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‘Baby: El Aprendiz del Crimen’, Adrenalina y diversión
Se necesita mucho talento para lograr diversión de calidad en el cine. Pudiera pensarse que cualquiera puede hacer reír, que las obras que se hicieron para pasar un buen rato son superficiales, de menor importancia comparadas con las verdaderas “obras artísticas” (lo que sea que eso signifique). No existe diversión de más calidad que la del director inglés Edgar Wright. Armado de un talentoso elenco, tanto de actores jóvenes como más experimentados, un automóvil y un soundtrack espectacular, ha dado a luz a su bebé más rápido, uno que, como sus hermanos, se mueve a un ritmo cuidadoso y fluido, repleto de un humor inteligente que brinda momentos inolvidables. “Baby: El Aprendiz del Crimen” (“Baby Driver”) es para divertirse, pero la manufactura con que fue creado denota el gran talento de su padre.
La cinta trata sobre un joven llamado Baby, que tiene una deuda con un jefe criminal y para saldarla deberá ofrecerle su más grande habilidad: conducir. Armado siempre de un iPod y unos audífonos, Baby maneja como endemoniado al ritmo de la canción que suene, ayudando a asaltantes y maleantes a escapar de sus atracos. Pero él no quiere seguir ahí para siempre. Atormentado por un pasado trágico, decide que una vez saldada su deuda tendrá una vida más tranquila, sobre todo luego de conocer a una adorable chica mesera de quien se enamora. Pero su jefe no está dispuesto a que alguien con sus habilidades renuncie así como así. Rodeado de otros criminales, tendrá que buscar la manera de ganarles en la persecución más importante de su vida.
No puedo hacer más que ovacionar de pie a Edgar Wright. El cineasta ha logrado de manera consistente hacer películas divertidísimas, entrañables, inteligentes y llenas de energía. Desde su “trilogía Cornetto”: “Shaun of the Dead” (2004), “Hot Fuzz” (2007) y “The World’s End” (2013), hasta su adaptación de comic tributo a los videojuegos “Scott Pilgrim vs. The World” (2010), el director no ha dado un paso en falso. Cada una de sus cintas tiene una personalidad única y al mismo tiempo lleva su marca impresa por todos lados, su firma indeleble, la voz de un autor. Es el ejemplo viviente de que un director de comedia (podríamos decir que casi todas sus cintas lo son) no es ningún artista menor. Wright tiene un talento sin precedentes para la edición y sus guiones (ha escrito los de todas sus películas) saben perfectamente lo que hacen en cada segundo, cuándo cómo y dónde soltar una broma o una secuencia de acción.
Y es por estas razones que “Baby Driver” es fabulosa. A diferencia de su “trilogía Cornetto”, no es una cinta que juegue con los géneros cinematográficos, ni con la narrativa de un mundo extraño como “Scott Pilgrim”. Se trata quizá de su obra más anclada a la realidad, por así decirlo. Una realidad que se mantiene consistente: es una cinta de acción y persecuciones de carros. En este sentido, guarda mayor cercanía con “Hot Fuzz”, aunque no es la única vez que Wright a dirigido acción. Pero es en “Baby Driver” donde la acción toma un papel fundamental, mucho más importante que en el resto de su filmografía. La película hermana tres cosas: los carros, la música y la historia. Tres elementos que danzan al ritmo de un soundtrack que incluye T. Rex, Queen y Los Beach Boys. Las tres cosas se complementan, se desarrollan de forma paralela y una sobre otra. Todo tiene que ver con el ritmo. Con un guion sólido y una edición capaz de robarnos el aliento, todo fluye en sincronía casi perfecta.
Exceptuando “Hot Fuzz”, quizá sea la cinta donde Wright trabaja acción más orgánica, es decir con pocos efectos especiales por computadora y más cosas reales, en este caso automóviles. Además, a diferencia de “Hot Fuzz”, que está repleta de cortes rápidos y exagerados, en una parodia de las películas de acción noventeras, “Baby Driver” no quiere burlarse, sino más bien brindar acción bien hecha que se sostenga por su propia cuenta. Las persecuciones son una danza espectacular, coreografías fantásticas que dependen muy poco de los elementos digitales. Y la música, que casi no deja de sonar en ningún momento, estén o no manejando algún coche, vuelve a esta cinta casi un musical o, mejor dicho, un largo video musical de 113 minutos. Volvemos al ritmo, así como Baby maneja acorde a lo que escucha, la cinta se mueve de la misma forma a lo largo de todas sus escenas.
¿Pero no hay ningún defecto en esta cinta tan perfecta? Podríamos decir que su mayor problema son sus personajes. El elenco de la cinta tiene el carismático talento de Ansel Elgort, en el papel protagónico, y Lily James, en el del interés romántico. Así como la voz de la experiencia en Kevin Spacey, Jamie Foxx y Jon Hamm (por fin dejando atrás a Don Draper de “Mad Men”). De los dos primeros podemos decir que tienen química y si bien el protagonista tiene un pasado que explorar, no hay nada más que decir de ellos: él es el héroe, ella la damisela en peligro. Posiblemente sean los otros tres quienes más llaman la atención, pero tampoco porque sus personajes sean muy interesantes, sino porque los actores son fabulosos, brindan líneas increíbles y son capaces de enamorarnos tan solo con la enorme presencia que tienen en pantalla. ¿Y la mexicana Eiza González? Pues hace lo que tiene que hacer, ser guapa y letal.
En resumen: si quiere pasar un buen rato en el cine, este es el entretenimiento de calidad que está buscando. Una historia sencilla, pero en manos de un experto. Repleta de emocionantes secuencias de acción, buena música y personajes protagonistas de escenas que están destinadas a convertirse en clásicos de culto. El entretenimiento no está peleado con la calidad. Yo estoy seguro que, en algún futuro, las escuelas de cine pondrán “Baby Driver” como ejemplo en las clases de edición. Y aunque esta cinta quizá sea la que menos se acerca al género de comedia, no deja de brindar diversión pura. La dosis es la adecuada, siéntese, abróchese su cinturón y relájese.
> Director: Edgar Wright.
>Elenco: Ansel Elgort, Kevin Spacey, Lily James, Eiza González, Jon Hamm, Jamie Foxx, Jon Bernthal.
>Género: Acción.
>Clasificación: B
>Duración: 113 minutos
Calificación 9 de diez