Con la crisis economica que ha dejado la pandemia por coronavirus en México y el mundo, el desempleo es una de las consecuencias que más ha golpeado a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Desde el inicio del gobierno de AMLO y hasta diciembre de 2019, el registro de trabajadores en el IMSS presentó un incrementó de 381 mil 551 puestos. Lo logrado en un año y 4 meses se derrumbó pues tan sólo en abril,  se registró una disminución mensual de 555 mil 247 puestos, equivalente a una tasa mensual de -2.7 por ciento.

Con lo cual, sumando marzo, se han perdido 685 mil 840 empleos durante los dos meses que se lleva de contingencia.

En la más reciente crisis económica que vivió México entre 2008 y 2009, el impacto fue menor. 

El 59 por ciento de las plazas pérdidas en abril correspondió a empleos permanentes, con una reducción de 319 mil 961 puestos de trabajo, mientras que el 41 por ciento restante eran empleos de trabajadores eventuales.

La caída del empleo pone nuevamente el debate sobre las ayudas a las empresas en la mesa. López Obrador ha insistido en las últimas semanas que su Gobierno no destinará recursos públicos para el rescate de compañías que han comenzado a mostrar su desesperación a las puertas de Palacio Nacional.

Sin un programa de estímulos para las empresas el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) teme que el desempleo alcance el millón de personas en los próximos meses, según ha insistido el presidente de la patronal, Carlos Salazar.

La presión desde Estados Unidos, a través de las industrias que están integradas en los dos países, pone a sectores como el automotriz y el aeronáutico como fuertes candidatos a ser los primeros en reanudar sus actividades. Ambos países aguardan ansiosos la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC), el próximo 1 de julio.