Leona, La Insurgenta. Cuando Saltillo se llamó Ciudad Leona Vicario
María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador fue reconocida por propios y extraños como una auténtica heroína en la guerra por la Independencia de México, por ello, un día de 1827, la dama recibió en su casa un comunicado que le entregó personalmente un oficial.
No era el primero que recibía o enviaba bajo ese protocolo pues, aunque de familia acomodada, desde los 20 años participó del lado de los insurgentes que comandaba Miguel Hidalgo, y gran parte de la labor desempeñada por aquella niña de sociedad para apoyar a los rebeldes era organizar el servicio de correos independentista.
“De nuevo el corazón le saltó del pecho, esperando un golpe. Pero al leer la carta sus ojos se iluminaron”, según describe la historiadora y novelista Celia del Palacio en su libro ´Leona´ (www.sumadeletras.com.mx).
“Cuando Andrés [Quintana Roo] llegó esa noche, después de sus consabidas reuniones secretas, Leona lo esperaba en su despacho.
“–¿Qué pasa corazón? –Se alarmó el abogado–. ¡Son casi las doce y no te has dormido!
“–No podía esperar para darte la noticia.
“La cara de Leona era un sol cuando llegó a abrazarlo.
“-¡Me estás asustando, amor! ¡Dime ya!
“-La legislatura de Coahuila y Tejas (sic) propuso cambiar el nombre de la ciudad de Saltillo por el de Leona Vicario.
“El diputado perdió la compostura. La alzó en el aire como si fuera una chiquilla y la besó en las mejillas y en la boca:
“- ¡Te lo mereces todo, amor mío! Ya era hora de que se dieron cuenta de quién eres tú y lo que has hecho por este País”.
La escena anterior fue descrita por Celia del Palacio, historiadora de uno de los personajes más apasionados y fundamentales de la Independencia de México. Leona es, además muy cercana a los coahuilenses, porque, en efecto, el 5 de noviembre de 1827 se concedió a la Villa de Santiago del Saltillo el título de Ciudad, bajo el nombre de Leona Vicario, en reconocimiento a la heroína de la Independencia.
Al mismo tiempo, el vecino pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, fundado por pioneros de aquel grupo indígena, cambió su nombre por el de Villalongín, en honor a otro insurgente, el destacado militar michoacano Manuel Villalongín.
Sería hasta el 4 de marzo de 1834 que el Congreso coahuilense decretó la unión de ambas poblaciones bajo el nombre de Saltillo. (Pablo M. Cuéllar, Historia de la Ciudad de Saltillo)
Asimismo, se suprimieron los municipios de San Francisco y San Miguel de Aguayo, que se reincorporaron a la municipalidad de Monclova.
Un texto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) indica que, en 1810, al iniciar la Guerra de Independencia, Vicario se unió a los insurgentes. Desde la ciudad de México les proporcionaba información de lo que acontecía, además ayudó con bienes a la causa libertaria.
Su trabajo la ubica como la primera periodista, -o al menos una de las primeras- de lo que hoy es México. Expuso sus ideas e informó de la labor de los independentistas en los diarios “El Ilustrador Americano”, “El Semanario Patriótico Americano” y en “El Federalista”. Mediante informes publicados en el Ilustrador, tuvo una comunicación clave con los llamados “rebeldes”.
En 1813 contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo; sin embargo, su tío Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, desconoció el enlace porque el joven era de clase social más baja; con todo su matrimonio se mantuvo.
Culminada la lucha de Independencia, Leona Vicario colaboraba en “El Federalista”, periódico en el que enfrenta a Lucas Alamán, quien dijo que las mujeres habían ido a la guerra solo por amor a sus hombres.
Ella escribió en su columna: “Confiese Sr. Alamán que no sólo el amor es el móvil de las mujeres; que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los sentimientos de la gloria y la libertad no les son extraños... Por lo que a mí toca, sé decir que mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido absolutamente en ellas, y en este punto he obrado con total independencia... Me persuado de que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas, y a las que por efecto de su educación hayan contraído un hábito servil. De ambas clases hay también muchísimos hombres.”
El 21 de agosto de 1842 murió Leona Vicario, una de las más destacadas figuras de la Independencia. Hasta la fecha es la única mujer a quien México le han rendido honores de Estado.
A cuatro días de su muerte, le fue concedido por el Congreso el título honorífico de Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria.