiana Asia Argento, la subió a su Instagram para anunciar que se había encargado de dirigir el último episodio de "Parts Unknown”.
Además de por su carrera profesional, el chef era reconocido por su pasión por el Jiu-Jitsu brasileño, deporte con el que se mantenía en forma, pero también por su compromiso en la lucha contra el acoso sexual.
Bourdin fue el principal apoyo de Argento cuando esta denunció oficialmente en octubre al productor estadounidense Harvey Weinstein por haberla violado con 21 años, cuando participaba en el Festival de Cannes.
Días después, cuando el director estadounidense Quentin Tarantino reconoció haber estado al tanto de las actuaciones de Weinstein, Bourdin no dudó en condenarlo públicamente a cargar "durante toda su vida con la complicidad y la vergüenza”.
Bourdin estaba comprometido con los suyos, sus platos y, en general, el mundo que le rodeaba, al que instaba: "Abre tu mente, levántate del sofá, muévete".