A 120 kms de Saltillo, rastros de vida de casi 30 mil años

Hallazgo en Concha del Oro, una fábrica de cuchillas de más de 20 mil años: Los descubrimientos más antiguos de presencia humana en el continente, 15 mil años antes de lo pensado, tienen perfil manufacturero

De acuerdo con la investigación arqueológica de la cueva de Chiquihuite, en Concepción del Oro, Zacatecas, los artefactos de piedra localizados tienen un perfil manufacturero y demostrarían que en el sitio se realizó un proceso de enseñanza-aprendizaje, el cual data de entre 20 mil y 30 mil años.

Estos hallazgos: cuchillas, raspadores, puntas, azuelas y elementos puntiagudos ensamblados sistemáticamente, los más antiguos del continente, sugieren que la presencia del ser humano en América data de hace más de 30 mil años, duplicando la estimación aceptada hasta el momento. 

“Su industria lítica (de piedra) no tiene paralelo en el continente y sus rasgos cualitativos sugieren una tecnología madura”, detalla el texto publicado en Nature.

Pero, ¿a qué se refieren con tecnología madura hace más de 20 mil años? Según la descripción de las piezas, “el ensamblaje revela habilidades avanzadas de separación de piezas aplicada a una materia prima desafiante, representada por variedades verdes y negruzcas de piedra caliza recristalizada”.

La selectividad geológica observada en la fabricación de herramientas de piedra refleja una toma de decisiones consciente y un conocimiento íntimo del stock de piedra disponible, detalla la investigación encabezada por el arqueólogo mexicano Ciprián Ardelean, académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas. 

“Los repetidos golpes fallidos y las reparaciones de errores son otro indicador confiable de intencionalidad, orientación experta y aprendizaje.

“La firma tecnológica aparente de esta industria es el punto transversal, que está bien representado en el ensamblaje”, apunta el documento.

El equipo de investigadores, con su equipo de protección y linternas, busca ADN antiguo de animales y plantas y toma muestras dentro de la cueva del Chiquihuite. Fotos: DEVLIN GANDY/ NATIONAL GEOGRAPHIC
No hay evidencia genética convincente de una presencia humana anterior a 15 mil años atrás”.
David Reich, genetista de Harvard.

Hallazgo en Concha del Oro: una fábrica de cuchillas de más de 20 mil años

La cueva del Chiquihuite, cercana al ejido Guadalupe Garzón, en Concepción del Oro, Zacatecas, ha sacudido la línea de tiempo del ser humano en América, sugiriendo que su presencia data de hace más de 30 mil años.

El hallazgo de artefactos de piedra, encabezado por Ciprián Ardelean, arqueólogo mexicano que se desempeña como investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), abrió el debate en la comunidad científica tras su publicación el 22 de julio en la revista Nature.

No es para menos, el registro arqueológico más antiguo de México también sería el más vetusto del continente y contrasta con la opinión generalizada de que la población en América comenzó hace unos 15 mil o 16 mil años, con base en la evidencia genética y artefactos encontrados en sitios que incluyen el Monte Verde II, en Chile.

“Cuando veo que se hace un reclamo que es tan drástico, entonces la evidencia tiene que estar allí para corroborar el reclamo”, cuestiona el arqueólogo Kurt Rademaker, de la Universidad Estatal de Michigan en East Lansing.

Su duda es válida. En la inspección del sitio también se intentó identificar ADN humano antiguo en todas las capas de análisis, sin embargo, no se encontró evidencia dentro de las muestras.

Si hubo personas en América del Norte tan temprano, no está claro qué les sucedió. “No hay evidencia genética convincente de una presencia humana anterior a 15 mil años atrás”, dice el genetista David Reich, de la Facultad de Medicina de Harvard.

Esto lo reconoce la propia investigación publicada en Nature, a la que VANGUARDIA tuvo acceso, pero “esto no niega la presencia humana en la cueva de Chiquihuite, ya que la probabilidad de detectar ADN humano antiguo de los sedimentos de la cueva demostró ser baja”.

La conclusión del equipo de trabajo es clara: “La presencia humana en el LGM (Último Máximo Glacial, por sus siglas en inglés) y pre-LGM está respaldada por artefactos de piedra”, que corroboran hallazgos previos en el continente de evidencia cultural que data de entre 26 mil 500 y 19 mil años atrás.

“Los cuales retrasan las fechas de dispersión humana en la región, posiblemente hace 33 mil-31 mil años atrás”, expone el documento.

 UNA FÁBRICA DE CUCHILLAS

Dada la longitud de los diferentes estratos en los que se encontraron los artefactos de piedra y la evidencia de residuos químicos que sugieren la presencia humana en la cueva del Chiquihuite, los investigadores consideran que es probable que los humanos usaran el sitio de manera relativamente constante.

“Tal vez en episodios estacionales recurrentes que fueron parte de ciclos migratorios más grandes (…) los ocupantes de la cueva aparentemente se adaptaron a las altitudes y los paisajes montañosos, mostrando un patrón de comportamiento que, hasta donde sabemos, era previamente desconocido en el registro arqueológico de América”, subraya la investigación.

Además, los aproximadamente mil 900 artefactos de piedra revelan una vocación manufacturera sin precedente: cuchillas, raspadores, puntas, azuelas y elementos puntiagudos.

“Su industria lítica (de piedra) no tiene paralelo en el continente y sus rasgos cualitativos sugieren una tecnología madura, posiblemente traída de otros lugares antes del LGM”, detalla.

Labor. Los investigadores han recolectado cuchilas, raspadores y puntas en esta cueva, ubicada en Concepción del Oro, Zacatecas. Fotos: Devlin Gand/National Geographic/Nature

Pero, ¿a qué se refieren con tecnología madura de hace más de 20 mil años? De acuerdo con la descripción de los artefactos encontrados, “el ensamblaje revela habilidades avanzadas de separación de piezas, aplicada a una materia prima desafiante, representada consistentemente por variedades verdes y negruzcas de piedra caliza recristalizada”.

“Los artefactos líticos se hicieron casi exclusivamente (más del 90%) de las variedades verdes o negruzcas, lo que revela selectividad intencional. Aunque es raro, las calizas verdes o negras están disponibles en las proximidades del sitio, en forma de pequeños nódulos sueltos que se han erosionado de fuentes geológicas aún no identificadas.

“Los resultados de los análisis petrográficos sugieren que estas calizas particulares no pertenecen a la petrología de la cueva, ya que son morfológicamente diferentes de la roca que conforma las paredes y el techo, así como del material clástico gris dominante”, puntualiza la investigación divulgada por Nature.

La selectividad geológica observada en la fabricación de herramientas de piedra, refleja una toma de decisiones consciente y un conocimiento íntimo del stock de piedra disponible. Incluso se encuentran algunas piezas de piedra caliza gris en el sitio, probablemente como resultado de la prueba de nódulos de piedra durante la elección del material.

“Las herramientas se fabricaron principalmente en piezas previamente extraídas (principalmente transversales) y pequeños nódulos tabulares e irregulares (3–7 cm de dimensión máxima). La técnica dominante es la percusión directa, con piezas de presión ocasionalmente utilizadas para el aislamiento de la plataforma.

“Las piezas se transformaron en herramientas mediante retoques marginales y recortes de percusión. Una tipología preliminar incluye núcleos, piezas, cuchillas, restos de piezas modificadas o usadas, raspadores, puntas, azuelas y elementos puntiagudos formados por fractura de los bordes de la piedra caliza y láminas de calcita”, describe la investigación.

 Y ADEMÁS ERA ESCUELA

 Los artefactos, que incluyen piezas primarias, secundarias y terciarias, sugieren que hubo orientación y aprendizaje durante su elaboración. No solo estamos ante los primeros hallazgos de un taller o fábrica en el continente, sino también ante la que podría ser una suerte de primera escuela.

“Los repetidos golpes fallidos y las reparaciones de errores son otro indicador confiable de intencionalidad, orientación experta y aprendizaje”.

“Las bases se fortalecieron mediante rectificado de bordes, con puntos facetados o aislados, destinados a un impacto bien controlado (…) la firma tecnológica aparente de esta industria es el punto transversal, que está bien representado en el ensamblaje”.

La producción de cuchillas, apunta el texto de Nature, está representada en el sitio con cuchillas de esquina, pero también con cuchillas curvas y prismáticas.

“La abundancia de cuchillas y fragmentos de cuchillas, con bordes usados, sugiere una tecnología microlítica (…) la mayoría de estas herramientas son de una sola cara, pero hay otras con doble cara”.

En conclusión, las combinaciones tecno-morfológicas recurrentes en el ensamblaje revelan intencionalidad y sistematización evidentes en la creación de artefactos hechos por el hombre, así como una estandarización evidente a nivel de piezas individuales.

“En general, el conjunto representa una industria lítica sin similitudes evidentes con ninguno de los otros complejos culturales de las épocas del Pleistoceno o el Holoceno temprano conocidas en América”, destaca.

Es así como la cueva del Chiquihuite aporta nueva evidencia de los primeros humanos que ocuparon América, aunque se requiere más trabajo de ADN, arqueológico y ambiental para dilucidar mejor los orígenes de sus habitantes, su relación bicultural con otros grupos y el camino que sus antepasados siguieron en el continente.

Los investigadores revisan los restos de animales encontrados en la cueva.

Una pregunta sin respuesta es por qué no se ha reconocido ningún sitio arqueológico de edad equivalente a la cueva del Chiquihuite en los Estados Unidos continentales, suponiendo que, con un punto de entrada al Estrecho de Bering, las primeras personas que se expandieron hacia el sur deben haber pasado por esa área, cuestiona la revista Nature en un artículo anexo a la publicación.

Sin embargo, se podría presumir que los primeros sitios arqueológicos ahora están sumergidos en alta mar por el aumento del nivel del mar al final de la última edad de hielo. 

"Tal vez en episodios estacionales recurrentes que fueron parte de ciclos migratorios más grandes (…) los ocupantes de la cueva aparentemente se adaptaron a las altitudes y los paisajes montañosos, mostrando un patrón de comportamiento que, hasta donde sabemos, era previamente desconocido en el registro arqueológico de América”, subraya la investigación

"Las piezas se transformaron en herramientas mediante retoques marginales, mediante recortes de percusión. Una tipología preliminar incluye núcleos, piezas, cuchillas, restos de piezas modificadas o usadas, raspadores, puntas, azuelas y elementos puntiagudos formados por fractura de los bordes de la piedra caliza y láminas de calcita”, describe la investigación.

Las dos versiones

* Las evidencias científicas y la opinión generalizada apuntan a que la población en América empezó hace 15 mil años, pero el hallazgo en Zacatecas sugiere que pudo haber sido hace 30 mil años, pese a que no se encontró ADN que lo compruebe.

* Los científicos que cuestionan el hallazgo señalan que las herramientas de piedra podrían haberse desplazado a capas más profundas por la actividad geológica o biológica, tal vez movidas por animales excavadores, haciéndolos parecer más viejos de lo que realmente son.

* Al respecto, la investigación de Ciprián Ardelean señala que la inclinación de los depósitos habría permitido el desplazamiento horizontal a lo largo de estratos individuales, pero “el movimiento vertical sustancial es poco probable, dados los lechos de grava apretados y las unidades de barro”.