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‘Un estado de cosas’: Recorridos urbanos con las letras y los lentes
La ciudad, como todos los elementos de la vida cotidiana, puede pasar a formar parte del fondo y perder su forma en medio del trajín y las preocupaciones diarias, pero basta un pequeño empujón para que recupere su esencia y veamos con otros ojos lo que siempre estuvo ahí.
Esta es una de las reflexiones y exploraciones a las que invitan la fotógrafa Criss Poulain y la poeta Iza Rangel con su exposición de fotografías intervenidas “Un estado de cosas”, que inauguraron el pasado jueves en Estudio 280.
La colaboración se dio, como contaron para VANGUARDIA, luego de que Criss leyera y tomara inspiración del poema homónimo de Rangel, donde la autora busca a través de la repetición de la palabra “ciudad” despojarla a su vez de significado para que el lector recupere y llene de su propia experiencia al término.
“En el poema se repite mucho ‘mi ciudad’, ‘mi ciudad’, siempre estoy hablando mucho de eso y puede ser cualquier ciudad; por medio de la repetición yo pretendía que se vaciara el significado de lo que comúnmente entendemos como ciudad para que después la persona que lee vaya llenando el sentido y construyendo lo que es la ciudad”, explicó la poeta.
Este ejercicio en el que “tú cargas de sentido a partir de cómo vas viviendo la ciudad” llevó a la fotógrafa, no a ilustrar el poema, sino a crear una serie de imágenes paralelas con base en dicha actividad.
Pero el trabajar con la urbe como sujeto de sus fotografías fue para Poulain un reto, pues está acostumbrada a trabajar dentro de su estudio y con otro tipo de modelos, además de que tuvo que enfrentarse el exterior de otra manera.
“Yo siempre trabajo con lo íntimo, con lo mío y aprendí a ver la intimidad de otras cosas y en otras personas”, comentó Criss, “a mí me dan ataques de pánico si voy como en las noches, caminando”.
“Entonces pude tomar consciencia de los lugares y de las personas como para crear una intimidad”, continuó y a lo cual Rangel agregó que es además una experiencia en la cual la fotógrafa pudo, como artista, comenzar a ver desde otra perspectiva y ya no tanto hacia el interior.
“Pude notar que siempre recorría como que los mismos lugares, porque camino seis o siete kilómetros al día y fui agarrando los detalles que siempre veía al pasar; por ejemplo los zapatos colgados, las personas que voy conociendo. Y empiezo a hacer esta conversación entre las palabras y la imagen, entrelazándolas y creando otras con el poema en sí”, expresó la fotógrafa.
Las piezas a nivel técnico unen la imagen y el texto a través de la intervención, juegan con los significados de ambos elementos; rompen las fotos, las unen con hilos, las tapan con las palabras y hablan de la identidad del lugar y de sus habitantes, del recorrido, de las desapariciones, de la memoria y de la búsqueda y el encuentro con lo especial en medio de lo cotidiano.
“Es una conversación entre las palabras y las imágenes”, mencionaron las dos, “como ella y yo que estamos siempre todo el tiempo hablando. Es un reflejo de una de nuestras conversaciones”.
La serie de 12 fotografías intervenidas están a la venta y estará expuestas por un mes en el nuevo hogar de Estudio 280, ubicado en la calle de Obregón, subiendo Victoria, a un costado del Cinema Río Alameda.