2017: ¿La Primavera de Coahuila?

¿Qué rol jugarán las redes sociales en este proceso electoral? El número de hogares conectados se duplicó de la última elección a la fecha, por lo que hay mayor presencia en internet por parte de un sector politizado
Ilustración: Vanguardia/Alejandro Medina

Como ninguna otra en la historia contemporánea de Coahuila, la elección de 2017 se decidirá en las redes sociales de los Millennials. Sí, en las redes sociales de los Millennials.

No es una expectativa personal ni un lugar común. Tampoco se sobredimensiona el efecto de la “Generación Y” (nacidos entre 1983 y 2000) en la vida política de la entidad. 

Sencillamente la dinámica social se ha transformado en el último lustro pero el fenómeno parece pasar desapercibido electoralmente: el ciclo de la información, tradicionalmente vertical, se está convirtiendo a pasos agigantados en una conversación horizontal. En el mismo periodo que los medios de comunicación (primordialmente televisión, radio y periódicos, en ese orden) han perdido la confianza de sus auditorios en el País, la cifra de usuarios conectados a internet en el Estado (ya sea desde los hogares o teléfonos móviles) se ha duplicado en cinco años. Hay un desplazamiento directamente proporcional de un segmento a otro.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH 2016), publicada el 14 de marzo por el INEGI, en Coahuila hay un millón 774 mil usuarios de internet, de los cuales 88.7% lo usa “para comunicarse”, 85.2% “para obtener información” y 77.4% “para acceder a redes sociales”. 

Y profundizando más en el estudio salta una cifra que cierra el círculo: 36.3% de los usuarios (644 mil 658 personas) se ubica en el intervalo de los 18 a los 34 años de edad. Es decir, son ciudadanos pero también Millennials. Ese grupo, a su vez, comprende 39.9% de la lista nominal en Coahuila (825 mil 058 ciudadanos).

El cruce de todas las variables anteriores arroja una hipótesis: el milénico coahuilense con credencial para votar, que rehúye a los medios tradicionales y se informa en internet, con residencia en zonas urbanas de Saltillo y Torreón principalmente, es mayoría dentro del universo de votantes, y sus redes sociales marcarán el rumbo de la elección de Gobernador. Me explico.

Ilustración: Vanguardia/Alejandro Medina

Un nuevo espacio social; ilusión de emancipación democrática

 

Si bien hay factores que tratarán de influir en la decisión del 4 de junio para mantener el statu quo, como las dádivas gubernamentales, el intento por alterar la opinión púbica, o la retórica del miedo y la pérdida de privilegios que propala el grupo en el poder, por citar algunos, ninguno de estos permea en la esfera individual del milénico. Por el contrario, aislado en una tecnología que –aparentemente- da poder, vincula y facilita el acceso al conocimiento, éste ha creado una coraza impermeable a los agentes externos que habitualmente impactan en otros colectivos. Y es lógico que las características de internet le despierten ilusiones de emancipación democrática, como definiera el filósofo español Daniel Innerarity.

Así, mientras la propaganda oficial se desarrolla en espacios acotados por el Código Electoral, en la red se gesta una nueva modalidad de espacio social en el que se desarrollan sociedades de información. Cada uno es, al mismo tiempo, observador y observado, emisor y destinatario.

No hay duda de que dicho fenómeno ha favorecido la democratización de varios países, y como paradigma se puede mencionar La Primavera Árabe de 2010 a 2013 en 20 países de África y Oriente Medio que provocó manifestaciones, cambios gubernamentales, guerras civiles y caídas de regímenes dictatoriales a partir de la participación activa en internet. Sin embargo, los efectos sociales varían en función del contexto en que se despliegan. La información no fluye en el vacío sino en un espacio político que ya está ocupado, organizado y estructurado en términos de poder, como recuerda Innerarity. Sería ingenuo, por tanto, pensar que internet produce idénticos resultados en países –incluso en regiones- diversas.

“Queremos el mundo”… pero en la relativa comodidad del mundo digital
“Queremos el mundo y lo queremos ahora”, pregonaba Jim Morrison hace 50 años a nombre de una generación que, estadísticamente, permanecía excluida de la toma de decisiones, un espacio reservado a los mayores.

Luego la pirámide poblacional se invirtió y la dinámica social cambió. El momento que reclamaba Morrison ha llegado, pero materializado en la relativa “comodidad” del mundo digital, sin ocupación física de los espacios públicos.

¿Es verdad que los ciudadanos son más escuchados en el ciberespacio, y que las redes descentralizan las audiencias, favorecen la flexibilidad de las organizaciones y posibilitan la desintermediación de la actividad política?"
Umberto Eco, en su libro ‘De la estupidez a la locura’.

Al respecto la ENDUTIH 2016 muestra un dato revelador: en 2011, año de la última elección para Gobernador de Coahuila, el 24.9% de los hogares estaba conectado a internet. Un año antes de iniciar las campañas de 2017, la cifra alcanzaba el 52.2% de los hogares (426 mil 472 de los 816 614 que hay). Es decir, en cinco años se duplicó el porcentaje y tomando en cuenta que mayo de 2016 fue la fecha en que se levantó la encuesta, para mayo de 2017 es lógico que sea mayor el crecimiento y actualmente ronde el 57% de los hogares. 

A su vez, en el Estado hay un millón 802 mil 156 usuarios de teléfono móvil, de los cuales 81.2% lo usa diariamente.

Como se advierte al principio de este artículo, es obligatorio contrastar dicha tendencia con un ejercicio realizado por la empresa Parametría denominado “Encuesta de confianza en medios de comunicación”, difundido el pasado 3 de marzo. 

Entre junio de 2011 (reitero, fecha de las últimas elecciones para Gobernador de Coahuila) y enero de 2017, la desconfianza hacia los noticieros de televisión aumentó a nivel nacional de 53 a 83%, hacia los noticieros de radio también creció de 52 a 81% en el mismo periodo, y hacia los periódicos del 58 al 79%.

La participación cívica, como se puede apreciar, está alterando las características del periodismo. Ha provocado que éste, gradualmente, vaya haciéndose más interactivo, diverso e inmediato. En su obra “Alternative and Activist New Media”, Lievrouw identifica que “la cultura de los medios de comunicación en la era digital se ha hecho más personal, escéptica, irónica, perecedera, idiosincrática, colaboradora y casi inconcebiblemente diversificada”.

Una caja de resonancia  inédita y sin antecedentes

Aunque no existen puntos de referencia o comparación anteriores a 2014, la elección de 2017 se decidirá, fundamentalmente, en los asentamientos urbanos más importantes del Estado: Saltillo y Torreón, y en plataformas que aviven la temporalidad de la información y velocidad de contagio, indispensable para el cambio social. Twitter, la más significativa.
En Torreón existen 169 mil 542 hogares con conexión a internet (56.7% del total). En cambio en Saltillo hay 148 mil 151 hogares de 228 mil 754 totales (64.8% del total). En cuanto a usuarios con conexión móvil a internet mediante un teléfono inteligente, existen 331 mil 663 en Saltillo y 479 mil 389 en Torreón. 

Entre ambas ciudades suman 811 mil 052 personas. Se trata de un escenario inédito, sin antecedentes.

Ahora bien, ¿es verdad que los ciudadanos son más escuchados en el ciberespacio, y que las redes descentralizan las audiencias, favorecen la flexibilidad de las organizaciones y posibilitan la desintermediación de la actividad política? 

“Puede que los mecanismos de exclusión hayan cambiado”, reflexiona Innerarity, “pero eso no significa que hayan desaparecido”. Es cierto que las nuevas tecnologías permiten una suerte de “ciudadanía monitora”, una vigilancia crítica por parte del público que tiene efectos democratizadores, pero también hay fenómenos de censura y vigilancia regresiva que, contrario a lo que se cree, ejercen más los proveedores de internet y menos los gobiernos. El asunto es más comercial que político. Un ejemplo son los trending topics de Twitter, objeto de una moderación políticamente orientada que no refleja exactamente el comportamiento de los usuarios.

Por lo demás, internet no deja de ser una caja de resonancia universal tanto para representaciones anodinas como las más serias; es la vitrina de aspiraciones espontáneas, de reivindicaciones legítimas o arbitrarias, de proyectos consecuentes y también de los inconsistentes. 

Si la vida misma se está digitalizando a pasos agigantados, ¿por qué las elecciones no deberían seguir la misma suerte?

Indecisos, y en una sociedad líquida

Recién publicó El Financiero una encuesta de preferencia electoral para Gobernador de Coahuila. Aunque los instrumentos demoscópicos de predicción desde 2015 pocas veces coinciden con la realidad, el ejercicio arroja un dato interesante: 56% de los encuestados (de una muestra muy pequeña, justo es decirlo) no sabe por quién votar. 
Está indeciso, como se le conoce en el argot.

Extrapolando el dato, eso significa que de 2 millones 065 mil posibles votantes en Coahuila (registrados en la lista nominal), un millón 156 mil no saben, en este momento y previo al inicio de las campañas, por quién votarán o si votarán realmente.

A ello hay que sumar que del millón 774 mil 594 usuarios de internet en Coahuila, el 74.1% del total tiene un nivel escolar inferior a preparatoria (un millón 316 mil 494 personas) y 86.4% del total accede desde su hogar (un millón 532 mil 667 personas). Ambas circunstancias también condicionan la elección final.

Ante un escenario así, cabe señalar, es imposible pronosticar un ganador. A nadie se puede descartar porque todos tienen probabilidades. Todos. Evidentemente algunos parten con ventaja y otros servirán de comparsa.

El 2 de abril inician las campañas de promoción al voto para elegir Gobernador, mismas que durarán 60 días. No hay ningún candidato que, por edad, represente a los Millennials de Coahuila, así que serán otras las afinidades que impulsarán a tomar una decisión, y particularmente “el capital de la información”, concepto acuñado por el holandés Cees J. Hamelink en el libro “La ética del ciberespacio” y que implica “la capacidad financiera para pagar por el uso de redes y servicios de información, la habilidad técnica para manejar infraestructura de redes, la capacidad intelectual de filtrar y evaluar información, y también la motivación para buscar información activamente y la habilidad de traducir la información en prácticas sociales”.

Lo decía Umberto Eco parafraseando a Zygmunt Bauman en su último libro, “De la estupidez a la locura”: “vivimos en una sociedad líquida que, para ser entendida y tal vez superada, exige nuevos instrumentos. El problema es que la política y en gran parte la intelligentsia todavía no han comprendido el alcance del fenómeno”.

El 4 de junio confirmaremos si realmente internet ha aumentado la esfera pública en Coahuila, y hasta qué punto ha hecho posible nuevas formas de participación, ampliando el poder de la gente frente a las élites.

@luiscarlosplata