Bancos de EU aún no pueden celebrar la reforma fiscal de Trump

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Bancos de EU aún no pueden celebrar la reforma fiscal de Trump

Anuncio de Golmand Sachs en una pantalla de Wall Street. Foto: AP
Aunque los bancos, al igual que la mayoría de las empresas estadounidenses, probablemente se beneficien a largo plazo de las nuevas leyes impositivas, estas van a lastrar sus balances en un principio.

Los bancos y Donald Trump parecían entenderse muy bien desde el principio. La elección del magnate inmobiliario como presidente de Estados Unidos espoleó la cotización de las acciones de los bancos, Trump se rodeó de grandes figuras de Wall Street y anunció que flexibilizaría las reglas en los mercados financieros. Sin embargo, la gran esperanza del sector bancario fue desde el principio una masiva reducción de los impuestos.

Esta ya es un hecho, por lo que en realidad Golmand Sachs y compañía deberían estar de fiesta. Sin embargo, en vez de celebrar, los gigantes del sector financiero advierten de que la reforma fiscal trae consigo gastos por varios miles de millones de dólares. ¿Qué ocurrió?

Aunque los bancos, al igual que la mayoría de las empresas estadounidenses, probablemente se beneficien a largo plazo de las nuevas leyes impositivas, estas van a lastrar sus balances en un principio. Goldman Sachs, por ejemplo, advirtió de que sus resultados en el último trimestre de 2016 serían poco halagüeños porque debido a la reforma fiscal tuvo que contabilizar gastos extraordinarios por unos 5,000 millones de dólares. Citigroup incluso anunció una amortización de 20,000 millones de dólares.

El mayor banco de Estados Unidos, el JPMorgan Chase, arrancó hoy la presentación de cuentas: en el cuarto trimestre del año pasado registró un cargo extraordinario de 2,400 millones de dólares por la reforma de impuestos. A pesar de las elevadas amortizaciones, el presidente de la entidad, Jamie Dimon, calificó la reforma como "muy positiva". Dimon tiene motivos para estar satisfecho: el banco obtuvo 4,200 millones de dólares de beneficios antes de impuestos en el cuarto trimestre. En todo 2017 ganó 24,400 millones de dólares.

El logotipo de JPMorgan Chase & Co. se muestra en su sede en Nueva York. Foto: AP

En ese sentido, los expertos reaccionan con serenidad. "Los inversores simplemente deberían centrarse en el negocio principal", recomienda Ken Leon, del centro de análisis neoyorquino CFRA. Respecto a las amortizaciones, se trata de efectos contables excepcionales que no afectan directamente al negocio y que no representan un movimiento de efectivo. Generalmente, los bolsistas se interesan mucho más por números que han sido ajustados a tales factores especiales.

Y a más largo plazo, nadie tiene por qué preocuparse, opina Leon. "En 2018 veremos resultados excelentes", asegura. Además, los bancos se beneficiarán masivamente de la reducción del impuesto de sociedades de un 35 a un 21 por ciento, explica el analista. Al fin y al cabo, a los accionistas solo les interesan los efectos que la reforma fiscal tendrá sobre sus futuros réditos, y aquí hay motivo de sobra para el optimismo. Por esto, las advertencias sobre una merma de los beneficios hasta el momento no han inquietado a los operadores en la bolsa y las acciones de los bancos estadounidenses apenas se han visto afectadas.

¿Cuál es el origen de las enormes amortizaciones? Por un lado, la bajada de impuestos de Trump supone que los bancos podrán desgravarse un porcentaje menor por pérdidas registradas en el pasado, por ejemplo las derivadas de la crisis financiera. Esto afecta considerablemente al Citigroup y también a rivales como el Bank of America, Barclays, Credit Suisse o Deutsche Bank. El banco más grande de Alemania prevé una amortización de 1,500 millones de euros.

Fachada de un Citigroup. Foto: Info7

Por otro lado, los beneficios trasladados hasta ahora al exterior, eludiendo así el pago de impuestos en Estados Unidos, van a ser gravados con un impuesto especial único de entre un ocho y un 1.,5 por ciento al volver al país, lo que podría lastrar los balances de Goldman y JPMorgan. Pero los impuestos sobre el capital acumulado fuera de Estados Unidos no pesará tanto. Las empresas tendrán que enfrentarse a fuertes amortizaciones al principio pero podrán pagar esas cantidades hasta en ocho plazos de aquí a 2025.

Lo que sí es seguro es que los resultados trimestrales de los bancos van a ser mucho menos previsibles que antes, porque la reforma fiscal invita a aplicar todo tipo de trucos a la hora de hacer el balance. Por ejemplo, los bancos podrían aprovechar la oportunidad de reportar en el último momento gastos que en 2017 todavía podían amortizarse a un tipo impositivo mayor.

Sin embargo, no todos todos los bancos reportaron cargos adicionales. Wells Fargo se benefició de inmediato de la reforma fiscal y hoy anunció un beneficio de casi 6,200 millones de dólares en el cuarto trimestre, mientras que en todo el año ganó 22,200 millones.