En un atentado contra un centro de vacunación de la polio en Quetta, en el suroeste de Pakistán, murieron al menos 15 personas.

"No murieron niños", dijo un médico en un hospital civil de la ciudad, que no ha querido identificarse. El portavoz de la policía Dilawar Khan dijo, que la detonación mató a 13 policías y dos civiles. Además 25 personas, entre ellas varios miembros de las fuerzas de seguridad, resultaron heridas y el estado de dos de ellas es grave.

Las campañas de vacunación en Pakistán se vigilan atentamente. Decenas de enfermeras, cooperantes y policías han muerto en los últimos años por ataques de islamistas. Algunos consideran que las vacunaciones son una treta para esterilizar a musulmanes.

El ministerio de salud de la provincia comunicó que la campaña de vacunación se interrumpirá hasta nueva orden.

En Pakistán se inició hace dos días una gran iniciativa para vacunar de la polio a 2.4 millones de niños menores de cinco años.

Pakistán y Afganistán son los únicos países del mundo en los que los niños siguen corriendo el riesgo de enfermar de parálisis infantil.

En 2015 la cifra de nuevos contagios remitió considerablemente: 51 casos en comparación a los 306 de 2014. El éxito se debió en gran parte a la ofensiva militar contra los extremistas, que permitió el acceso a nuevas campañas de vacunación en zonas a las que antes no se podía acceder.

El responsable de la policía de Quetta, Manzoor Sarwar Chaudhry, dijo: "Estamos investigando si el hecho es atentado suicida". Se ha empleado "una bomba de al menos siete kilos".

Casi al mismo tiempo, en la ciudad afgana de Yalalabad se registró un atentado cerca del consulado paquistaní en el que murieron cuatro policías. Los residentes informaron también de un tiroteo tras la detonación.