Refugiada trans narra en Saltillo el viacrucis que sufrió en su país por su condición sexual
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Refugiada trans narra en Saltillo el viacrucis que sufrió en su país por su condición sexual
Cada día, miles de personas solicitan refugio, y en Saltillo, además de que la agencia de la ONU para los refugiados ha salvaguardado a personas que lo requieren por causas de violencia imperante y pobreza, también ha recibido casos en de personas que abandonan sus países por además sufrir severa discriminación por su condición sexual o de género.
El testimonio de Arlyn es solo uno de los miles de casos que existen en México y de los 25 que hay en Saltillo sobre este tipo. En su mayoría, las personas son de países como Honduras, El Salvador y Guatemala.
“¿Cuánto me he construido desde que estuve caída? Estoy a más de a la mitad”, es el diagnóstico que da el día de hoy a su vida Arlyn Hernández, una de las primeras trans refugiadas en Saltillo a partir del programa de la ONU, después de que le dieran un ultimátum de 24 horas a su vida en Honduras por no ceder a una extorsión.
Su entrada por Tapachula fue en mayo de 2017. Arlyn cargaba una mochila con una serie de incógnitas sobre lo que vendría en su destino, antes de ponerse en contacto con las organizaciones y con la Comar.
“El primer paso es tener paciencia”, expresa sobre los procesos que realiza la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, quienes realizan el trámite a través de entrevistas escritas y posteriormente habladas.
Después se puso en contacto con la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Saltillo, y la organización San Aelredo, A.C.; quienes empezaron el proceso para su integración en la ciudad, buscándole un empleo a través del programa, y también un lugar donde pudiera vivir.
Cuando llegó, dos empresas le ofrecieron empleo. Se quedó con un cargo en una tienda de autoservicio en el área de panadería, pero después cambió a General Motors, donde también le otorgaron todas las prestaciones que se ofrecen por ley en el país.
“Voy por un empleo mejor y fue cuando me cambié. Después entré a clases de estilismo, siempre quise ser estilista”, expresa.
Hoy, la hondureña también tiene una barber shop que atiende por las tardes al oriente de la ciudad.
“¿Cuánto me he construido de donde estaba caída? Quiero decirte que estoy a más de la mitad. Hoy estoy muy bien”, dice Arlyn.
El caso fue presentado en un evento realizado por el ACNUR, la organización San Aelredo y la Clínica Condesa, donde también participó Bianca Rodríguez, una mujer trans salvadoreña que trabaja con poblaciones refugiadas como el caso de Arlyn, y que ha sido reconocida por la misma oficina de la ONU por su labor.
“Si Arlyn no hubiese salido, sería una cifra más dentro de una fosa común”, expresa.
Para contextualizar, dice que en los tres países de Centroamérica que son los que más exportan migración hacia el norte de América, las mujeres trans tienen una expectativa de vida que apenas alcanza los 33 años.
Aunque se ha hecho un amplio trabajo, Noé Ruiz Malacara también dice que en la ciudad existen pocos casos como los de Arlyn, sobre refugiadas de la población trans, puesto que la gran mayoría de ellas deciden ubicarse en la Ciudad de México gracias a un programa que existe en la Clínica Condesa para llevar un tratamiento de hormonas.
“En su mayoría, las mujeres que llegan aquí buscan trabajar, y el tratamiento no es su prioridad”, expresa.
En su último mensaje, Arlyn menciona que al día de hoy su vista sobre la ciudad es que los saltillenses le han abierto muchas puertas para salir adelante, agradeciendo la oportunidad a las organizaciones que evitaron se convirtiera en un deceso más sin justicia.
“Estoy agradecida primeramente con Dios, y con toda la gente que me ha apoyado. Estoy muy agradecida con los saltillenses que me han abierto muchas puertas para estar hasta donde estoy ahora: muy agradecida con todos ustedes”, expresa Arlyn.